Capitulo 16

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Cierro la puerta con fuerza—tenemos que hablar—digo con voz firme, veo como el se pone tenso, la verdad es que yo estoy igual o peor que el pero tomo la fuerza suficiente para poder seguir con lo que estoy apunto de hacer

El me mira unos segundos, escucho como toma aire—si, dime—dice el tratando de controlarse, tomó aire, siento que las piernas me fallan—¡es ahora o nunca!—me digo a mi misma, tomo aire.

Volteo a ver a Alberto a los ojos—Alberto desde que llegue aquí te e odiado como no tienes la menor idea, me has echo pasar por cosas inimaginables y en realidad me enoja por qué nadie nunca me a puesto límites—al decir eso su cara muestra ¿que? confusión, frustración, no lose, el me mira—entonces quieres decir—comienza a hablar, pero lo corto.

Tomo aire—cállate, no eh terminado aún —le digo y sigo hablando—por otra parte sé que es completamente ridículo ya que tú y yo somos primos pero es que—me corto, será la correcto decirle, lo más probable es que quede como idiota enfrente de el.

Veo como Alberto se pone de tras de mi—que me quieres—me susurra en el oído, yo solo puedo asentir, ya que no se que mas decir, siento como el suspira aliviado, ¡aliviado!.

Me volteo a verlo—yo también te quiero —dice el, siento como recuperó el aire al escuchar aquellas palabras, no sabía que había dejado de respirar.

Me apego a el, Alberto me rodea con sus brazos—hermosa mírame —dice el , yo no quiero, mas bien no puedo, estoy calmada con sus brazos al rededor, estoy cómoda entre su cuerpo, que siento que si me despego de él jamás volveré a regresar a este lugar tan tranquilo.

Siento como me separa de él y me levanta la barbilla—nunca, nunca te dejare me has entendido, pase lo que pase estaré siempre a tu lado, pero necesito que tú también me prometas lo mismo—dice el mientras me sostiene con fuerza, yo solo asiento.

El frunce el ceño—NO ally, dímelo, dime que pase lo que pase no me dejaras—sus palabras suenan desesperadas como si su vida dependiera de ello.

Tardo unos segundos en reaccionar a lo que me está pidiendo, volteo a ver sus ojos, aquellos ojos cristalizados, aquellos ojos que han visto todo su pasado—lo prometo—lo digo tan bajito que apenas es un susurro, siento como su cuerpo se relaja al escuchar aquellas palabras.

Nos quedamos un momento en silencio, pero no un silencio incómodo, si no uno en el que estábamos analizando qué acaba de ocurrir, yo todavía entre sus brazos y con la cabeza recostada en su pecho.

Siento la respiración de Alberto en mi cabeza—ally—dice, pero el sonido de su celular lo interrumpe, contesta te mala gana.

Suelta un suspiro antes de contestar—mierda Liam, siempre apareces en los momentos menos importunos—grita Alberto, su grito hace que me estremezca entre sus brazos, el al sentir eso me da un beso en la frente y yo me relajo por completo.

Volteo a ver a Alberto su cara muestra preocupación—¿que? ¿como? ¿cuando?, okay ¿a qué horas?, no, bueno gracias adiós—su voz ahora suena preocupada.

El me mira por unos segundos, pone una mano en mi mejilla, yo me pierdo en su tacto—nos tenemos que ir —dice él desesperado, cambiando de actitud—¿que está pasando?—me atrevo a preguntar, frustrada por la situación.

Me toma de una mano, me mira directamente a los ojos—escúchame hay algo malo, están pasando muchas cosas que después te explicaré pero tenemos que irnos—me dice, salimos corriendo en dirección al auto.

Yo trato de analizar todo lo que está pasando en estos momentos, siento que la bilis me sube por la garganta, Alberto me abre la puerta y nos subimos, al entrar el inserta las llaves y pisa a todo el acelerador, salimos disparados, la tensión se puede sentir en estos precisos momentos, volte a ver a Alberto, mis nervios están a punta, me siento débil, tenia tanto que no me sentía de esa manera, siento como las lagrimas bajan por mis mejillas, siento mi corazón latir.

No me doy cuenta de que nos hemos estacionado, volteo a ver ligeramente por la ventana,  puedo distinguir qué es un hotel, veo como Alberto se baja, yo me quedo en el carro con lágrimas en los ojos soy una estupida como puedo llorar,—estas llorando por nada—me digo a mi misma para tratar de tranquilizarme.

Me quedo mirando mis manos no se por cuánto tiempo, escucho como alguien abre la puerta de mi lado del carro, volteo y puedo distinguir Alberto entre mis ojos llenos de lagrimas, me carga ya que mis músculos no reaccionan en estos momentos, me recuesto en su pecho, su pecho es mi hogar es un refugio exactamente echo a mi medida.

Entramos por una puerta del hotel, no me importa que alguien me vea de esta forma, lo que necesito es un descanso, escucho como Alberto abre la puerta de lo que creo es la habitación, al entrar no me suelta, me acuesta en la cama, el se acuesta conmigo a un lado, mientras me pasa su mano por mi pelo arrullándome por su contacto—ya nena ya pasó—dice para tratar de consolarme.

Yo lo volteo a ver—Alberto, ¿que pasó?—pregunto, él se pone nervioso, ¿que creyó que no iba a preguntar?.

El suspira y después pone una mano suya en mi cintura apegándome más a el—Liam estaba encaminó a la casa cuando vio a unos tipos, parecían drogados traían armas, dijo que lo mejor sería salirnos de ahí—dice el mientras me abraza, al escuchar esas palabras me tenso de tan solo pensar lo que pudo haber sucedido.

Cuando volteo veo como Alberto sonríe, como si estuviera contento de que le haya creído, pero él no podría mentir con eso o ¿si?.

Se me acerca a un más yo recargo mi cuerpo en uno de sus brazos, necesito sentir que esta aquí que esta conmigo, me abraza, estoy acostada sintiendo su tacto, el se despega de mi durante unos minutos y después me entrega una playera blanca, creo que es de él, yo la veo con cara de ¿para qué es?.

Como si me hubiera leído la mente me contesta—es para que duermas con ella y estés más cómoda—dice, yo lo miro y le tomó la camisa de las manos.

Me paro de la cama a la fuerza, me dirijo al baño del cuarto, al entrar suspiro, me deshago de toda la ropa que traigo excepto de la interior, me pongo la playera, me queda inmensa pero estoy cómoda.

Salgo del baño y puedo distinguir Alberto que solo se encuentra en bóxer y en ese momento me doy cuenta que la playera blanca que traigo es la que traía el, el gesto es suficiente para que me sienta más feliz.

Yo me quedo parada unos minutos admirando su cuerpo, él me observa y me sonríe desde la cama—nena ven aquí—me dice, yo no lo pienso dos veces, me acuesto con el, nos cubre a los dos con la cobija, mientras yo busco calor entre sus brazos.

Siento como una de sus manos está en mi cintura—Ally te quiero—dice y esas palabras en verdad las siento sinceras.

Yo no digo nada solo lo abrazo, y se que él sabe que con este gesto contesto a lo que el acaba de decir hace unos momentos.

Cariño estoy jodida, jodidamente echa a tu medida.

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Enamorada de mi primoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora