Capítulo 16 "-Solo hazlo rápido"

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En multimedia: Emma fingiendo dormir.

No sé cuánto tiempo he estado paralizada del susto, mi corazón sigue bombeando con suma rapidez y mis piernas se han quedado clavadas en el suelo.

-¡No te preocupes! -escucho exclamar a Mad -Solo está sorprendida de verte.

-Entiendo -responde Daniel sin despegar sus ojos de mí.

Trago saliva intentando que el nudo en mi garganta se disipe.

-Bueno... -habla Mad incómoda ante nuestro supuesto juego de mirada -Yo ya me iba. ¡Pásenla bien!

Rápidamente reacciono apartando mi vista de Daniel y centrándome en ella.

-¡NO! -grito -No te vayas, por favor. Eh, tú... Podrías... ¡QUÉDATE A DORMIR!

A pesar de que ya tiene la puerta entre sus manos, se queda mirándome fijamente sin entender mi reacción.

-No puedo -confiesa -Tengo cosas que hacer. Estarás bien, Em. Pasaré mañana, nos vemos.

Quizás solo vengas a ver a mi cadáver...

Y así nada más quedamos Daniel y yo a solas.

Trago saliva cuando Mad cierra la puerta y Daniel sigue sin despegar la mirada de mí. Sus ojos están más azules que de costumbre y brillan peculiarmente.

-Necesitamos hablar, Em -su voz retumba en todo el salón dejando un ligero eco en mis oídos.

No digo nada, siento que mi lengua está trabada o enredada y mi cerebro se ha apagado momentáneamente.

Pero cuando noto que disimuladamente empieza a dar diminutos pasos hacia mí, es como si un balde de agua cayera sobre mi cabeza y me hiciera reaccionar. Rápidamente mis pies despiertan y empiezan a retroceder.

-¡No te me acerques, Daniel! -exclamo.

Seguimos ese ritmo de avanzar y retroceder hasta que mis pies chocan con las escaleras y yo caigo torpemente hacia atrás.

Él rápidamente se acerca a mí y pone sus manos en mi cintura.

Con suma rapidez lo aparto de mí.

-¡NO ME TOQUES! -chillo como una niña de dos años.

Él se aleja unos pasos con la mirada triste y perdida.

-Emma, déjame explicarte...

-¡INTENTASTE ASESINARME!

De alguna manera logro ponerme de pie nuevamente y lo encaro, aunque mis piernas sigan temblando como dos pedazos de gelatina.

-Yo no intenté asesinarte -se defiende rápidamente.

-¡Ja! -rio irónicamente -Por supuesto, sólo estabas "lavándome un poco"

-No estoy para bromas, Em -dice un poco enfadado -Escúchame.

-¡NO ME LLAMES EM!

Sé que estoy actuando de manera muy infantil, pero es la única defensa que tengo en este momento. No lo admitiría en voz alta pero estoy que muero del miedo.

-¡BASTA! -estalla Daniel agarrándome del brazo.

Pego un pequeño salto del susto al escuchar como eleva la voz.

Este malditamente sexy hombre me asesinará, y sé que algunas pensarán que eso sería candente o algo así, pero juro que estar en este lugar es bastante aterrador.

ADAM (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora