Capítulo 36

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Cuando volví a la mansión Wayne, vi a Selina pelear con Bruce, y no, no me refiero a discusiones, sino a golpes. Fui hasta ellos y me puse al lado de Selina.

—Wow, ¿qué sucede? —pregunté.

—Pregúntale a Wayne —me dice una Selina resentida—. Tal vez a ti no te miente —dice y sale corriendo.

—¿Qué? —le dije a Bruce.

—Su madre vino aquí solo por dinero, no por ella —suspira—. Y yo se lo entregué, con tal de que Selina siguiera amando a su madre.

—Bruce, eso fue...

—Estúpido, lo sé. Yo no debí hacer eso, no era nadie para ocasionar eso... Cambiando de tema, ¿cómo te fue?

—No quieres saberlo —dije—. Hoy Jerome volvió —él me mira sorprendido—, bueno, no él en persona. Sino sus secuaces, personas que son leales a él... Y al parecer Jerome quiere matarme.

—Entonces debemos irnos —dice yéndose del invernadero, yo pongo los ojos en blanco y le sigo.

—No, Bruce, no me iré —dije deteniéndolo.

—Y yo no dejaré que él te tenga de nuevo, que tú estés en Gotham es un suicidio —dice mirándome—. No soportaría... —se detuvo en plena oración.

—Bruce, soy policía. Jerome cree que va a secuestrar a la misma niña de antes, pero he cambiado. Te prometo que todo estará  bien —le sonreí, él me miró y luego a mi mano que estaba en su brazo, él la retira.

—No prometas algo que no vas a cumplir —me dice frío.

Se aleja de mí y se encierra en su oficina, bajo la mirada y encamino a mi habitación. Cuando entro, mi teléfono suena, un número desconocido.

—¿Quién habla? —pregunto en la línea.

—Isolde —es Lee—, tienes que irte de la ciudad —suena desesperada.

—Lee, ¿qué ocurre?

—Es... —se escucha silencio—. Hola, preciosa —abro los ojos como platos al escuchar su voz—. Probablemente no me recuerdes, soy Jerome, ya sabes, tú ex.

—¿Dónde está Lee? —gruño.

—Oh, ya sabes. En el lugar donde revivieron a Melanie Blake, pobre chica. Cambiando de tema, tengo un juego para ti —ríe, salgo de mi habitación y encamino por el pasillo—. Estás al aire, todas las personas de la ciudad te están escuchando, ve las noticias si quieres.

—Hijo de puta —mascullo.

—Te escuché —dice—. Bueno, tienes unos... —chasquea la lengua—... dos minutos para rescatar a tu amiga. Sino, ella hará, ¡kaboom!—ríe—. Antes de irme, quiero decirte que te estaré viendo, ahora no puedes escapar porque mi ejercito está en todos lados.

Salí por la puerta trasera y tomé la camioneta, Jerome rió en el teléfono mientras conducía a toda velocidad hacia el centro de la ciudad.

—Preciosa, quiero que sepas que nunca te mentí —dice para luego reír—. Pero ahora me arrepiento de no haberte matado.

—¿Sigues dolido porque te dejé? —me burlé, si él me humillaba en televisión ¿por qué yo no?—. Pensé que me habías superado —reí.

—Tienes un minuto, pequeña insolente.

—Jódete —le dije para luego cortar.

Detuve el auto cuando llegué al lugar, saqué mi arma mientras corría por los pasillos. Corría por todos lados hasta que olí a pólvora. Dios, no. Corrí hacia donde se originaba el olor. Vi a Lee amarrada a una silla junto con Dwight junto con varios artefactos pirotécnicos y una cámara señalándolos. Fue hasta Lee y la desaté lo más rápido que pude, intenté ir con Dwight pero él solo rió.

—Yo moriré por él —carcajeó.

—Nosotras no —le dije.

