Capitulo 4

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—¿Edward? —pregunté. Él se volvió con las pinzas llenas de sangre.

Estaba en el GCPD otra vez, quería saber si Edward tenía los expedientes de muerte sobre mis padres; se me ha pegado un poco de Bruce así que, no creo que sea tan malo averiguar también mi caso. Entrar al departamento era fácil, infiltrarte es lo difícil. Tomé veinte minutos en llegar hasta el forense.

Esta vez salí temprano para que el tío Alfred no se diera cuenta, cerré mi habitación con llave para que pensara que estuviera molesta y todo ese tipo, e intenté persuadir a Bruce para que me cubra la mentira. Hay que admitir que el chico no es bueno mintiendo.

—¡Isolde! —exclama, pone las pinzas en una bandeja de metal y se quita los guantes—. Que extraña visita —sonríe.

—En el extraño momento —dije mirando al cadaver—. Como sea, quería pedirte un favor —él asiente—. Hace diez años mis padres fueron asesinados, necesito su expediente y si la policía hizo algo al respecto.

—No digas más —se quitó los guantes, las mascara y la bata—. Acompáñame.

Lo seguí hasta llegar una habitación, él la abrió. Habían gabinetes llenos de archivos oficiales. Eso me serviría pero tomaría una eternidad.

—Necesito el año y fecha —me dice.

—Oh, nueve de noviembre de 1970 —dije, él abrió una gaveta y se puso a buscar.

—Diez años, wow, debió ser muy fuerte para ti —hace una mueca—. Creo que hubo un caso sobre una pareja muerta en un edificio y una niña desnutrida encerrada en un armario.

—Esa era yo —él se cubrió la boca—. Está bien, no importa.

—Bingo —dice, me da un folder—. Esto es lo que buscas.

En eso la puerta se abre, Edward y yo intercambiamos miradas, él me señala la parte de atrás de los gabinetes; rápidamente me escondo y escucho como los pasos se hacen presentes. Abrí el folder, aparecieron imágenes de mis padres, fueron asesinados por un tal Jeff Schuyler; un asesino y drogadicto. En verdad, no recuerdo casi nada de ese día, solo que desperté en el armario y mis padres hacían señas de que no saliera.

—Señorita Kringle... ¿Sabía que las moscas zumban en clave de fa? —fruncí el ceño.

—No, no lo sabía—escuché la voz de una señorita.

—Está bien —dice Edward.

—Bueno, adiós.

—Adiós —escucho la puerta cerrarse—. ¡Estúpido! Acordamos que la invitaríamos a salir.

—¿También hablas contigo mismo? —pregunté saliendo de mi escondite, él me miró. Le di el folder y él aceptó—. No te debes avergonzar, es normal cuando estás nervioso o cuando estás furioso. Gracias por ayudarme —sonreí—. Y para la próxima se directo y ten más confianza.

Ambos salimos de la oficina, él me sonrió como una despedida, yo hice lo mismo. Intenté escabullirme por algunos guardias, cuando en eso escucho disparos. Rápidamente me tiré al suelo y me coloqué debajo del escritorio, me tapé los oídos ya que el sonido se escuchaba demasiado fuerte. ¿Cada vez que tengo que salir tiene que haber algo así? Esta primera semana en la cuidad está muy agitada.

Cuando cesaron los disparos me incorporé, estaba cerca de unas escaleras. Me asomé un poco y vi a Edward a unos cinco metros de mí, me dio la señal de que volviera a ocultarme, eso hice. Hasta cuando escuché esa risa, su risa. ¿Acaso estos tipos y yo tenemos una conexión? Porque esto me está hartando.

Me sobresalté cuando escuché otro disparo, me volví a asomar por el escritorio. El pelirrojo tenía atada en una silla a una mujer, era la capitana del GCPD, mi padre trabajó con ella. Vi como le escupió al chico, éste solo rió y suplicó más, entonces le dio un fuerte cabezazo en la nariz, él volvió a reír pero ahora tenía toda la nariz ensangrentada.

INSANE ⎮⎮ Jerome Valeska ⎮⎮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora