Capítulo 20 "-Quédate a dormir"

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En multimedia: Emma y Daniel durmiendo.

Las palabras de Daniel siguen retumbando en mi mente como pequeñas gotas de ácido que dañan mi cerebro.

"Adam es un ángel de la oscuridad"

Sé que sonará ridículo, quizás soy masoquista o simplemente una idiota, pero confirmar que sea un chico malo me resulta estremecedor. Toda su esencia encaja en el papel.

No sé, tiene ese "algo" que logra atraerme como un imán, y me vuelve loca saber de aquella faceta "tierna" que posee y que he logrado descubrir en pocas ocasiones, pero que está ahí. Es increíble, su temperamento cambia tan rápido que llegas a pensar que realmente padece de bipolaridad, pero luego te das cuenta que es solo él tratando de ocultar sus emociones y a veces no puede y queda expuesto.

Aunque aquello no justifica la manera tan cruel en la que me trató, las veces en las que quedé como una arrastrada frente a sus ojos y las veces en las que salí lastimada por su imprudencia.

Ya han pasado dos días desde que sé la verdad, por lo menos una parte de ella. Ahora puedo pensar fríamente, analizar aquella situación como se debe.

Debo admitir que el primer día estuve como una zombie asustada y traumatizada, no hablaba, no comía, simplemente me dejaba llevar por mis dolorosos pensamientos que me advertían que en cualquier momento vendría Daniel o Adam para asesinarme, sin embargo, con el paso de las horas y del día, ahora he descartado aquella absurda idea. Si quisieran matarme, lo hubiesen hecho hace tiempo.

Con respecto a Adam, a pesar de lo que acabo de decir acerca de él, considero que sigue siendo un idiota. Y no solo eso, sino que es macabro y engreído. Maldito Adam...

No entiendo su manía de querer hacerme daño, ¿acaso alguna vez yo se lo he hecho? Creo que no... Y no entiendo por qué tiene que reaccionar así conmigo. Podríamos hasta llegar a ser amigos... Pero no "el chico misterioso" prefiere ser un completo idiota. Además, ¿qué demonios hace jugando con una mundana como yo? 

Sin embargo, por más que lo intento no puedo odiarlo. No puedo odiar a nadie para ser exactos... Siempre he sido así, y me molesta no poder odiar a aquellos que se lo merecen.

Ayer vino Mad, me dijo que tenía un aspecto fatal y yo estuve de acuerdo con eso. Hablamos mucho... Por algún motivo que desconozco empezó a hablar mal de Adam, no es que no se lo merezca, claro que se lo merece, me resultó extraño, pues antes hasta había insistido con que me acueste con él. Madison es tan rara... Por eso la amo.

En fin, mañana vuelven mis padres por fin, hasta creo que están intentando deshacerse de mí...

Escucho el sonido de la ventana abrirse y mi mirada rápidamente se corre hasta allí, logrando girar mi cabeza como la llorona.

-¡Oh! -se sobresalta Daniel al entrar -Aún sigues paranoica... -da unos pasos hacia atrás cautelosamente.

Está intentando molestarme.

Pongo los ojos en blanco y le saco la lengua de manera infantil para luego recostarme en la cama.

Escucho su suave risa y seguidamente sus pasos firmes acercarse hasta mí. Simplemente se tira en la cama a mi lado y mira al techo al igual que yo.

-¿Qué estamos mirando? -me pregunta.

Frunzo el ceño.

-Aquel chicle que pegué allí cuando tenia diez años.

ADAM (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora