Capitulo 28

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Volteo a ver a Alberto, me encojo de hombros—no es nada que no sepas, aparte no te incumbe —le replicó furiosa intentando sacárselas de las manos pero él es más rápido y mueve la bolsa.

El me ve furioso y algo preocupado—no tomes esta mierda ally, no la ocupas y tu cuerpo tampoco—dice Alberto con voz más suave, yo me enojo, el no sabe lo que necesito—tú no sabes que mierda ocupo, tengo 5 años ingiriéndola y jamás me a sucedido nada—le grito.

Volteo a verlo y se que Alberto no tiene una de las mejores paciencias—¿5 años?, pero, ¿dónde mierda estaban tus padres?—grita el, pero creo que de inmediato se arrepiente, yo empiezo a llorar—o, no lose probablemente mi padre con una puta y haciendo quien sabe que experimentos y mi madre trabajando sin descanso, tengo suerte de seguir entera, ¿no?— grito pero mis ojos comienzan a arder.

El suspira, para después tomarme entre sus brazos—Ally yo no lo decía por eso, muñeca ven aquí—me dice acomodándome encima de él—ally necesito que la dejes es malo tienes un problema con esta mierda y eso no es bueno créeme—me dice abrazándome.

—la e intentado dejar, pero si no ingiero al menos un poco al día empiezo a sentirme mareada y mi cuerpo se estremece, no quiero sentir eso de nuevo—le digo mientras suspiro.

Yo me volteo a verlo y empiezo a llorar—por favor, no me obligues a dejarla eso hace que todo sea mejor para mí—le digo con voz cortada por el llanto, el suspira—lo siento pero te quiero tanto, que aunque que esto te lastima no cederé, prefiero verte sufrir una semana para eliminar todo lo que tienes dentro del cuerpo a verte en una caja pálida por sobredosis—me dice y yo lloro, ¡no me puede hacer esto!, ¡es mío! nadie nunca me a evitado nada y el no será el primero.

La desesperación se apodera de mi cuerpo y salgo corriendo del carro y del agarre de Alberto.

Pero de un momento a otro siento que soy tomada y vuelta a echar al carro—¿pero que mierda?, no me interesa si huyes, dejaras de tomar esta mierda—grita Alberto, yo me estremezco, jamás lo había escuchado tan enojado, así que solo me limito a bajar la cabeza y a asentir.

El se acerca y me da un beso en la cabeza—no me odies, simplemente lo hago para que tú estés bien—suspira—no te quiero privar de nada, pero entiende eres muy importante para mí, no quiero que te suceda algo, ¿entiendes?—al decir esto reaccionó y lo abrazo es la única persona que en realidad se preocupa por mi.

Lloro fuertemente—yo, lo siento—le digo entre lágrimas y él me besa—todo está bien—me dice, para después poner sus labios en mi frente.

—2 días después—

Me encuentro de nuevo en el escusado con el cuerpo doblegado, el vomito que saco es inhumano, pero Alberto dice que es todo lo que traigo dentro y que tiene que salir.

Siento como alguien esta de detrás mío—¿todo está bien muñeca?—me pregunta Alberto agarrando me el cabello—no nada de esto está bien, necesito un poco de cocaína—pienso, me vuelvo a doblegar en el escusado, cuando siento que todo a salido me levanto y me lavo la boca, me volteo a ver en el espejo, por este logro ver como Alberto ya no se encuentra detrás mío, suspiro y volteo a ver mi reflejo—estoy decidida a dejar esto, mañana presento el examen y no voy a echar a perder mi única oportunidad por culpa de esta mierda—me digo a mi misma una y otra vez.

Salgo de el baño y Alberto me da una pastilla de menta para que el mal sabor de la boca se me quite de encima—gracias—le digo sosteniéndome de su hombro.

El me sonríe—no hay de que, ven vamos a acostarnos—dice y nos dirigimos a la sala, el enciende la televisión y está una película antigua, se llama la laguna azul.

La película me envuelve al instante, se trata de dos niños que se pierden en el mar y encuentra una isla desierta y crecen en esta aprendiendo a como sobrevivir, pero al entrar en la adolescencia van descubriendo sus intereses acerca del uno por el otro.

La película está buena y decido acomodarme en el pecho de mi acompañante.

Alberto se mueve un poco—Ally iré por algo a la cocina—dice el y me deja sola en el sofá.

El sofá se siente frío sin el—ven al cuarto—lo escucho decir, ¿al cuarto?, ¿no que iba a la cocina?.

Cuando entro al cuarto lo veo a él con un oso de peluche cubriéndole la cara y en su otra mano un ramo de rosas.

Yo me quedo pasmada pero el poco a poco muestra su rostro.

Se me acerca y me entrega el ramo de rosas—yo sé que tú y yo tenemos algo, pero yo por imbecil no lo e echo oficial y tú sabes lo que significas para mí, así que, ¿quieres ser mi novia?—dice el y yo me le aviento encima y le lleno de besos la cara

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Se me acerca y me entrega el ramo de rosas—yo sé que tú y yo tenemos algo, pero yo por imbecil no lo e echo oficial y tú sabes lo que significas para mí, así que, ¿quieres ser mi novia?—dice el y yo me le aviento encima y le lleno de besos la cara.

Estoy llena de felicidad—si, si, si y mil veces si —le digo mientras dejo el ramo de rosas y el oso en cualquier lugar, el me empieza a besar el cuello y poco a poco a quitar la blusa.

Enamorada de mi primoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora