IX - Muros derruídos.

187 15 7
                                    

*Narra Niall*

Pude ver como un hombre, más bien un monstruo, se acercaba hacia los antes mencionados. Iba repleto de diamante, tenía varios brazos y caminaba con la cabeza alzada, con aires de superioridad. Todos a su paso se agachaban, haciendo una reverencia llamándolo de una manera muy extraña que no supe entender.

- Mierda, es Shafenir...

- ¿Shaf.. qué? - Lo miré aterrado, mientras Zayn solo desenfundaba su espada y caminaba tras los destrozos de la casa al otro lado, quedando en el punto ciego de la visión del armatoste de hombre que caminaba por el gran lugar.

- Es a quien tenemos que derrotar.

- ¿Pero no eran los otros a los que teníamos que derrotar? - Comenté alarmado. Zayn suspiró, el típico suspiro de 'por qué he ido a traer a este niño conmigo...'.

- Esos son sus esbirros, los que protegen y vigilan la zona para que gente como nosotros no podamos matar a Shafenir. Es uno de los Dioses más temidos y deseados por su poder. Está destruyendo todas las ciudades a su alrededor, convirtiendo los ciudadanos en sus esbirros, de diamante. Está destruyendo planeta por planeta hasta que no quede nada. Debemos atacarles por la espalda, para que no se puedan defender ni alertar a los demás, hasta llegar al palacio de Shafenir. Está al noroeste del pueblo.

- ¿Y ahora dónde estamos?

- En el sureste.


*Narra Zayn*

- Me cago en la puta... - Susurró Niall mirando a los esbirros. Yo tan solo negué levemente la cabeza y seguí avanzando, notando como el rubio me seguía de cerca por detrás. Pero en un momento en el que estábamos cruzando un edificio para llegar al otro, dejé de escuchar sus pasos tras de mí. 

Al voltearme, vi como uno de los esbirros de Shafenir tenía a Niall agarrado del cuello con su enorme espada apoyada en su yugular. Al fijarme, vi que todos los esbirros llevaban un colgante, y al acercarme, vi que era los colgantes para convertir en mortal a un inmortal. Me alarmé y corrí hacia él, pero otros brazos fornidos y una gélida y afilada espada en mi cuello me hicieron detener la carrera. Abrí mis ojos, observando a Niall, quien por dentro moría de terror, pero desde fuera lucía impasible. Yo tan solo dejé de forcejear, dejando que ellos decidieran mientras yo pensaba en algo.

- Zayn, tienes tu daga al alcance, ellos no ven ese ángulo, aprovecha y clávaselo en el pecho para que el mío se distraiga y pueda hacer lo mismo. Es arriesgado, tú eres inmortal, yo ya he escuchado el maldito ritual hace segundos salir de la boca de ese hijo de puta. - Dijo en mi mente Niall. Lo miré, sus ojos estaban clavados en los del esbirro, mientras los míos no paraban de mirarle a él. Trataba de hacerse el fuerte, lo sabía, le conocía demasiado.

Por una vez, Niall era quien estaba más calmado ante una situación de peligro, yo estaba de los nervios, más por él que por mí. Estaba con el corazón a mil por hora, con sudor frío y taquicárdico. Traté de calmarme, de hacer lo que mi esposo había dicho, y con cautela cogí mi daga, dejando mi mano reposando encima de la empuñadura. De un movimiento rápido y preciso, se la clavé en el pecho, haciendo que el esbirro gritara y se desintegrara en polvo, el cual entró de una en el recipiente de mi daga. Mientras yo hacía eso, todos los demás esbirros me miraron sorprendidos, por lo que Niall aprovechó e hizo lo mismo que yo con el esbirro que lo tenía acorralado. Fui corriendo al esbirro que por detrás quería herir al rubio, y lo maté de dos espadazos. Una vez todos muertos, con cautela nos escondimos tras un muro semi derruído. Niall seguía con su semblante impasible, tranquilo y sin una pizca de terror, mientras mi respiración era un cúmulo de inhalaciones mal hechas y temblores. Su mano se posó en mi hombro, calmándome al instante. Lo miré, y él me sonrió con tristeza.

- Estoy algo asustado, a decir verdad. No me asustan esos monstruos, me asusta que me puedan matar tan fácilmente. - Suspiré. Olvidaba que era inmortal.

- No debería haberte expuesto, es que para empezar no debería haberte traído aquí. Sabía que algo iba a pasar, lo presentí, joder... - Me llevé las manos a la cabeza pero Niall me lo impidió antes de que éstas llegaran a mi cara, haciendo que le mirara fijamente a los ojos. Esos ojos... que nunca me han dejado de enamorar. Sin embargo, el atisbo de tristeza me derrotó. - No vengas a decirme que no ibas a dejarme ir solo, que si eres inmortal no importa y todas las cosas que sé vas a decirme. No me hagas pensar en ello.

- No quiero que me cuides más de la cuenta a partir de ahora por que soy mortal. Solo... sigue, yo te haré de apoyo, pero no pienses en que me pueden matar de un espadazo, por favor... Hazlo por mí. - Hazlo por mí, esa frase que siempre había escuchado de sus labios cada vez que quería echarme atrás por él, para que no sufriera. Le miré, devastado, y asentí, a pesar de que no iba a ser igual, y no iba a ir tan tranquilo sabiendo que podía perderle en cualquier despiste.

- Está bien... Lo haré. - Su sonrisa de felicidad máxima fue la recompensa de seguir adelante. 

Nos levantamos de donde nos habíamos sentado, para seguir hacia adelante, yo mirando al frente con Niall detrás de mí mirando hacia todos lados, haciéndome de vista panorámica. Veía a algunos esbirros deambular por el lugar, mas no les di importancia y seguí adelante, teniendo el triple de cautela por Niall. Quisiera o no, debía tener cuidado, pues no quería cargarme con el pensamiento de que si el amor de mi vida había muerto había sido por mi codicia y mis ganas de sangre. Las paredes a nuestro alrededor parecían caer en cualquier momento, carcomiendo nuestras alertas y dándonos la sensación de ser descubiertos a la mínima que un muro cayera.

Quería irme, o al menos que él se fuera, quedara a salvo de toda esta destrucción y de esta miseria en la que estábamos pasando desapercibidos sin saber cómo.Sin embargo ningún muro cayó en todo el trayecto y al cabo de media hora, infinita media hora, llegamos a un lugar hermoso, que nunca en mis cientos de años había visto, y que creía nunca poder ver jamás algo tan... puro.  Era un castillo enorme, repleto de hiedras por fuera comiéndose las paredes dejando una bonita vista de color verde muerto. Era como ver un precioso lirio crecer en lodo después de un ataque nuclear. Pero jamás iba a igualar su belleza a la del ser que tenía a mi vera, el ser que había decidido por su propio pie permanecer a mi lado toda su vida. A pesar de que todo estuviera yendo de puta madre, estaba aterrado. Al aceptar sabía que iba a ser duro, que matar monstruos recubiertos de diamante iba a ser difícil. Pero cuando vi a Shafenir sentí que yo no debería estar aquí, y menos con la persona que me ha mantenido vivo tanto tiempo, poniéndolo en peligro. Cuando me di cuenta, Niall me sonreía y me miraba raro por haberme detenido a mirar esa preciosa escultura con una boba sonrisa, uno de los más bonitos y a la vez bizarros sitios de aquel sitio.


- ¿Cariño? - Salí de mi trance y le miré. Reí bajo y sacudí mi cabeza. - ¿Estás bien?

- Sí, solo pensaba. - Miré de nuevo al lugar, ahora con más seriedad.  Lo único que mi boca pronunció fue: - ¿Cómo cojones vamos a entrar ahí y quebrar a la seguridad?



Yep, lo sé... Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que publiqué, pero he tenido unos tiempos... digamos que difíciles. No quiero dar detalles, pero esta es la primera vez que puedo abrir mi PC y entrar a Wattpad. Prometo intentar subir algo más seguido, y no de mil años en mil años.

Espero y disfruten éste capítulo, vienen cosas interesantes:D

Muá. 

Lorena:)

Save me, please.  -  ZiallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora