Capitulo 13

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—Ese papel no te pertenece —me dice una voz grave, siento un escalofrío recorrerme la espalda, la voz provoca que me estremezca y voltee encontrado me con una figura bastante desagradable de Alberto, no obstante el de imediato intenta arrebatarme el papel de las manos, pero soy más rápida y logró que no me quite el papel.

Yo me le quedo mirando–¿que me puedes decir ahora Alberto?, no me puedes decir que esto no es nada por qué evidentemente es algo y lo más importante, ¿quien aporta esa sangre que es tan valiosa? —grito, desesperada por respuestas, respuestas que el de seguro tiene.

El me mira, sus ojos se obscurecen pero no puedo bajar la mirada—eso no te importa, no te debe de importa, sube a tu cuarto y no bajes hasta que yo te diga—grita, me estremezco pero eso no impide que me enoje.

—¿Y tú quién eres para darme órdenes? —grito—el me toma da ambas manos, y empiezo a temblar, las piernas me fallan y siento que voy a llorar en cualquier momento.

El me ofrece una sonrisa de lado—parece que se te olvida quién es el adulto aquí—dice apretando más el agarre de mis manos—ahora sube—grita y me suelta bruscamente, yo prendo la luz, Alberto se intenta tapar la cara al recibir el intenso resplandor.

Después de unos segundos lo veo, Alberto golpeado tiene un ojo morado y la sangre le escurre por la boca—¿que te pasó?—pregunto preocupada, aunque pueda estar enojada con él es mi familia y me importa.

El me mira—no es nada, no importa —dice quitándole importancia al asunto—¿que no es nada? ¡estás sangrando!, siéntate en el sofa ahora te voy a curar, no me interesa lo que tengas que decir—digo, siento que puedo respirar al ver que no pone objeción.

Me dirijo al baño, tomo el botiquín y un ibuprofeno para que se le calme el dolor.

Bajo, me le quedo viendo unos momentos, se ve frágil, desorientado como si 10 años le hubieran caído encima.

Me le acerco—esto te va a arder, así que te sugiero que tomes un baño— digo, Alberto se intenta parar, pero no puede está tan débil que apenas se puede mantener en pie.

No me queda de otra lo recargo encima de mi hombro, nos dirigimos al baño, ayudo a que se siente en la tapa del retrete, le quitó la playera, el pantalón, todo excepto los bóxers le preparo el agua, lo ayudo a entrar en la tina, el suspira de alivio al sentir el golpe de agua agradable en su cuerpo.

Se acuesta en el soporte de la tina, cierra los ojos, tomo un vaso y le vierto agua en el pelo, me concentro en lavarle el cabello, después en enjabonarle el cuerpo, le vierto el agua hasta que todo el jabón haya desaparecido.

Cuando termino, le ofrezco una toalla, salgo para el cuarto por ropa, le dejó una playera unos bóxers, un pantalón de pijama lo dejo en el baño para que se cambie y se lave los dientes.

Subo al baño de el cuarto de visitas y me baño a la velocidad de un rayo, cuando vuelvo a bajar me doy cuenta que Alberto está sentando en la sala acostado en el mueble.

Yo lo miro y al verlo tan desecho siento una opresión en el pecho—ven para curarte—digo, me acerco a él, le empiezo a poner crema para que se le desinflamara el ojo morado le pongo unas vendas en la nariz ya que trae una cortada, pongo crema en la espalda para que los músculos se le dejen de tensar.

El se me queda viendo—gracias–me dice el, yo solo asiento, el suspira —ally sé que estás enojada conmigo, sé que lo he jodido, lo he jodido por completo pero yo no quiero estar enojado así contigo–dice, yo le tapo la boca con una mano.

Yo sonrío—es tu vida a mí no me incumbe lo qué haces con ella, no me interesa con quién te acuestes o con quien sales tú y yo solo somos "primos" eso a mi no me tiene por qué afectar entendiste—al decir eso no se a quien le dolió mas si a él o a mi, su cara decae por las palabras que acaban de salir de mi boca—suspiro— ¿que esperaba? que cayera rendida a sus brazos.

Me siento incómoda y me levanto el me mira con cierto desconcierto–Iré a hacer la cena, no te acostumbres lo hago por simple cortesía—le digo mientras sonrió y me dirijo a la cocina.

Preparo un plato de huevos estrellados con tocino uno para el y uno para mí estaba hambrienta después de todo lo que ha pasado, preparan un zumbo de naranja y lo sirvo en un vaso.

Alberto se sienta y al ver la comida literalmente devora cada bocado de ella, el jugo ni se diga desapareció en tan solo un segundo ¿qué habrá estado haciendo?.

—muchas gracias —me dice, yo le respondo con una sonrisa casi inexistente —ally yo no quiero que seas distante conmigo , sobre Mónica quiero decirte—intenta hablar pero yo lo callo.

—no tienes que darme ninguna explicación, las marcas en tu cuello dicen otra cosa —dicho esto él se toca el cuello apenado, sin mirarme.

—entre ella y yo no hay nada—intenta defenderse, yo lo vuelvo a callar—Alberto te he dicho solo somos primos no me interesa  lo que hagas—le digo muy segura de las palabras aún que estás me duelan a mi también.

—si tan solo dejaras explicarte—dice el con un tono deprimido, me volteo, lo miro y sonrió.

—sabes si más bien si quiero que me des unas cuantas explicaciones— digo y su rostro se ilumina completamente al saber que lo dejare hablar por unos minutos, pero la verdad es que tengo curiosidad por otra cosa.

—dame la explicación de por qué llegaste todo golpeado a la casa —su cara cae derrepente y ahora parece nervioso y creo que le ha tragado la lengua algún ratón —de eso si quiero una explicación y no me iré hasta que la obtenga.

—lo que pasa es que...

Enamorada de mi primoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora