*Narra Zayn*
Salí del refugio tras despedirme de Niall y caminé por las solitarias calles de Londres. Podía tele-transportarme, lo sabía, pues conocía la vivienda del demonio perfectamente y con un simple chasquido podía estar allí, pero el aire frío iría bien para mi mente, la cual ardía de tantos pensamientos acumulados. Mis manos temblaban bajo los bolsillos de mis pantalones, pues sabía que nunca fallaría en mis acciones pero todas ellas me llevaban siempre a lo peor. Todas excepto enamorarme de Niall. Esa era una de las pocas acciones que tomé bien. Tenía miedo a la reacción de mi niño después de hoy, pero esto no lo hacía por mí, lo hacía por el bien del reinado, por el bien del Olimpo, por el bien del infierno, por el bien de todos, no solo de mí. Llegué a donde Kratos residía y no me molesté en llamar a la puerta, me transporté dentro en segundos. El hombre al parecer esperaba mi llegada.
- Qué bien que llegas, te esperaba con ansias... – Lo miré caminar de un lado a otro con su hermosa daga en manos y suspiré.
- No sé si pueda hacer lo que me pides, Kratos...
- ¿Por qué no?
- Por que la última vez que confié en ti acabé convirtiéndome en oro. – El hombre sonrió y se acercó a mí.
- ¿Qué prefieres? ¿Confiar en mí por última vez o acabar siendo oro de nuevo? – Suspiré y miré la daga, la cual brillaba con intensidad en sus manos de garras afiladas.
- ¿Qué debo hacer? – Vi su perfilada sonrisa y se alejó, dejando la daga en la mesita de su salón.
- Debes matar a todos los esbirros de Shafenir... Hace milenios él descubrió como convertir a la gente en monstruos... En monstruos de diamante. Solo hay una forma de matarlos, y es con esta daga. – Señaló y yo la volví a mirar. Cautivaba. – Debes clavar la daga en el pecho de los esbirros para que se desvanezcan y entonces todo el diamante de sus cuerpos residirá en la daga. Con ella podrás crear escudos para protegerte de sus ataques, podrás crear torbellinos de diamante para que salgan estalagmitas del suelo hechas de diamante que se clavarán en el cuerpo del enemigo, matándolo al instante. Pero cuidado. – Dejó de caminar y sostuvo de nuevo la daga en sus manos, ésta vez, situándola en las mías. – No son nada fáciles de derrotar, y deberás hacerlo tú solo, no puedes ir acompañado. Llamarías la atención de todos yendo en manada. No debes de ser un lobo, debes ser un tigre. – Miré la daga en mis manos y ésta destelló en mis manos.
- ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Cómo?
- En Kórnya. Mañana. Con la daga y una espada que te daré ahora. – Desapareció por los pasillos de su casa y volvió con una espada del tamaño de una pierna entera de larga, reluciente mas no tanto como la daga. – Es la espada del diablo, con ella puedes crear los escudos y las estalagmitas. Es ligera, no vas a tener problemas con ella, pero cuidado, por el día su empuñadura cambia de color, lo que significa que puede quemar. Si la empuñadura es roja, quema. Si es azul, congela. Puedes utilizarlo para congelar o quemar a los esbirros y luego clavar la daga y matarlos del todo.
- De acuerdo. Mañana mismo empezaré.
- Te advierto de que matar a Shafiner es muy difícil. Nadie lo ha conseguido al día de hoy. Ha conseguido ser de diamante pero con movilidad, por lo que la espada, a no ser que lo hagas de día, puede quebrarse.
- Vale, debo irme a prepararme y a despedirme de Niall y los chicos. – Kratos asintió y me miró con una sonrisa.
- Te extrañé, hermano.
- Y yo. – Desaparecí con las armas en mano y aparecí en la habitación. Era medio día, se escuchaban los utensilios de cocina ser usados para preparar la comida y la olor a pasta inundaba el ambiente. Dejé las armas en el armario, con cuidado de no estropearlas y me dispuse a buscar algún cinturón que tuviera soporte para armas. Al encontrarla, sonreí y me lo puse, insertando después ambas armas en él. No pesaban, era algo que me gustaba pues tener que caminar con el peso de las armas era algo que siempre había odiado. Bajé las escaleras ya vestido para lugar y al llegar al salón todos me miraron, seguidamente miraron mis armas.
- ¿Qué es eso, Zayn? – Louis fue el primero en hablar. Suspiré. Debía contarlo.
- Debo irme, no sé cuánto tiempo tardaré en volver, pero es una misión que me han adjudicado. No puedo rechazarla.
- ¿Una misión? – Miré a los chicos y asentí.
- Shafiner... Ha convertido a sus esbirros y ha creado de nuevos hechos de diamante, más resistentes y dañinos. Me han dado la daga que los destruye y la espada del diablo.
- ¿Sabes lo que eso puede hacer, verdad? La espada del diablo y la daga del olvido son cosas que casi nadie sabe manejar. ¿Ya vas a saber manejar esto?
- Sí, lo sabré manejar. – Miré a Niall, quien no había dicho nada en todo el rato que yo llevaba ahí y me acerqué. – Te lo dije una vez cuando tuve otra misión y te lo diré ahora, por que es una promesa y volveré. Prometo volver, ¿de acuerdo? – Él pareció reaccionar, negando con la cabeza y cortando nuestro contacto físico que consistía en mis manos en sus hombros. Me miró decidido y habló.
- Iré contigo, me da absolutamente igual lo que digas. Llevo demasiados años de experiencia, puedo ayudarte para que puedas defenderte.
- Ni hablar. – Habló Louis. Todos le miramos confundidos. – Matar a los esbirros es imposible si no tienes la daga o la espada. Te matarían al primer espadazo.
- Soy el Dios, puedo hacer que una daga y espada normales se conviertan en armas letales para cualquiera. Enseguida vuelvo. Ni se te ocurra moverte un milímetro de donde estás, Zayn. Como vuelva y no estés no estaré cuando tú vuelvas. – Niall chasqueó sus dedos y desapareció, dejando a todos perplejos.
- ¿Y si tarda mucho qué? ¿Cuándo debes irte?
- Mañana... Y me da miedo saber lo que Niall va a hacer. Él es capaz de todo.
- Lo sé...
*Narra Niall*
Me marché de donde Zayn y los demás estaban y aparecí en el Olimpo, donde volé extendiendo mis alas llegando a la puerta. Entré cuando me dejaron entrar los guardianes y vi a mis padres charlar con Asclepios, quien olvidé darle las gracias por salvar a mi esposo. Cuando estuve a su rango de visión, dejaron de hablar para prestarme total atención.
- Hijo, ¿qué te trae por aquí?
- Necesito que encantes una espada y una daga con un encantamiento específico, quería saber si Damocles estaría dispuesto a hacerlo. – Mi padre me miró con el ceño fruncido y se fue, volviendo a los minutos con el nombrado. Ambos se miraron y luego a mí, carraspeando un poco.
- ¿Qué necesitas que te encante? Tu padre me ha dicho que son espada y daga, pero... ¿cuál encantamiento requieres que posean tus armas?
- Irrompibilidad, fuego y hielo, golpeo... – Damocles interrumpió antes de que pudiera seguir nombrando los encantamientos.
- ¿Me estás pidiendo que encante tus armas para que sean como la daga del olvido y la espada del diablo? ¿Para qué necesitas esto, Timeus?
Tan solo me quedé estático en mi lugar buscando una escusa, pero me habían cazado. Qué listo soy, Niall.
ESTÁS LEYENDO
Save me, please. - Ziall
FanfictionUn secuestro, unos ojos marrones que enamoran, un secreto, maldad, terror, dolor, felicidad, un amor imposible, y el cielo. ¿qué harías si te quitaran las alas y te lanzaran al vacío? Derechos reservados. Si quieres publicarla pídemelo. Créditos a:...