Capitulo 17

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Estoy mirando al techo en estos momentos, tratando de acomodar mis ideas, estoy tan confundida, no eh podido dormir en las pocas horas que han transcurrido de la noche, la cabeza me da vueltas, suspiro y  decido ir al baño para lavarme la cara.

Me despego del cuerpo de Alberto con cuidado de no despertarlo, entro al baño y lo primero que hago es ver mi reflejo en el espejo, frente al espejo puedo distinguir muchos cambios en mi, no había visto lo desgastada que estoy, mis pómulos están cada vez más sumidos, mis ojeras más profundas y obscuras, niego, esta no es la misma chica que llegó meses atrás, es otra y no me gusta.

—Ally—escucho como Alberto grita —¡ally ally ally!—vuelve a a gritar varias veces mi nombre, yo me espanto y salgo directo de el baño—¿qué pasó?—pregunto preocupada.

El voltea a verme, cuando me ve sonríe y sus facciones se vuelven ligeras—nada, creía que te habías ido—el se ríe—sabes que, olvídalo son tonterías mías—dice mientras se para de la cama.

Yo me quedo parada unos minutos observando como se acerca a mi—¿que tienes?—me pregunta con una voz dulce que ni yo misma no creería que fuera el.

Siento como me rodea la cintura con sus brazos, suelto un gran suspiro—nada, es solo que estoy algo confundida y cansada—la verdad estaba agotada por todo esto.

El se acerca más a mi—no te preocupes todo estará bien —dice dándome un beso en el cuello.

Yo me volteo para verlo directamente a la cara y de un momento a otro sus labios están pegados contra los míos, tardo unos segundo en reaccionar, apenas si le puedo seguir con el beso, unos segundos más tarde sus labios están moviéndose al ritmo de los míos sus manos están en mi cintura y las mias están en su cuello.

El empieza a caminar en dirección a la cama en pocos segundos lo tengo encima de mí,  una de sus manos empieza a acariciar mi pierna y es ahí cuando reaccionó—detente—digo, me separo de él bruscamente.

Yo me alejo—yo, yo no puedo hacerlo contigo, bueno si, pero a qui no, no ahora—digo mientras siento mi corazón latir fuertemente, él me mira confundido y triste, hasta que reacciona.

Me toma de la mano—ally, ¿tú eres virgen?—me pregunta tranquilamente, me cubro la cara, no quiero me vea, una virgen a los 17 que pena, mi cara la tengo cubierta con las sabanas intentando hacerme bolita en ellas.

El me quita las sábanas de la cara y me regala una sonrisa tranquilizante—yo lo siento, yo no quería decirte, pero es que me gustaría que mi primera vez fuera en algo mejor que en un hotel, no es que te pida un cuento de hadas, en un castillo lleno de flores, chocolates y velas,  pero mínimo quiero en una cama que sea nuestra—le digo con la voz apagada, esperando que no piense otra cosa.

Me tenso al no escucharlo hablar, hasta después de unos segundos—Ally yo no sabía, no sabes cuánto lo siento muñeca —dice abrazándome —no te preocupes te daré todo el tiempo que necesites—yo suspiro esto no es correcto el y yo somos familia—pero Alberto es inaudito tu y yo somos primos—escucho como el se ríe ligeramente.

—técnicamente yo soy adoptado preciosa no tienes nada que preocuparte —el me dice ¿adoptado?, significa que biológicamente no somos familia, lo volteo a ver, hay algo que no me está diciendo, pero sus palabras me calman.

El me ve, toca uno de mis brazos, cada ves que me toca me pierdo en una de sus caricias—vamos a dormirnos —dice el, yo me acurruco a su lado, por lo que queda de la noche puedo dormir tranquilamente.


A la mañana siguiente, el calor de mi cuerpo me levanta, volteo a ver el reloj de al lado de la cama, 8:34 marcaba este, siento como el cuerpo de Alberto se remueve a lado mío—buenos días preciosa—dice con aquella sonrisa suya que tanto me gusta—es hora de irnos—me indica, los dos nos ponemos la ropa que traíamos ayer.

Enamorada de mi primoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora