Capítulo 20

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Tenía que admitir que esto estaba saliendo mejor de lo que creía, Dick era el chico más gracioso que había conocido, no era engreído ni pretencioso, solo era un chico normal. Y eso me agradaba, no sabía cuanto tiempo habíamos hablado de las cosas que nos gustaban.

—Dime, ¿qué haces en tus tiempos libres? —me pregunta, termino de dar el último sorbo a mi segunda copa. Le pido al mesero que traiga otra piña colada, él en un instante me la trae.

—Solo estoy en mi habitación, las personas con las que convivo no son muy agradables en ciertos modos —digo.

—¿No vives con tu familia? —niego con la cabeza—. ¿Con quienes vives?

—Con unas personas que son mis tutores, Barbara es una de ellas —señalo a la rubia que está conviviendo con unos adultos—. ¿Y tú? —digo dando un sorbo

—Soy trapecista —me detengo y lo observo—, soy del circo. Mis padres son trapecistas también.

Ay, no. Otro del circo.

—Que... bueno —sonrío—. Mi padre era policía y mi madre tocaba piano en un grupo de Jazz.

—Adoro el Jazz.

—¡Yo también! —exclamo—. Sabes, eres unos de los primero chicos que me hablan... No suelo interactuar mucho con personas de mi edad.

—Yo tampoco, en la escuela todos se burlan de mí por ser del circo. Es estúpido.

—Son idiotas ignorantes —digo, él me sonríe.

Veo a Barbara que se acerca a nosotros, le da una sonrisa a Dick y a mí también. Su vestido rosado resalta la sonrisa pícara que tiene, yo pongo los ojos en blanco con diversión.

—Isolde, debo quedarme hasta cerrar, como verás ya es tarde y no puedo llevarte a casa.

—Yo la puedo llevar —dice Dick, Barbara me sonríe y guiña un ojo—. Solo necesito la dirección.

—La casa del alcalde, a las afueras de Gotham. Cruzas el puente y recorres todo el camino de tierra en el bosque, es sencillo —le explica Barbara.

—Trataré de no perderme —bromea Dick.

—Yo te guío, no te preocupes —le sonrío.

—Iré por mi abrigo —me dice para luego irse. Barbara me mira con una sonrisa de oreja a oreja.

—¿Cómo te va con él?

—Genial —sonrío—, es muy lindo y atento. Gracias por traerme, pude distraerme un poco.

—Me alegro, lo necesitabas —sonríe la rubia—. Solo... trata de que Jerome no lo vea.

—Si, trataré —le dije.

Minutos después Dick me llevó a su auto, era simple y para nada lujoso. Él abrió la puerta del copiloto, le agradecí y entré. Rodeó todo el carro y se sentó a mi lado para luego poner las llaves en el contacto. El paseo fue divertido, seguimos hablando de nuestras costumbres y escuchando música, Dick era divertido y atento. Al llegar fuera de la mansión, él se estacionó fuera del porche. Ambos bajamos y él silbó al ver la casa.

—Dijiste que personas te cuidaban, no el mismo alcalde —sonrío divertido.

—Es un cretino, casi nunca hablo con él —me encogí de hombros—. Gracias por traerme, fue lindo pasar la noche contigo.

—Igualmente —sonríe—. Sabes... hay un café que han inaugurado cerca de la biblioteca, me preguntaba si quisieras ir conmigo.

—Me encantaría, hace mucho que no salgo de aquí.

—Perfecto, te veo el...

El sonido de la puerta principal cerrándose nos interrumpe, miro al pelirrojo salir y se sorprende cuando me ve a mí y a Dick. Tomo el brazo de mi acompañante.

—Creo que mejor será que te vayas —le susurro. Pero él se inmuta.

—Grayson —gruñe Jerome

—Valeska —espeta Dick—. No sabía que te encontrabas aquí.

—Vivo aquí —le corrige.

—Un momento, ¿se conocen? —le pregunto a Dick, él cruza los brazos.

—Jerome Valeska pertenecía al circo de la competencia del mío —me dice el azabache.

Ay, no, competencia de circos.

—¿Qué haces aquí, Jerome? —pregunté.

—Es tarde y pensé en buscarte, Victor dijo que estabas en el club.

—No tienes derecho a buscarme —espeté. Me volví hacia el azabache—. ¿Qué día es la inauguración?

—El martes, en la tarde.

—No puede —brama Jerome, pongo los ojos en blanco, él se acerca a mí y me toma de la cintura alejándome de él—, es mi novia y no dejo que mi novia salga con tipos como tú.

—Tu no dijiste que tenías novio —me dice Dick, decepcionado. Antes de poder hablar, Jerome comienza.

—Bueno, creo que ahora sabes que tipo de chica es —sonríe.

Dick lo fulmina con la mirada y se vuelve para ir a su auto, el motor suena y sale de mi vista, yo me alejo de Jerome y le fulmino con la mirada.

—No sabes quien es Dick Grayson, Isolde —dice.

—No, pero sé que es mejor que tú, es atento, es divertido, es todo lo que yo quiero. ¡Y tú no! —le empujo—. Solo déjame decirte que lo dejé ir porque no quiero que hagas una pelea como ayer, porque si tu no hubieras venido yo te juro que lo besaba y me acostaba con él —le grité.

Jerome me miró sorprendido un momento pero luego su expresión se relajo.

—No sabes lo que dices, estás ebria. Por si no lo sabes son las cuatro de la mañana, no sería la pelea de ayer, sino la pelea de anteayer —sonríe. Gruño.

—Odio que seas tan cínico, arrogante —le empujé—, odioso.

—Dime más —sonríe.

—Eres un desgraciado, mal nacido, ya veo porque tu madre abusaba de ti, porque no sirves en nada —grité.

Él me tomó de las piernas y me alzó para ponerme en su hombro, golpeaba su espalda pero él me dio una palmada en el trasero, chillé y golpeé su espalda con más fuerza. Abrió la puerta de su habitación con una patada y me dejó caer en la cama, él se puso encima de mí.

—¡No! —chillé, intenté golpearlo pero el tomó mis muñecas impidiéndome pegarle.

—Repite lo que dijiste —me susurra en el oído, me estremezco, él ríe—. No tienes las agallas ahora.

Antes de poder decir algo besó mi cuello, me removí pero chocó su pelvis hacia a mí, impidiéndome. Cerré los ojos con fuerza y dejé escapar un suspiro cuando acarició mi muslo, el mordió mi cuello y sujetó mis caderas con fuerza.

—Jerome —jadeé.

—Dime que me quieres a mí y no a él —susurró. Gemí al sentir su mano en mi entrepierna—. Dilo.

—No... —abrí los ojos, él me miró, tenía una mirada oscura. ¿Qué diablos estoy haciendo?—. ¡No! —grité, le empujé de encima y me senté muy lejos de él—. ¿A esto haz llegado, en serio? Puede que esté ebria pero no me acostaré contigo.

—Entonces no me sirves ahora—brama—, lárgate.

Salí de su habitación y cerré la puerta de un portazo. Subí al ático y me quité el vestido para ponerme un cómodo pijama y echarme en las sabanas. Pude escuchar una puerta cerrarse y el motor de un auto, yo solo cerré los ojos esperando el sueño.

INSANE ⎮⎮ Jerome Valeska ⎮⎮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora