—¿A dónde? —pregunta Storm con el ceño fruncido y una sonrisa burlona en su ridículo rostro cuando me ve subirme al Comet y quitarle el techo.
—Ya me aburrieron. —le digo, señalando hacia el motor en el que Brooks le enseña lo que sabe a mi hermano—. Voy por ahí.
—¿Con tu señorita? —inquiere Brooks metido en el motor por completo.
—Negativo, Ghost Rider.
Ambos se echan a reír y rápidamente se olvidan de mi existencia con un ademán para decirme que me largue. El buen Jet yace con la boca abierta en el sofá mugroso mientras duerme una placentera siesta, dejando a Brooks y a Storm vivir su fantasía de Ghost mientras arreglan ese motor, estoy viendo a Sam y a Molly moldear esa arcilla de nuevo. Es desagradable.
Saco el Comet con cuidado del garage y dejo que la música de la radio suene por sí sola, no me voy a quejar.* * *
Abro la puerta de metal y entro como Juan por su casa, hay sangre aún en el césped, la cadena sigue colgando y me parece ver un poco de mi piel aún atorada en la lamina. Todo está en silencio y creo que no es necesario decir en donde estoy, ya se sabe perfectamente en donde estoy. No salgo de aquí, pensaran. Pues no, la verdad es que prefiero ayudar a Ace a pintar su casa que ver a mi hermano arreglar quien sabe qué y no tengo otra cosa que hacer. Son las siete y treinta de la noche de un viernes, mi vida no es tan interesante.
—¿Saint? —me llama la inconfundible voz de Ace, lo curioso es que no la veo en ningún lado.
¡Esto definitivamente es Ghost! ¡Y yo soy Molly!
—¿En dónde estás? —pregunto, mirando hacia todos lados—. No me digas que encima del árbol.
Se echa a reír.
—No —exclama y da unos toques en el vidrio—. Pasa. Ven a ver mi maravillosa sala de estar.
Me dirijo rápidamente a la puerta y la abro cuidadosamente, se ve de un blanco más blanco y no del blanco mugroso como la había visto las veces anteriores que estuve aquí, y el Cutlass estacionado a un lado del jardín simplemente le da más color a la casa. Las luces del interior están encendidas regalándome una mejor vista del lugar, nunca había estado aquí dentro pero definitivamente se ve habitable, no como la vi la primera vez. Al abrir la puerta lo primero que vez es la sala de estar en todo su esplendor a la izquierda, es amplia y la sección del comedor está justo detrás de ella, la sala formada por un viejo sofá rojo frente al tocadiscos abierto y debajo los vinilos; detrás, al fondo para ser exacto, un pequeño comedor redondo con dos sillas y unas flores en el centro. A la derecha una pequeña cocina sin demasiada pretensión o artefactos que no sabes para qué sirven —como la cocina de mi casa—, solamente una estufa, microondas, refrigerador y las alacenas de cedro y cristal empotradas en la pared. En el centro, dividiendo la izquierda de la derecha, hay un largo pasillo y al final de este una gran fotografía enmarcada. Ajusto mi vista y una vez que tengo una clara imagen de la fotografía abro los ojos sorprendido.
—¿Es Kiss? —señalo hacia el fondo del pasillo.
Ace se ríe y asiente. Me jala del brazo hacia el pasillo y hasta la fotografía, ¡es Kiss! Pero no simplemente es Kiss, en medio de todos los miembros de la banda está un hombre, cabello castaño, alto y pálido, sacando la lengua y haciendo la típica señal que grita «rock and roll», usando la camiseta del tour Crazy Nights, y unos vaqueros rasgados.
—¿Es tu padre? —le pregunto, señalando al hombre.
Ella asiente.
—En toda la casa no vas a encontrar ninguna foto de cuando se casó con mi madre, pero sí ésta foto con Kiss.
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MotorSport
RomanceAún recuerdo cuando la conocí. De pie con su camiseta holgada y pantalones rasgados, el ceño fruncido y debajo de él, dos ojos azules que me observaban confundidos. Había demasiadas cosas que Ace Bogart ocultaba; sin embargo, ninguna de ellas me im...