ACE
—¿Qué tal estos?
—Ajá, están bien. —levanta su pulgar sin prestarle mucha atención.
—¡Ni siquiera los estás viendo!
—Ya los vi, están bonitos. —dice de la misma manera.
—¿Puedes tan siquiera echarles un vistazo?
—¡De acuerdo! —exclama y enfoca su mirada a los zapatos—. ¡Son iguales a los que ya tienes!
—¡Claro que no! ¡Este es azul metálico! —vocifera señalando las vistas de color de los Jordan.
Sophia frunce el ceño hacia el afroamericano frente a nosotros que nos modela sus tenis y busca una opinión de nuestra parte. La cosa con Brooks es que piensa que por tener amigas mujeres todo va a ser como en las películas y nosotras vamos a ir de compras con él y le daremos nuestra opinión sobre cómo se le ven las cosas; sin embargo, nuestro caso no es ese pues a decir verdad odiamos ir de compras y esos Jordan definitivamente son iguales a unos que ya tiene.
—¡No importa! —replica la rubia exasperada—. ¡Son malditamente iguales! Ve a buscar otros. —señala con su índice hacia otro lado de la tienda haciendo que Brooks de un golpe furioso con su pie y camine hasta el lugar en donde los Jordan están exhibidos—. Entonces besaste a Saint. —dice con aprensión.
Abro los ojos como platos y le jalo el hombro para atraerla más abajo como si mientras más abajo estemos para hablar menos nos escucharán.
—Cállate, idiota. —espeto entre dientes—. La cagué, ya lo sé.
—¿Por qué? —se endereza de golpe interrumpiéndome, dedicando un ceño fruncido hacia mí.
—¿Por qué? —cuestiono impresionada—. ¡Tiene novia! Y no cualquier novia, una que me odia ¡y que es perfecta!
—Ay, no es perfecta. —rueda los ojos con fastidio—. Es una mustia es lo que es. ¿Tú crees que yo la trato así de sonriente porque me agrada?
—¿Qué tal estos? —pregunta Brooks apareciendo de nuevo frente a nosotras y obligándonos a desviar las miradas hacia sus pies enfundados en unos toscos tenis negros de skateboarder del dos mil cinco.
Sophia y yo torcemos el gesto.
—¡Son horrorosos! —exclama mi amiga—. ¡Otros! —y él se aleja rápidamente por donde vino no sin antes fulminarnos con la mirada—. Regresando a nuestro tema —regresa a mí ahora hablando más bajo—, Eli no es perfecta, Ace, finge ser esta niña buena que no sale de su casa, que responde con un "Sí, mami" a todo lo que su cubana madre le dice. —agudiza su voz haciendo comillas y continúa—: ¿Sabes que pensamos Storm y yo? Que quiere cambiar a Saint y convertirlo en esta persona que no es.
Frunzo los labios ante sus palabras procesándolas por un momento.
—¿En qué tipo de persona quiere convertirlo según ustedes?
—Ya sabes —cruza una pierna encima de la otra—, quiere convertirlo en una versión masculina de ella.
—Quiere borrar su lado de corredor clandestino y dejar al chelista.
—¡Exacto! Y todos sabemos que Saint necesita ese balance al igual que Storm.
—Sí, te entiendo. —asiento lentamente mirando hacia un punto inexistente y pensando en sus palabras que son exactamente las mismas que han resonado en mi mente—. En fin, eso no quita el hecho de que estuvo mal que lo besara.
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MotorSport
RomanceAún recuerdo cuando la conocí. De pie con su camiseta holgada y pantalones rasgados, el ceño fruncido y debajo de él, dos ojos azules que me observaban confundidos. Había demasiadas cosas que Ace Bogart ocultaba; sin embargo, ninguna de ellas me im...