Uno

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          Veo la sombra de mi hermano mientras se mueve de aquí para allá en la oscuridad de la habitación, tal vez buscando alguno de los zapatos que se quitó la noche anterior después de llegar a casa a las tres de la mañana y caer rendido en su cama. Debo admitir que me sorprende inmensamente que tenga las fuerzas para levantarse tan temprano cuando solamente ha dormido tres horas. Siento los pasos acercarse cada vez más a mi lado de la habitación y sé perfectamente a qué viene.

—¡Ey! —susurra cerca de mi rostro y siento su aliento a cigarro chocando en mi nariz—. Hermano. —repite moviéndome levemente. Al no obtener respuesta se aleja lentamente. Gracias a dios. Abro un ojo con cuidado de que no me sorprenda y que siga aquí solamente para molestarme y no, observo el ridículo cabello decolorado moverse en el otro extremo del lugar, recogiendo unos libros y metiéndolos a su mochila, así que vuelvo a cerrar mi ojo sin anticipar que mi hermano no es una persona que se da por vencida tan fácilmente—. Levántate mierda, ya sé que estás despierto. —exclama, dejando caer una almohada sobre mi rostro y quitándome el edredón de encima.

—Eres un maldito grano en las nalgas. —farfullo, desperezándome.

—Blah, blah, blah. Arriba o vamos a llegar tarde. —toma mi tobillo y lo jala hasta que logra sacarme de la cama y tirarme al piso.

—Te odio. —me quejo desde el suelo en el que me encuentro en posición fetal e intento cubrir mi cuerpo indefenso del frío mañanero de la ciudad.

—Te espero abajo, baby.

Lo veo alejarse hasta cruzar la puerta y cerrarla detrás de él, no sin antes dedicarme un muy cariñoso y tatuado dedo medio y colgarse la mochila en un hombro. Escucho los murmullos del piso de abajo, a mi hermano siendo regañado por papá, mientras papá intenta encubrir la más reciente idiotez de su hijo favorito. Y papá se molesta con papá porque lo defiende, y puedo imaginarme la sonrisa cínica formarse en el rostro de mi gemelo y así obteniendo que papá por fin se ponga de lado de papá y de él para así zafarse del nuevo castigo que se le pudo haber ocurrido a papá.

Mi reflejo confirma mis sospechas. Cabello alborotado, ojos inflamados y rodeados de un color negro preocupante, la misma ropa de la noche anterior con pestilencia a cerveza, marihuana y humo proveniente del escape de algún automóvil. Entro a la ducha rápidamente y me aseguro de deshacerme de cualquier partícula de lo que fue anoche, tuve que escabullirme del lugar para poder salir de allí y llegar a dormir a casa, eso era lo único que quería: dormir. Y la verdad es que no sé cómo es posible que mi hermano sea capaz de estar tan despierto cuando claramente durmió menos tiempo que yo, tal vez por eso a papá no le molesta tanto que llegue a la hora que quiera ya que nunca descuida sus obligaciones, aunque aquí todos sabemos la verdadera razón por la que no ha dejado la escuela, y es porque le gusta lo que le enseñan ya que si no le gustará estoy 100% seguro que la universidad ya hubiera valido mierda para él.
Salgo de la pequeña ducha directamente al vestidor y me enfundo los primeros jeans deslavados que encuentro, no sé si son de mi hermano o míos, una camiseta negra de los Bulls y unos Jordans blancos. Bajo con cuidado las escaleras, escuchando más claramente los murmullos y haciéndome cada vez más presente en la plática que la familia mantiene en el comedor. Este no es uno de mis mejores días; sin embargo estoy seguro que cuando esté abajo y me encuentre con todos, ellos estarán sonriendo y planeando que hacer en estas vacaciones.

—¡Al fin! Ya estaba considerando ir a traerte de los...

—Storm —lo llama papá antes de que termine su oración—. Sigue comiendo.

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