Capítulo 26

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En el almuerzo solo estaban Oswald, Victor, Jerome y yo. Barbara y Tabitha se habían ido por un tiempo, me dijo Victor cuando practicábamos los disparos en el sótano. Nygma estaba en estado de depresión, lo peor de todo es que su estado nos afectaba a todos al poner Ópera a alto volumen.

—Si vuelvo a escuchar esa maldita canción —empieza Victor—, yo lo mataré a él.

—Iré a decirle —dijimos Oswald y yo al unísono.

Intercambiamos miradas, yo me levanté más rápido que él y corrí hacia la oficina del Pingüino. Cerré la puerta detrás de mí, Nygma estaba cubierto con una sabana, con el cabello y su camisa de ayer desordenada. Avancé hacia él.

—Ed —grité por encima de la música—, bájale el volumen.

—Lo siento —gritó y apagó la radio—. A Isabella le gustaba esa canción.

—Edward, no puedes seguir así. A pesar de que su amor duró... una semana, tienes que seguir adelante por tu bien. Isabella no hubiera querido que te sintieras así. Ella quisiera que fueras como antes, con tus acertijos —me senté a su lado, él se incorporó—. ¿Sí?

—Lo intentaré —suspira—. ¿Puedes hoy venir conmigo a hacerle una pequeña despedida? —yo asentí.

—Claro... Dios, mira como estás.

Lo tomé del cuello y acomodé los dobladillos, deshice su corbata para luego volver a doblarla. Ed me preocupaba demasiado, jamas lo había visto en este aspecto, ni cuando murió Kristen. Entonces sucedió lo inesperado, Nygma puso sus labios contra los míos y los comenzó a mover formando un beso. Cuando puse mis manos en su pecho para empujarlo, la puerta se abrió, lo separé rápidamente.

—Vaya —dice Jerome—, ¿Así son las parejas hoy en día, se besan con otras? —negué con la cabeza.

—No es lo que crees —dije.

—Sabes, creo que cambié mi opinión sobre esta noche —sonríe—. ¿O también me ibas a engañar y hacerlo con Nygma? —gruñe rencoroso, sale de la oficina cerrando la puerta de golpe.

—Hablaré con él —dice Nygma—. No puede molestarse tanto tiempo contigo, te adora... Lo siento, por lo del beso, no sé que sucedió, no volverá a ocurrir.

—Está bien —dije—, entiendo que busques algo con lo que olvidar tu perdida —me levanté del sillón, él me imitó—. ¿Nos vamos?

***

Me quedé en el auto porque sabia que Ed necesitaba un tiempo a solas, compró un ramo de rosas blancas antes de llegar a la zona en donde murió. Nygma dejó el ramo en la rienda del tren y dijo unas cuantas palabras. Apoyé mi cabeza en la ventana y cerré los ojos. Los abrí cuando Ed entró al auto.

—¿Todo bien? —pregunté.

—Sí, te dejaré en la mansión... Tengo algo que investigar.

***

Cuando volvimos lo único que pude hacer fue ir a la sala de estar y acostarme en el sillón, Ed levantó mis piernas y se sentó para luego poner mis piernas en su regazo. Ayer había dormido demasiado tarde, era lógico que tuviera sueño ahora.

—Oh, ahora aquí —exclama alguien.

—Mierda —murmuro al escuchar a Jerome, me levanto al igual que Nygma. Jerome nos mira con una sonrisa.

—Escucha, yo la besé —dice Nygma—. Fue mi culpa no de ella. Por Dios, Valeska, está enamorada de ti.

Jerome me mira serio, yo aparto la mirada, no me gusta este tipo de discusiones. Y no soportaba los celos de Jerome hacia Nygma.

—Bien, les creo —dice—. Pero eso no da el hecho de que ella sea una zorra.

Alcé la mirada rápidamente, Jerome se había ido a su habitación, yo le seguí. Al entrar él estaba de espaldas, yo le empujé. Se volvió con una mirada seria.

—Él me besó, yo lo aparté. Eso no da el hecho de que sea una zorra —murmuré—. Las zorras son las que se acuestan contigo cuando estás molesto conmigo. 

—¿Y porqué no te apartaste antes? —replica acercándose a mí.

—Por Dios, Jerome, fueron tres putos segundos. Estaba en shock —exclamé—. Solo te quiero a ti... ¿Es tan difícil entender eso para ti?

Su expresión se relajo, tomó mis mejillas y me besó. Su beso era brusco y apasionante, como si estuviera reclamando mis labios, me sujetó de la cintura y me depositó en la cama, se colocó encima de mí y siguió besándome. Un suspiro ahogado se escapó de mi garganta cuando Jerome me besó con lengua, comenzó a acariciar mi cintura por debajo de la ropa, di otro suspiro mientras él besaba mi cuello.

—Eres mía —murmuró, se separó de mi cuello para mirarme a los ojos—. Tus labios, tu cuerpo, tu corazón y tu alma son míos, Isolde. Eres mía, nadie puede tomarte a excepción de mí... Dilo —susurra cuando vuelve a besar mi cuello.

—Soy tuya —gemí al sentir un mordisco en mi piel—, desde el primer momento en que me viste esa noche —él sonrió.

Se quitó la camisa y yo hice lo mismo, los ojos de Jerome se iluminaron al verme y sin más preámbulos comenzó a besarme mientras quitaba mi sujetador, un suspiro se me escapó al sentir sus dedos recorrer mi torso hasta mi pecho.

—Escucha, aquí yo tengo el control —murmura en mi oído—. Te quedarás quieta mientras yo hago el resto.

—Está bien —acepté.

Jerome se quitó los pantalones para luego irse al baño, volvió con un paquete plateado, lo rompió con los dientes y se quitó el boxer. Aparté la mirada hacia otro lado, me quité los pantalones al igual que él y mi ropa interior. Jerome se colocó encima de mi cuerpo, separó mis piernas y se puso entre ellas, entonces hizo algo inesperado. Me cubrió la boca. Sentí un ligero dolor en mi parte íntima, me removí e intenté gritar pero Jerome cubría mi boca con fuerza.

—Quieta —murmuró. Besó mi cuello mientras daba otro empujón, cerré los ojos cuando empujó otra vez. Él gruñó—. Me encantas —dijo besando mi hombro.

Quería gritar de deseo, pero Jerome me reprimía, solo sonidos ahogados salían de mi boca. Siguió así durante un rato, él gruñía en mi oído y mordía mi hombre mientras se movía dentro de mí. Quería tocarlo, abrazarlo pero cada vez que intentaba moverme él paraba e inmovilizaba mis brazos. No podía respirar bien, debido a su mano en mi boca, y él no se inmutaba.

Entonces sentí que mi cuerpo no respondía, dejé escapar un grito ahogado el cual no se escucho. Él suspiró y sentí como dejaba mi cuerpo, abrí los ojos lentamente al igual que él. Jerome apartó su mano de mi boca, nos miramos jadeantes... Esperaba un "te quiero", pero lo único que obtuve fue:

—Eres completamente mía.


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INSANE ⎮⎮ Jerome Valeska ⎮⎮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora