Capítulo 14

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En la mañana hacia frío, pero no era de esos que te congelan todo el cuerpo, era un frío leve. Decidí bañarme ya que todavía tenía rastros de sangre, todavía pudo sentir la sangre salpicada en mi rostro. Dios, como pude hacer algo así. Pero era un monstruo, intentó hacerme daño. Creo que este asesinato tiene sus pros y contras, solo que es muy difícil de asimilar.

Después de tomar una ducha volví al ático para colocarme ropa, y volví a bajar por algo de comida. Oswald estaba sonriendo, tomando el desayuno, yo decidí irme pero me llamó. No tuve de otra que sentarme junto a él.

—Isolde, Jerome me dijo un pequeño secreto tuyo —sonríe—. Tú y Ed irán a comer juntos a la ciudad.

—Escucha, no tienes porque estar celoso; solo somos amigos, y me ha invitado porque cree que estoy demasiado encerrada y... —entonces analicé las cosas—... Jerome no sabía que Ed y yo íbamos a la ciudad.

—Las paredes tienen oídos —dice—. Como sea, no estoy celoso... —grito al sentir como impacta el tenedor en mi mano, lagrimas escapan de mis ojos pero Oswald no se inmuta—. Pero estaré vigilando, intentas un movimiento y no me importará que tan buena seas con las armas —abrí los ojos como platos—. Ah, si, ese era el secreto que me contó Jerome —él sacó el tenedor, el cual estaba lleno de sangre. Yo me levanté—. Puedes irte.

Me fui a la cocina, tomé un trapo y me lo puse en la boca mientras buscaba el alcohol, cuando lo encontré lo puse en mi mano derecha, mordí con fuerza para luego tirar el trapo al lavabo. Busqué el botiquín en el gabinete donde lo dejé y saqué un par de vendas, cuando terminé de vendar mi mano tomé el alcohol y salí de la cocina.

Encaminé dando zancadas hacia el cuarto de Jerome, abrí la puerta y tiré el alcohol justo en el moretón de su frente. Él se quejó y se levantó, no me importó que solamente estuviera solo en pantalones, él me espió y le contó a Oswald.

—¡¿Qué te sucede?! —grita molesto, me acerqué a él y lo empujé.

—¡¿Qué te sucede a ti?! —le grité—. ¡Me espiaste anoche, escuchaste mi conversación con Edward y para colmo se lo cuentas a Oswald! —volví a empujarlo.

—¿Haz estado llorando? —me pregunta al verme la cara, yo alcé mi mano dañada.

—Gracias por la nueva cicatriz, Valeska —dije con voz rencorosa.

—Se lo dije porque...

—¿Por qué? —le interrumpí—. No necesitas un porqué. ¡No tenías derecho a contarle mi cena con Nygma! Te odio —dije dandole puñetazos en el pecho.

—Dime algo que ya no sepa, Isolde... Hey, para ya —dijo sosteniendo mis muñecas—. Imagina que Cobblepot no se hubiera enterado a tiempo, te mataría.

—No lo haría porque Ed hablaría con él... Edward es mil veces mejor que tú.

Solté un quejido de dolor cuando presionó con más fuerza mis muñecas, su rostro era de enojo y se acercaba al mío como si quisiera intimidarme.

—Escúchame, pequeña idiota. No me compares con el estúpido de Nygma, yo soy mejor que él, entiende eso.

—Al menos él no abre la boca ni mete sus oídos en donde no le conviene —gruñí.

—Bien, largo, ya me hartaste —me arrastró hacia la salida y me empujó fuera de su habitación—. Duerme, te servirá para calmar el enojo —sonríe para luego reír.

Quise volver a entrar pero cerró la puerta en mi cara, grité frustrada y pateé su puerta, abrí los ojos como platos al ver un gran agujero. Me asomé por el enorme agujero y vi a Jerome con cara de enojo. Me levanté y empecé a correr hacia las escaleras, sentí sus pasos detrás. Tomé la puerta del ático y la cerré, antes de que pudiera echarle seguro, abrieron la puerta. Jerome me tomó de los hombros.

INSANE ⎮⎮ Jerome Valeska ⎮⎮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora