Capítulo 40

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JEROME

Con Nygma y el GCPD buscando Isolde no podía hacer nada, quería matarla, pero no podía. Era como si algo dentro de mí no me lo permitiera. Quería dañarla psicológicamente pero no podía, ella había dejado de ser la niña que conocí, la niña del cual me había hipnotizado. Ahora era lista, podía lidiar con todo lo que le dijera y no le importaría; había cambiado, y era mil veces más hermosa que antes. Estos últimos tres días la había visto dormir, quería abrazarla al menos, pero tenía miedo que despertara y viera mi cara. Se burlaría de mí, creerá que soy una porquería.

—¿Jerome? —murmura con los ojos entreabiertos. Mira a los lados pero su mirada no da en mí—. Puedo oír tu respiración.

—Puedo ser un psicópata —sonrío—, pero no estoy tan enfermo como para escuchar la respiración de las personas.

—He entrenado —se encoge de hombros.

—¿En el ejercito? —bromeo, ella no sonríe.

—Algo así, mi tío es militar. Debiste saber eso, está en mi expediente —dijo.

—No lo sabía —admito—, Nygma no quiso que nadie se enterara, supongo. —Ella asintió—.Isolde, sé que no fui el mejor novio, pero...

—Oh, por Dios —ríe, yo frunzo el ceño—. ¿Jerome Valeska disculpándose por una ruptura que él mismo provocó? —ella rió a carcajadas—. Eso es caer bajo, ni Bruce Wayne no la hecho.

—¿Bruce Wayne? —gruñí. Ella asiente. Lo sabía, ese maldito huérfano la tenía ahora—. Eres mía —recordé. Ella ríe.

—¿Piensas, qué quitándome la virginidad seguiré siendo tuya? —sonríe y niega con la cabeza—. No tienes idea de las cosas que he hecho en estos dos años —apreté los puños—. Ya tu malpensada imaginación se dará cuenta —sonríe—. ¿No es bonito que veas la realidad cuando estás sumergido en una burbuja, verdad?

—Estás dolida conmigo, te da cólera que te haya dejado, que te haya hecho mi lindo jugueteo sexual. Pues ya que estamos de confesiones, déjame confesar que nunca te amé. Sin embargo tú sí a mí. Yo jamás lo hice, estaba actuando.

—Si estuviste actuando por dos meses —dice mirando al techo, como si estuviera haciendo cálculos, sarcásticamente—. ¿Por qué estoy aquí?

—Oh, no sabes lo que haré contigo —sonrío—. Creo que es tiempo que veas el lugar en donde estás.

—Por favor —sonríe cínicamente—, estaría encantada.

***

—¡Bienvenida al Carnaval de los Sueños de Gotham! —exclamo para luego reír.

Su mirada no mostraba expresión al ver el parque de diversiones. Me puse una máscara, la máscara que usé en la fiesta. Ella frunció al verme cuando la saqué de la habitación pero no le dio importancia. Tomé su mano pero ella la apartó rápidamente, ladeé la cabeza y puse los ojos en blanco.

—Sígueme —sonreí. Ella miró con atención todos los juegos, yo sonreía al ver como se alejaba rápidamente de unos—. Mira —le señalé el juego de las tazas de té—, en ese juego tienes que girar super rápido si no quieres morir, hay cuchillas dentro y se activan cuando la maquina deja de ir veloz.

Caminamos por un lado en donde habían dos martillos que daban una vuelta a 360 grados.

—Ese —le señalé—, no tiene agarre, solo tiene un cinturón roto, apropósito por cierto. Sujétate fuerte si no quieres morir... Luego está mi favorito, La Casa Embrujada del Asesino —dije viendo el juego en forma de una mansión—. Todos adoran la casa, ¿sabes por qué? —ella negó—. Porque se puede matar libremente, no hay escapatoria, ingresan seis personas y por lo menos una sobrevive si no lo matan los otros o las trampas.

INSANE ⎮⎮ Jerome Valeska ⎮⎮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora