SAINT
Eli está de pie junto a mí en silencio. No ha dicho ni una sola palabra desde que salimos del edificio. Juega con sus manos, las aprieta, las estira y hace tronar sus nudillos; busca las palabras adecuadas en su mente. Lo sé porque yo también lo hago.
Busco las palabras adecuadas para decirle que esto se tiene que terminar.
No sólo por lo sucedido esta noche, sino por lo que ha sucedido las noches anteriores.
Y me siento como una mierda por lo que hice, y me he sentido así desde el cumpleaños de Ace; y he pensado: ¿qué tal si todo fue un error?
Ace fue quien dijo que todo debía permanecer normal, no decir ni una sola palabra a nadie sobre lo qué pasó, pero ¿es eso lo que yo quiero?
No.
La respuesta es y siempre será no.Si pensaba que lo que siento por Ace es simplemente un enamoramiento platónico estoy muy equivocado. Me hace sentir cosas que no he sentido antes, lo sé porque nunca me había enamorado de alguien, ni siquiera de Eli. Y no es que haya algo mal con ella, Eli es alguien que todos se mueren por tener, simplemente no yo.
Yo no quiero estar con alguien que no me empuja a ser mejor, a hacer cosas que no quiero hacer, alguien que no me enseña nada nuevo. Ella puede hacerlo con alguien más, alguien que valore lo que ella tiene y puede ofrecerle. Eli no tiene por qué repararme. Nadie tiene por qué repararme.El silencio hace que me zumben los oídos y me ensordece de tal manera que apenas y me puedo escuchar pensar.
Abro la boca dispuesto a hablar, estoy decidido que es momento de hablar con la verdad y dejar de jugar con alguien que no lo merece; sin embargo, antes de que pueda decir una palabra, Eli salta exaltada.—¡Saint! Debías estar en Oakland hace media hora.
Veo el reloj en mi muñeca para darme cuenta que son casi las once de la noche cuando prometí estar ahí a las 10:30 para prepararnos. Rápidamente busco las llaves del Comet en el bolsillo de mis pantalones y me introduzco en él.
—No tienes que venir si quieres.
Por favor no vengas.
—¿Bromeas? Claro que iré. —exclama corriendo hacia el asiento de copiloto—. Prefiero ir a quedarme y escuchar todo lo que mi abuela tiene que decir.
Bueno, lo que yo estaba a punto de decir es peor.
Esta bien. Quizá este no era el momento indicado para decirle las malas noticias: ¿que crees Eli? Te engañé. Te engañé con la mujer que no soportas desde que conociste pero de la que yo estoy embobado.
Es mejor así. Es mejor que me haya quedado callado.***
Los terrenos están repletos de gente que como todas las noches están ensimismados en sus propias conversaciones, ríen, vitorean y otros pelean mientras dos oponentes se enfrentan en la pista. Aparco el coche lo más cercano que puedo a donde está mi hermano con los demás, Eli se nota emocionada —por primera vez— de estar en Oakland y mira a su alrededor asombrada por todo, como si nunca hubiera puesto atención y hoy por fin decide hacerlo, admirando hacia donde Mouth da cervezas a unos chicas, o como Steve grita exaltado desde el techo de su Challenger hacia los corredores.
Ambos nos bajamos del coche y comenzamos a caminar hacia donde Brooks y Ace cantan Love Is Strange que sale de los altavoces del Mustang, Jet y Sophia se mueven de un lado al otro juntando sus manos en un aplauso al ritmo de la melodía, son la audiencia del concierto que están dando los otros dos. A quien no logro encontrar es a Storm que no se ve en ningún lado cerca de ellos.—¡Saint! —salta Sophia del capó del Cutlass e inmediatamente se dirige hacia nosotros con una especie de urgencia.
—¡Sophia! —la imitó aunque no esté tan emocionado de verla, ni ella esté emocionada de verme a mí—. ¿Qué está pasando? —pregunto extrañado, yo sé que su emoción no significa nada bueno.
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MotorSport
RomanceAún recuerdo cuando la conocí. De pie con su camiseta holgada y pantalones rasgados, el ceño fruncido y debajo de él, dos ojos azules que me observaban confundidos. Había demasiadas cosas que Ace Bogart ocultaba; sin embargo, ninguna de ellas me im...