Capítulo 25

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—Cuéntame algo sobre ti —murmura Jerome.

Estábamos acostados en su cama, con las manos entrelazadas, mirando el techo. Jerome apoyaba la cabeza en mi hombro el cual estaba descubierto gracias a él. No se escuchaba ningún ruido, solo éramos nosotros y la noche.

—¿Qué quieres saber? —pregunté.

—Tu vida antes de mudarte con Wayne —dice besando mi hombro.

—Después del asesinato de mis padres, me mudé con mi tía, su casa estaba muy lejos de Gotham. Me crió como una señorita, ella me enseñó modales, como vestirme y todo ese tipo de cosas. Cuando tuve trece esas cosas no me importaban, y ella se había dado cuenta de eso. Decidió contratar a un tutor el cual me enseñara a luchar combate cuerpo a cuerpo... Ella murió hace dos meses, la noche en la que te vi por primera vez, fue la noche la cual me había mudado con mi tío.

—Yo maté a mi madre a tu edad —dice—, no fui a la escuela, no tenía amigos. Todo eran golpes e insultos —tomé su rostro, él se incorporó, le di un casto beso en los labios.

—Ya no más —murmuré.

Él me miró a los ojos, se subió encima de mí y besó mis labios. Suspiré cuando sus besos se dirigieron a mi cuello, era una sensación excitante y placentera. Jerome se separó y se quitó la camisa para volver a besar mis labios, le di un pequeño empujón para que se apartara de mí. Ambos nos separamos jadeantes, y aunque yo no quiera admitirlo, quería más de él.

—Sigues en periodo de prueba —bromeo, él pone los ojos en blanco.

—Pensé que ya éramos pareja —dice Jerome—. ¿O tienes miedo? —en parte él tenía razón, sin embargo, no respondí—. No debes tener miedo, Isolde. El sexo no duele.

—Dicen que la primera vez sí —murmuré, él besó mi mejilla para luego acostarse a mi lado. Me tomó de la cintura e hizo que me sentara sobre él—. ¿Qué haces?

—Dices que el sexo te da miedo, y es porque no has tenido experiencias sexuales. Tu me pones aprueba sobre nuestra relación, bueno, yo te pongo aprueba sobre nuestra relación sexual... Haz algo que me excite.

—Jerome —intenté quitarme pero él tomó mis muñecas y las colocó a los lados de su cabeza.

—No me hagas esposarte, no soy un sádico —sonríe. Puse los ojos en blanco.

—¿Una sugerencia? —pregunté.

—Puedes besarme en todas partes, pero no puedes usar tus manos... Si yo hago un sonido de placer, ganas. Inténtalo, yo cerraré los ojos.

Sabía que él solo quería hacerme sentir ridícula, en parte él tiene toda la razón, jamas había tenido experiencias sexuales. Jerome tenía los ojos cerrados, al menos eso no me haría sentir tan estúpida. Solo espero que no los abra. Deje escapar un suspiro.

Me incliné y besé sus labios para luego besar su cuello, le di un pequeño mordisco y besé su pecho. Él parecía dormido, mis besos no le afectaban. Dijo que no podía usar las manos. Bien, plan B.

Comencé a frotar mi parte íntima contra su pelvis, gemí en su oído y sentí como se estremeció. Me moví más rápido, Jerome soltó mis manos y tomó mis caderas, para luego tomar mi trasero. Él mordió sus labios pero yo los capturé, me besó bruscamente y entonces suspiró.

—Gané —suspiré, me detuve y lo miré. Él sonrió.

—La segunda prueba será más difícil —dice. Yo me recuesto en su pecho—. ¿Recuerdas la vez que dijiste el porqué me gustas? —asentí—. Mentí... No me gustó solamente tus curvas y tu trasero, Isolde. Desde el momento en que te vi sentí que tenías que ser mía, sentí que en serio te necesitaba y te necesito, sin ti no necesito nada más. Cuando Bruce Wayne te besó en la gala, quería dispararle porque no soportaba verte con él. Ese día en el hotel también mentí, porque era un cobarde, no quería que salieras huyendo como lo haces siempre... Yo te necesitaba.

—Lo demostraste en varias ocaciones —sonreí—. Cada vez que iba a un lugar tu siempre estabas ahí, era como si me persiguieras.

—Tal vez el destino nos quería juntos —murmura—. Solo necesitábamos un empujón.

—Si, secuestrarme es un gran empujón —dije sarcásticamente, Jerome rió. Bostecé y él sonrió mientras daba un pequeño beso en mi nariz.

—Deberías dormir, es tarde —sonríe.

Me recosté en su pecho y me aferré a él, en parte yo lo necesitaba ahora, era lo único que tenía. Probablemente Selina le dijo a Bruce que estoy con Jerome y no querrá volver a verme jamás, eso era algo que no soportaría, pero él no soportará que esté con Jerome. El engaño tiene pros y contras, yo gano, las personas que me quieren pierden.

***

A la mañana siguiente Jerome no estaba a mi lado, me cambié el pijama por ropa casual y salí de la habitación no sin antes cepillarme los dientes y peinar mi cabello. Fui a la cocina, la sirvienta estaba ahí así que decidí irme. Como la cocina estaba cerca de la oficina de Oswald, se podían escuchar dos voces discutiendo, caminé de puntillas y pegué mi oído en la puerta oscura.

—¡Haz tu trabajo! —grita Oswald.

—Estoy trabajando, no son distracciones —abrí los ojos como platos al escuchar la voz de Jerome—. Tendrás información, ya te lo dije, solo espera.

—Mas te vale —gruñe el Pingüino.

La puerta se abre y Jerome está ahí, da una mirada hacia atrás, Oswald está de espaldas. El pelirrojo me toma de los hombros y me empuja hacia atrás, la puerta se cierra sus espaldas. Jerome me arrastra a un cuarto, era el cuarto de baño, cierra la puerta y se acerca a mí.

—¿Qué hacías ahí? —gruñe.

—Yo solo..., escuché gritos y...

—Solo, no lo vuelvas a hacer —me interrumpió—. ¿Qué escuchaste? —dijo mirando frío.

—Escuché algo sobre tu trabajo... Jerome, ¿qué trabajo es? ¿No es algo malo, verdad? —él sonrió y besó mi mejilla.

—No, solo es algo de los tipos que quieren destruir a Cobblepot. Me pidió que investigara.

Él tomó mi rostro y besó mis labios, le devolví el beso y rodeé mis brazos en su cuello. Jerome sujetó mi cintura y me empujó contra la pared. Sonrió contra mis labios y sujetó mis piernas para luego yo enrollarlas alrededor de su cintura. Nos separamos jadeantes, él veía mis ojos al igual que yo veía los suyos. Ojos llenos de deseo.

—Me traes loco, Isolde —suspira. Sonrío.

—Pensé que ya estabas loco —reí, él sonrió y besó mis labios.

—Tu me vuelves más loco de lo que estoy —dice sobre mis labios.

—Jerome, quiero hacerlo —digo separándome unos cuantos centímetros, él me miró a los ojos, me sonrió sin mostrar los dientes y besó mi frente.

—Lo haremos esta noche, pero antes quiero saber algo... ¿Somos pareja?

¿Ser pareja de un asesino? Sí, porqué no. En realidad estaba reteniendo este momento, quería a Jerome y lo querías como una pareja, pero nuestras diferencias entre lo normal y lo psicópata me asusta. Aunque estás semanas Jerome ha dejado de ser tan... demente.

—Lo somos —sonreí, él sonrió de oreja a oreja y besó mis labios en un casto beso

INSANE ⎮⎮ Jerome Valeska ⎮⎮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora