Enamorada de mi primo

Capitulo 9

Me levanto temprano al sentir calor y me volteo a ver a la persona que tengo al lado, sonrío al verlo, salgo corriendo antes de que Alberto se levante y me dirijo a él baño, me echo agua en la cara y me veo en el espejo, por el reflejo de este puedo ver una botella de agua y eso basta para que a mi cerebro se le ocurra una magnífica idea.

Me acercó al grifo y lleno la botella, a que despertar a mi pequeño acompañante como se merece.

—¡Se va encabronar!—pienso y tengo que ahogar una risa, me acerco lentamente para que mis pisadas no se escuchen —hola Alberto —le susurró al oído, el me sonríe —hola ally como ama—no dejo que termine la oración cuando ya está bañado completamente en agua.

Veo como se para rápidamente y sé que es mi momento de salir —¡ALLY! —grita y para ese momento yo ya estoy encerrada en el baño, no puedo controlar mi risa y esto provoca que me duela el estómago—abre la puerta, ¡ahora!—dice gritando, vaya no es bueno levantarlo tan temprano.

No escucho nada por unos segundos—bueno entonces yo me tendré que comer todas la hamburguesa solo —me dice y en eso mis estomago gruñe y yo salgo del baño.—¡hamburguesas!, ¿donde? —digo buscando las hamburguesas en alguna parte del cuarto, serás idiota ¿verdad? eso era una mentira.

Alguien se pone detrás de mí y yo trago saliva, estoy muerta—¡te tengo! —exclama Alberto y me carga, y me empieza a dar vueltas —eres una persona escurridiza —me dice y me pone en el suelo.

Yo evito reírme —¡y tú!—le digo apuntándolo con un dedo —una persona mentirosa —le reclamó —¿donde están mis hamburguesas? —hago una mueca, trato de enojarme pero verlo me da risa.

El se ríe y niega—no seas bebita, ve y cámbiate para irnos y llamar al servicio de la habitación para que recojan el mugrero que —tú—ahora él es el que me apunta –hiciste—dice y yo solo volteo los ojos, esta situación es muy infantil.

Yo solo me río y no digo nada más, tomo mi ropa para hoy y me dirijo al baño, ahí adentro me cambio y decidí poner un short y una playera Nike negra, mis tenis y me hice el delineado, me agarre el cabello en una cebolla alta, me lave los dientes y salgo de ahí.

Veo a Alberto que está acostado en la cama yo me cruzo de hombros —bueno ya termine, ahora te toca, metete a cambiar y no me hagas perder el tiempo —le digo mientras él se para después lo empujó para que entre al baño.

Yo me quedo parada enfrente de la ventana y a los pocos minutos escucho cómo se abre la puerta del baño.

Y puedo ver cómo Alberto sale con una playera Addidas, un short negro y unos vans, me contengo con mis pensamientos se ve guapo, más que guapo.

El se me queda viendo y me sonríe —bueno, ¿que quieres hacer? —me pregunta y mi estómago vuelve a gruñir.

Me le quedo viendo unos momentos —la verdad, quiero ir a comer las hamburguesas que nunca estuvieron aquí— digo y él solo asiente.

El se encoge de hombros —bueno, vamos que se nos hace tarde—dice, y al voltearse corro y me trepo a su espalda y de ahí no me bajó hasta que lleguemos a las hamburguesas.

Al llegar al lugar el me baja en una silla y de inmediato se voltea.

—bueno ¿que quieres ordenar? —me pregunta, lo pienso unos segundos, estoy hambrienta —quiero una hamburguesa extra grande con papas big y unos aritos de cebolla—digo y él se ríe —¡entendido señora! —dice y se dirige a la fila para encargar la orden.

Lo sigo con la mirada y me le quedo viendo, es la típica versión estadounidense de cualquier chico deseado.

Un chico alto ,con pelo lacio , con ojos de color azul , un cuerpo trabajado si parecía un Modelo calvin klein sin esfuerzo alguno.

Si ese es Alberto el chico que muchas chicas desearían tener. Me obligó a mí misma a apartar la mirada, ya que siento que me lo estoy comiendo con los ojos, pero esa es la verdad, si las miradas mataran el ya estaría enterrado a diez metros de profundidad.

Bajo la mirada y me pongo a jugar con mis manos por unos segundos —¡aquí está tu hamburguesa! — dice cuando se acerca a la mesa —gracias —digo y él se sienta, se me queda viendo por unos segundos y por fin habla —Hey un amigo tiene una fiesta mañana en la noche, ¿quieres ir? — me dice el y yo casi me atraganto con la hamburguesa, enserio el me está invitando, creí que jamás me dejaría salir a ninguna.

Lo miro uno segundos —¿hablas enserio? —le preguntó seriamente, el suspira —si hablo enserio, pero no te puedes alejar de mí y no quiero ver que ningún chico te este manoseando, por qué la parto la cara ¿entendiste? —dice ¿celoso?, Debe ser mi imaginación.

Yo asiento emocionada —Entonces vámonos, para poder ir conseguir algo bonito—le digo emocionada, la verdad es que quiero ser el centro de atención —¿estás segura?, no quieres aprovechar las 6 horas que nos quedan aquí —me dice el, yo niego.

La verdad es que quiero buscar algo bonito —No, no, no,no, quiero ir me ya para comprar el vestido, así que vámonos —digo jalándolo del brazo.

El se levanta —Bueno, bueno, tranquila —dice  —vamos por las cosas y nos vamos.—yo salto emocionada y lo sigo.

                                          —

Estamos en el auto mientras canto canciones que yo no sabía pero les inventaba palabras.

Y en un momento no se escucha nada y volteo a ver a Alberto, ya que apago la radio.

El suspira —Ally—dice tranquilo–te voy a llevar a la fiesta, pero con unas condiciones —dice el, oh no sabía que esto era demasiado bello para ser cierto.

—Haber, dime—digo en tono desafiante, el me voltea a ver unos segundos y toma aire.

–No te acerques a ningun chavo a ninguno, No tomes nada de ningún vaso que no te haya dado yo y por último no te pongas ropa que deje vista a la imaginación — dice y yo me río esta será una noche muy interesante

—Iremos a una fiesta o a un centro penitenciario dirigido por ti — digo contradiciéndolo.

El se voltea y me mira serio — hablo enserio Ally, esto no son como tus fiestas, estas son de universitarios y créeme los chavos están medios mal—me dice enserio —no te preocupes Alberto todo estará bien —le digo riéndome, yo disfrutare esa fiesta.

Veo como el niega—eso espero Ally, eso espero — dice mientras yo subo la radio a todo volumen para no escuchar más de sus protestas, si supiera lo que tengo planeado.

Yo sonrío—Es momento de divertirnos un poco Ally—dice mi subconsciente y vaya que tiene razón.