Capítulo 27

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—¡Lo haces mal! —me grita Victor, pongo los ojos en blanco y reprimo la tentación de dispararle en la frente.

A la mañana siguiente Jerome no estaba a mi lado, después de desayunar Victor me dijo que era hora de practicar. Fuimos al sótano pero esta vez no me dio una magnum, sino un rifle. A veces Victor era desesperante, se quejaba por todo.

—Tu brazo debe sujetar el arma —dice arreglando el problema—. Y debe chocar contra tu hombro.

—Eres irritante —le confieso, él sonríe.

—Tú eres el triple —replica—. Dispara.

Disparé al jarrón, éste voló en miles de pedazos. Recargué y seguí con el otro. El rifle pesaba y eso me cansaba, creo que me dio una arma grande para torturarme.

—Así que..., ¿cómo van las cosas con Jerome? —me pregunta.

—Bien —dije para volver a disparar—, eso creo.

—¿Crees? —arquea una ceja—. ¿Por qué dudas?

—No lo sé, está un poco diferente —recargué. Victor se posicionó atrás de mí.

—¿Diferente? ¿O está perdiendo el encanto? —me volví—. Verás, los hombres, querida; siempre desean a una mujer, ¿y qué hacen para obtenerlo? La seducen... ¿No se te hace extraño que Jerome halla cambiado de un día para otro?

—¿Qué tratas de decir? —él chasqueó los dedos en mi delante.

—Despierta, querida. Te está usando —yo sonreí, negando con la cabeza—. O, al parecer se intercambiaron los papeles. Tú eres la loca y él el pasivo.

—No me está usando, eso sería ridículo. Si me está usando ¿por qué sigo aquí? —Victor me dió un pequeño empujón en la frente.

—Eres su juguete sexual —dice—. No te dejará salir de aquí, porque para ir a un club de bailarinas tienes que pagar. Tú eres gratis. Y ahora que están saliendo... Auch —hizo una mueca de dolor para luego reír—. Eres el ciervo y Jerome el león, luego te comerá y tú —me señala—, serás dañada. Él está demente y hará lo que sea para que seas igual a él.

—¿Por qué me dices esto? —pregunté. Él se encogió de hombros, sonriéndome.

—Soy muy bueno con las palabras, pregúntale a Butch.

—¿Quién es Butch? —inquirí.

—Un hombre, el novio de Tabitha, algo así... ¿Qué esperas? No te voy a hablar todo el día, dispara.

Me quité la correa del rifle y apunté a mi espalda, luego disparé. El sonido del vidrio inundó el sótano en un eco, Victor sonríe y levanta las cejas.

—Bien hecho —me encogí de hombros—. Creo que tuvimos suficiente por hoy, descansa... Y recuerda, Jerome está loco —sonríe.

***

Estaba con Nygma en la sala de estar, me había contado que el tal Butch había asesinado a Isabella. Butch era el antiguo socio de Oswald, al parecer hubo un conflicto entre los tres y eso hizo que Butch le tuviera rencor a Nygma.

—¿Estás seguro de eso? —pregunté.

—¡Si! —grita—. Por eso Barbara y Tabitha desaparecieron de un día para otro, saben que Butch la asesinó y tratan de encubrirlo. Es más que obvio.

—Ed —me levanté del sillón y lo tomé por los hombros—, yo también tengo mis sospechas... Creo que fue Oswald —admito, él se aleja al instante y da una sonrisa.

—Eso sería estúpido, él es mi amigo... Oswald no haría eso, quiero decir, es Oswald.

—Edward, él no es lo que tú crees —proseguí—. Él te quiere, es por eso que mató a Isabella. Estaba celoso.

Él tenía que saber que Oswald no era siempre la víctima, él también causaba daño. Ed mira el suelo por unos segundos, luego alza la mirada, me mira serio.

—Basta, Isolde. Son puras tonterías —dice alejándose, yo le persigo.

—No son tonterías, es la verdad. Puedes preguntarle a quien sea, él está enamorado de ti —él se vuelve bruscamente, yo paro al instante.

—¿Tienes pruebas? —yo negué con la cabeza—. Bueno, yo tengo pruebas y todas apuntan a Butch. Voy a ir con él y voy a hacerle pagar por lo que hizo.

—¡Ed, espera!

Quise tomarlo de la mano pero él me apartó y se fue, grité de frustración cuando se fue y pateé la pared. Estúpido Ed, estúpido Oswald, estúpido Victor, estúpida yo por no detener a Ed. Esto me estaba hartando, todos actuaban raro. Fui a mi habitación y me sorprendí al ver a Jerome, él me sonrió y besó mi mejilla.

—Te veo en la noche, tengo trabajo —me dice para luego salir.

—Sí... Yo también te quiero —murmuré cuando él se había ido de la habitación. 

Esto se estaba volviendo cada vez peor, y en este momento las palabras de Victor en la mañana comenzaban a asustarme, porque estaba empezando a dudar.

INSANE ⎮⎮ Jerome Valeska ⎮⎮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora