Capítulo 9 "-¡Me lastimas!"

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Ha sido una mala organización de mi parte despertarme a las dos de la tarde.

De hecho me desperté mucho antes, pero quise dormir más. Últimamente tengo demasiado sueño y no sé el motivo. ¿Debería preocuparme?

Supongo que no. Es solo sueño, debe ser estrés acumulado.

Me he pasado el resto de la tarde buscando alguna prenda que sea decente pero no tan formal. Al final me decidí por unos jeans, botas y una blusa bordo. La verdad es que nunca me importó eso de la moda...

Siento a mi celular vibrar y frunzo el ceño. Lo desbloqueo y me sorprendo al encontrar un mensaje.

Es Daniel. Por algún motivo me ruborizo.

¡Buenas! Sólo quería saber cómo estabas. ¿Encontraste trabajo?
PD: la reparación del jarrón va bastante bien.

El jarrón... Espero que todo salga bien.

Tecleo una respuesta rápida.

Estoy bien, gracias. , ¡encontré trabajo!
PD: No sabes lo agradecida que estoy.

Me voy a la cocina y me sirvo un vaso de jugo de naranja, lo bebo rápidamente.

Papá dijo que me inscribiría en clases de conducción, jamás lo hizo... Quizás esta sea la oportunidad de aprender, es decir, ahora que no está.

Mi celular vuelve a vibrar con otro mensaje.

¿Dónde es? ¿A qué hora sales? Podría ir a buscarte... Si quieres.

Me quedo pensando un momento y recuerdo lo sospechoso que fue aquella llamada al local comercial y concluyo que sería bueno decirle a Daniel dónde estaré y que vaya por mí, solo por si acaso.

Alquiler de películas "Destello". Me encantaría que me buscaras, salgo a las ocho.

Guardo el celular en mi bolsillo y salgo de la casa. Me aseguro de cerrar bien la puerta y me dirijo a la parada de autobuses.

Daniel es tan amable... Y ahora podría decir que es el único amigo que tengo y no me resulta tan triste, excepto por el hecho de que Mad ya no está en mi lista de amigos. La perdonaría, por supuesto que sí, pero me cuesta asimilar que conmigo siempre fue tan libre, jamás le importó lo que los demás pensaran y ahora... Es como si fuese otra persona, no la Mad con la cual crecí. Además, se atrevió a decir que debían volver a meterme en aquel lugar...

Suspiro dramáticamente.

Sin darme cuenta ya me encuentro en la parada y un autobús se acerca por la calle anterior.

El autobús se detiene frente a mí y rápidamente me introduzco en su interior. Pago el pasaje y me siento en una de las sillas libres de atrás.

Me pregunto cómo será la señora que me contestó el teléfono y quién será la persona que le habló, eso obviamente indica que no está sola. ¿Habrá alguien más? ¿Será divertido? ¿Querré renunciar al igual que el último ayudante? ¿Qué lo hizo renunciar a él? ¿Hay más ayudantes a parte de mí?

ADAM (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora