《 Lo mejor en la vida lo encuentras sin haberlo buscado. 》
*Narra Niall*
Me desperté sobresaltado por unos ruidos en el piso de abajo de casa. Me levanté con rapidez, cogiendo un bate de béisbol que en la antigua casa siempre había debajo de mi cama por si acaso.
Bajé poco a poco las escaleras, un sudor frío bajaba por mi frente, empapando todo mi rostro y dejando mi camiseta del pijama húmeda y pegada a mi cuerpo. Los ruidos cada vez eran más fuertes, más seguidos y más terroríficos.
Al bajar había tres hombres vestidos de blanco, una cosa que me pareció completamente rara.
Me quedé inmóvil, y los tres hombres se voltearon a verme. Uno de ellos, un chico castaño de ojos azules sonrió y empezó a caminar en mi dirección, pero yo corrí escaleras arriba.
《Si entran a casa escóndete y no salgas, por nada del mundo te enfrentes a ellos, serán mucho más fuertes que tú. 》
Recordé lo que mi padre me dijo el día anterior y entonces me escondí bajo la cama, con el bate aún en mis manos, porque, según mi padre, eran más fuertes que yo.
Pasos se escucharon en la puerta de la habitación.
- Hijo, soy papá, sal de donde estés, ya ha pasado todo. - Escuché la voz de mi padre fuera. Quise salir pero volví a esconderme al recordar las palabras de mi padre:《Si escuchas la voz de Deo, Greg, mía o de alguien que conozcas no te atrevas a abrir la puerta, ellos intentarán engañarte controlándote la mente haciendo que veas algo que no es real, algo que hará que te rindas ante ellos.》 - Hijo, sal. - Seguía insistiendo esa voz.
La puerta se abrió y cuando miré quien había entrado no vi nada, tan solo una puerta y un pasillo completamente vacíos.
Salí de mi escondite pensando que quizá era mi imaginación o que se habían ido al no escuchar sonido alguno en el lugar pero al levantar la mirada me topé con unos ojos verdes, tan verdes como dos esmeraldas. Era un chico alto, de cabellera rizada y castaña, los rasgos masculinos muy marcados, y una camisa blanca que dejaba ver en su pecho dos golondrinas tatuadas en su piel.
- Hola Niall. - Dijo con una voz grave y rasposa que me estremeció todo el cuerpo.
- ¿Q-q-qué quieres? - Dije tartamudeando por el terror.
- Ugh, pues obvio que a ti. - Sonrió. Intenté huir pero me cogió de la cintura, acercándome a él. - Vamos, Niall, no tengas miedo. - Me apretó con sus dedos en la clavícula, apretando en una zona que me durmió.
****
Desperté en una silla, atado de pies y brazos, provocándome un dolor en la espalda por culpa de la mala colocación. Abrí los ojos y delante de mí había dos chicos, el rizado de antes y otro chico moreno, con los ojos marrones penetrantes, los labios carnosos y barba de tres días.
El moreno no me quitaba la mirada de encima, aunque yo tampoco la apartaba, hasta que un chico de cuerpo pequeñito, al menos más que los demás, dando pequeños saltitos apareció en ese especie de salón tarareando una canción. Cuando me vio se paró y me miró con una sonrisa.
- Ya has despertado, ya era hora chabal, llevas dos días sobando como un tronco. - Dijo y el rizado rió.
- Calla Lou, que lo espantas. - Dijo el chico de ojos esmeralda.
- Tú das más miedo, Harry, con esos rasgos y ese cuerpo das mucho miedo. - Dijo el tal Lou mirando al rizado que supuse que se llamaba Harry.
- No decías lo mismo anoche. - Le guiñó un ojo y el castaño se sonrojó.
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Save me, please. - Ziall
FanfictionUn secuestro, unos ojos marrones que enamoran, un secreto, maldad, terror, dolor, felicidad, un amor imposible, y el cielo. ¿qué harías si te quitaran las alas y te lanzaran al vacío? Derechos reservados. Si quieres publicarla pídemelo. Créditos a:...