Guié a Lee hacia la salida, subimos al auto y nos alejamos lo más rápido que pudimos del lugar, fui hasta el puente de Gotham, entonces se escuchó una fuerte explosión. Paré el carro y salí, desde el puente se veía las llamas salir de lugar, me apoyé en el brandal de fiero y suspiré, jamás había corrido así en mi vida. Cerré los ojos dejándome llevar por el viento.

—Él... —dijo Lee a mi lado—. Jerome quiso que te diera esto.

Fruncí el ceño al ver la cadena de la media luna, con algo de sangre seca en ella. Miré la ciudad, la misma ciudad en donde nací, la cual perdía su luz, literalmente. Cada parte de la ciudad perdía la luz, las luces del punte también se apagaron, dejando todo a oscuras.

Mi mano tomó fuertemente la cadena para luego tomar fuerza y lanzarla hacia el agua. Las lagrimas de furia y miedo no tardaron en salir, me odiaba por llorar, odio llorar por él. Pero tengo que admitir que lloraba más por miedo que de cólera.

—Calma —dice Lee abrazándome cuando llego al punto en sollozar—, todo está bien, no te harán daño.

***

Jim Gordon estaba en la mansión Wayne cuando volví, él se disculpó por lo de esta tarde, Bruce me abrazó con fuerza y besó mi mejilla, al final mi tío me abrazó también. La mansión estaba oscura pero gracias a las velas podíamos ver. Jim se fue y se ofreció a llevar a Lee a su casa, ella aceptó a regañadientes.

—Al parecer no habrá fiesta de cumpleaños —sonreí.

—Claro que habrá una —replica Bruce—. Tenemos suficientes velas como para alumbrar todo el salón, bueno pero tengo que admitir que será un poco a oscuras.

—Eres demasiado cliché —murmuré—. Solo haré esta fiesta por ti —mi tío rió.

—Creo que lo mejor será que después de la fiesta te vayas lejos, tal vez podamos ir al campo, lejos de la ciudad —asentí al igual que Bruce.

Esa noche no pude dormir, sentía que la cadena de Jerome seguía en mi mano. Entonces tocaba la cadena de mi cuello, era la de Bruce. Tener su cadena me hacía sentir segura, que Jerome ya no existía y que solo era un recuerdo vacío.

***

Al día siguiente en el GCPD todos me miraban, veía sus caras de preocupación, de tristeza y de pena. Yo les daba pena, una pobre chica siendo acosada por el peor de los criminales. Lo único que hice fue ir a mi escritorio, Emily me esperaba con una sonrisa.

—Estás bien, gracias a Dios —sonríe, yo le sonrío—. Pensé que habías muerto, ¿viste su cara?

—No quiero ver nada de él, ni siquiera he visto las noticias.

—Será mejor que no lo veas, es horrible. Me dio asco —reí.

—No era tan feo, puedo decir que Jerome era atractivo —ella niega con la cabeza.

—No es el Jerome de antes, eso es lo único que puedo decir... Jim, ordenó que nadie hablara del tema mientras tú estés aquí, no sería respetuoso.

—Bueno, creo que debería darle las gracias.

—Hey, falta unos días para tu cumpleaños, espero que la luz vuelva para antes.

—No lo creo, dinero que tardarían más. Bruce tiene la idea de hacerlo en velas, para que sea un poco más tenebroso creo.

—Me parece perfecto... Y ya sé a quien invitar —me sonríe y me señala a un chico con lentes, era el chico de los archivos—. Peter es perfecto.

—¿De verdad? —le pregunté—. ¿Peter? Es muy tímido.

—Siempre me gustaron los inocentes, deséame suerte.

Yo niego con la cabeza mientras miro como su pobre víctima tiembla al ver a la rubia. Me vuelvo para luego encaminar hacia mi escritorio. Miraba los archivos de algunos casos sin resolver, en eso escucho gritos y carcajadas desde afuera.

—¡Cuidado! —grita alguien.

Me levanto rápidamente hacia la baranda, abro los ojos como platos al ver a todos los policías pelear con los secuaces de Jerome.

—Oh, mierda —suspiro.

INSANE ⎮⎮ Jerome Valeska ⎮⎮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora