ACE
Observo la pantalla de mi teléfono sin parpadear hasta que mis ojos comienzan a arder debido a mi decisión de no dejarlos humectarse.
¿Qué estoy esperando? No volverán a llamar, fue un error, nada con importancia.
Me levanto de la silla y la acomodo de vuelta colocándola debajo del comedor. Le estoy dando demasiadas vueltas al asunto, tengo delirios de persecución desde que vi a Oliver de nuevo y siento como si alguien estuviera al acecho de mí a todas horas.
Ese hijo de puta.
Ese maldito desgraciado hijo de puta, ¿quien se cree que es? Después de haber tenido pesadillas con él y con volver a verlo durante seis años, mis peores miedos se consumaron al tenerlo tan cerca de mí de nuevo, con esos ojos de cachorro y una expresión de 'yo no fui' pero por su puesto que lo fue. A él se le pudo haber olvidado todo, él podrá decir que no recuerda lo que hizo porque estaba demasiado drogado o borracho como para recordarlo, pero yo no lo estaba, y lo recuerdo todo como si hubiera sido ayer. Todos estos años sufrí las consecuencias de aquella noche, restringiéndome de salir con alguien a pesar de que estaba en otro maldito país, por miedo a que él apareciera de nuevo y volviera a alejar a las personas de mi lado; y ahora que por fin estaba olvidándome de lo que era tenerle miedo, ahora que estaba logrando establecer relaciones con alguien que no sabe absolutamente nada de toda la mierda por la que he pasado, llega él, tan fresco, pidiendo disculpas que ya nadie necesita, y volví a tener miedo, no por mí, tuve miedo por Saint. Tuve miedo cuando Reggie amenazó con decirle quién es Saint DeWolf. No quiero que Saint DeWolf desaparezca de mi vida como lo hizo Garsiv, no quiero que Oliver me quite lo único bueno que tengo en este momento: a alguien que no sabe nada sobre mi pasado pero que tampoco le importa lo suficiente como para presionarme para contarle.
Sé que en algún momento tengo que decirle, sé que si no quiero que todos los rumores lo confundan y terminen alejándolo de mí como todos quieren, tengo que decirle la verdad; sin embargo, tampoco quiero que la verdad lo aleje de mí, y definitivamente no quiero que me vea con lastima una vez que sepa que es lo que ocurrió, porque desaparecí tanto tiempo y por que Sophia y Jet nunca me mencionaron. Sé que tengo que decírselo.Un golpe en la puerta me saca de inmediato de mis pensamientos. No es un golpe que me pide permiso para entrar, es el golpe que da la lámina oxidada de la entrada contra su marco. Saint atraviesa el jardín con largas zancadas, la mata de cabello negro azabache perfectamente acomodado sobre su cabeza y sus mejillas se ven más prominentes de lo que había notado, se ve impecable con los pantalones deportivos rojos de Adidas que se ciñen a sus largas piernas y sus tenis perfectamente blancos; sin embargo, lo que más llama mi atención es la parte superior de su cuerpo, la sudadera de Helsinki en perfectas condiciones que trae puesta, sin mencionar la enorme caja negra de metal que sostiene con su mano derecha.
Nota mi presencia en la ventana y sonríe mostrándome todos sus perfectos dientes blancos y las arrugas alrededor de su boca se marcan dándole énfasis a su felicidad.—Entra. —digo a través de la ventana una vez que está lo suficientemente cerca como para escucharme.
Abre la puerta y me encuentro con su alta figura, sin duda es una presencia que se nota en una habitación cuando camina dentro de ella. Alto de piel blanca, cabello negro y un ligero rastro de barba que comienza a apoderarse de su mandíbula, huele bien, no sé cómo explicar su aroma, es una mezcla de menta y frutas que provocan que mis débiles piernas de señorita hormonal tiemblen y mi primer instinto es absorber su aroma.
¿No se te hace que suenas un poco a stalker? Inquiere mordaz Mini Ace que limpia sus botas con un cepillo para sacarles brillo.
Shush, sigue puliendo, pequeña metiche.
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MotorSport
RomanceAún recuerdo cuando la conocí. De pie con su camiseta holgada y pantalones rasgados, el ceño fruncido y debajo de él, dos ojos azules que me observaban confundidos. Había demasiadas cosas que Ace Bogart ocultaba; sin embargo, ninguna de ellas me im...