Capitulo 38

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Estoy de regreso a la casa caminando, sé que no a sido la mejor de las ideas, pero estoy exhausta, no del cuerpo, si no del pensamiento, suspiro, saco mi celular y la pantalla de este no anuncia nada, Alberto no me a marcado y eso me da a entender que no a llegado aún al departamento.

Me estremezco, el frío viento me golpea en el pecho, cierro el cierre mi chamarra, en dos días será Navidad, sonrío, siempre me gustaron esas fechas, ya que tengo lindos recuerdos de esas fechas, la familia, la comida, todos juntos, regalos, amor.

Me detengo unos momentos—compra un árbol de navidad—me digo a mi misma, así que decido ir a comprar uno, checo mi reloj, son las 7:00 de la tarde, el invernadero no cierra hasta las 8:30, empiezo a correr.


Al llegar al invernadero me recibe ese dulce olor de hierba húmeda y fresca.

Entro lentamente—hola señorita, ¿que va a llevar?—me dice la dulce voz de una niña, me pongo de cuclillas para estar a su altura, le sonrío—quiero un pino chiquito pero con muchas ramas cubiertas y abultadas—le digo a la niña sonriendo—tengo el indicado para usted—me dice, me jala de la mano y nos detenemos a los pocos metros, y lo veo es un árbol no tan pequeño, no tan grande, lleno de ramas abultadas, verdes y frescas, era perfecto para el departamento.

No lo pienso dos veces—me lo llevo—digo y la niña chilla de la felicidad—hey Sabrina, lo hice, hice más ventas que tú hoy hermanita—grita y yo me río al escucharla, la que supongo que es Sabrina se hacerca a la pequeña niña, es una chava que parece más grande que yo, tendrá unos 21 o 22, ella voltea a ver a su hermanita—y, ¿a quien se lo vendiste?, según tú molly—ahora la pequeñita también tiene nombre.

La pequeña se voltea—A esta chica —dice apuntándome—hola soy ally—saludo a Sabrina —son 50—dice molly, saco el dinero y se lo doy  en la mano.

La pequeña sonríe—bueno ally, ¿donde está tu carro?, para echar el árbol—me pregunta Sabrina con una sonrisa mientras carga a molly y le da un beso en el cachete, después le susurra algo que la hace reírse.

Yo me volteo a verla apenada—no traigo carro, lo llevaré arrastrando—le digo, ella niega—ven te llevaremos a ti y al árbol a tu casa—dice Sabrina y antes de que pudiera decir nada ella dice—al fin y al cabo ya vamos a cerrar, fuiste nuestra última venta—dice y yo sonrío—gracias —digo.

Sabrina y molly enganchan el árbol como profesionales en la camioneta—¿donde vives?  —me pregunta Sabrina—a unas 4  cuadras más adelante—le digo.

Sabrina abre la camioneta, después sube a molly en la parte trasera de esta y le pone el cinto de seguridad, está se duerme casi de inmediato, yo me subo en el asiento delantero y ella en el del conductor—al parecer les fue bien hoy—digo para romper el hielo—si hoy a sido un buen día, tengo dinero para el regalo de Navidad de molly—dice pero se asegura decirlo bajo por qué aún que molly esté dormida creo que puede oír—¿y sus padres?—pregunto por que se me hace raro no verlos con ellas.

Ella sonríe tristemente— murieron hace 2 años en un accidente—dice mordiéndose el labio como tratando de aguantar las ganas de llorar, el corazón se me encoge—lo bueno es que yo en esas fechas tenía 21 y ya tenia un trabajo para hacerme cargo de esta chiquilla, que amo tanto —dice llena de felicidad.

Yo sonrío—es buena—le digo observando a molly —si, ella es fuerte, aveces ella me saca de mis estados más depresivos—me dice y sonríe.

Veo como nos vamos acercando a mi departamento—aquí—apuntó al departamento y ella se detiene, me bajo de la camioneta y ella igual—gracias—le digo mientras bajamos el árbol—no la que agradece aquí soy yo, por hacernos una compra—dice sonriendo.

Enamorada de mi primoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora