Capitulo 24

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Estoy viendo los ojos de Alberto fijamente y el demuestra furia en su mirada—¿por qué mierda te saliste así?—grita, yo no digo nada y me volteo.

—¡contéstame!—grita tomándome de la mano fuertemente, esto provoca que suelte un gemido de dolor, me suelto bruscamente de el.

—¡NO ME TOQUES!—grito, pongo mis ojos directamente en los suyos, retándolo con la mirada—no puede ser, se enoja por una estupidez—pienso, pero mi coraje puede todavía más conmigo—YO NO ME HABÍA DADO CUENTA Y SI TE DAS CUENTA YO NO FUI LA QUE ME LE INSINÚE, ¿QUE ME CRES? ¡UNA CUALQUIERA! QUE POCA DE TU PARTE—le grito, ¿quien cree que soy?.

El me mira y sus ojos denotan arrepentimiento, se intenta acercar pero yo me hago para atrás, el suspira—yo lo siento es que—se calla y toma aire—eres bonita y siento que cualquiera te puede apartar de mí, si fui un imbecil al gritarte pero entiende eres muy importante para mí y no quiero que te apartes de mi lado—el me mira y siento como el corazón se me hace chiquito y sé que lo perdonaré, no quiero estar enojada con él por tonterías.

Yo me acerco a él y lo abrazo y el suspira—tú tienes que confiar que yo no me iré con cualquier pendejo que se me atraviese—digo dulcemente—el me abraza—lo siento tanto hermosa—dice y me besa, yo le sigo el beso pero de imediato me muevo.

El me volteo a ver con cara de ¿que carajo, ahora que hice mal?—ahora vamos a comer muero de hambre, mi estómago exige comida—le digo y me dirijo al piso donde Alberto dejo caer la pizza del enojo.

Pongo la pizza en la mesa y siento como el se acerca por detrás—si la pizza se echó a perder ahora sí te mato—le digo fingiendo enojo y después escucho su risa.

—no seas tan melodramática—dice y yo estalló a carcajadas—mira quién lo dice, tu asesino de pizza—le digo riéndome, el ambiente se siente relajado y eso me alegra.

El se ríe y nos sentamos en los bancos que hay en la cocina.

Nos servimos cada uno una porción de pizza—la otra semana es tu cumpleaños, ¿qué planeas hacer?—me pregunta Alberto mientras se mete otro trozo de pizza a la boca.

Yo suspiro—no tengo ni idea, estaba pensando en comprar litros de helado y pasar viendo un maratón completo de Teen Wolf—le digo metiéndome un trozo completo de pizza a la boca, ¡si puedo comerme un trozo completo!.

El me voltea a ver con cara de sorpresa—¡es enserio! tu un día entero en esta casa, en tu cumpleaños, ¡no te creo!—me dice mirándome con incredulidad.

Yo lo volteo a ver—la verdad en mis cumpleaños nunca hago nada, desde que desapareció papá nunca e vuelto a celebrarlo, no me da ánimos—le digo mientras se me corta la voz por el coraje de que mi padre desapareciera, de que tuviera una amante de que se alejara de mí, como si no le importará en lo más mínimo.

Siento como el cuerpo de Alberto se junta al mío—pero ahora me tienes a mi hermosa y eso no tiene que volverse a repetir—me dice dándome un beso en la frente.

Yo asiento—no pero en verdad no quiero nada, estoy bien solo que me gusta pasar el día como si mi cumpleaños pasara por desapercibido—la verdad mis cumpleaños nunca me a gustado celebrarlos, es como una miseria para mí, es como si me estuvieras pidiendo que me matara ese mismo día.

Mi celular comienza a sonar y decido no darle continuación al tema, no es algo que me enorgullezca, veo que el que me está marcando es Harry.

—¿Qué pasa Harry?—pregunto, se escucha un silencio en la línea por unos segundos—no soy Harry, soy mike su novio—dice con la voz llorosa, me tenso de imediato algo malo está sucediendo.

—¿Qué pasó mike? ¡dime! ¿dónde está Harry? ¡DÍMELO!—grito espantada, Alberto me ve y se acerca a mi.

No se escucha nada por unos segundos—a harry lo atropellaron esta en terapia intensiva me urge que vengas eres a la única que tiene registrada en caso de urgencias—dice, las lágrimas salen de mi vista, no, no puedo perder a harry—voy para haya de inmediato—digo mientras cuelgo.

Yo volteo a ver a Alberto rápidamente—tenemos que ir al hospital, a harry lo atropellaron—le digo a Alberto y el asiente voy al cuarto tan rápido como puedo, siento como Alberto viene de tras mío, llego al cuarto y me pongo un pans y una chamarra y tenis, Alberto se pone exactamente lo mismo y nos bajamos corriendo.

El día está tan frío y la lluvia es tan intensa, me quiero reír es como si supiera el estado de ánimo de uno.

Subimos al coche y solo rezo para que Harry resista y no se vaya, es tan joven y tiene tantas cosas por que vivir, que de imaginármelo en una caja todo pálido y sin vida hace que llore aún más.

Enamorada de mi primoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora