"Evening Crow"
28 de agosto del 2016Boregard estaba impacientándome, se removía nervioso en el asiento junto a mí sin parar, no me miraba a los ojos y a todas mis preguntas de: ¿Estás bien? Respondía con una evasiva monosilábica.
Aún con su extraño nerviosismo disfrutaba de esa tarde así como cada reunión que tenía con él y su hijo a quien había criado yo también. Cuando nos sentábamos a comer y los veía riendo a mi lado me preguntaba cómo podía tener a personas tan maravillosas junto a mí si yo era una bazofia. Tener que soportarme no era tarea fácil, incluso yo lo sabía, pero ellos aguantaban, siempre ahí, siempre para mí sin flaquear, sin importar lo que tuvieran que atravesar para ayudarme. Eran la única parte de mi mundo que no estaba rota y la única que realmente me interesaba conservar, haría cualquier cosa por ellos.
—No quiero volver a la escuela —comentó Louis desganado, dejando sus cubiertos sobre la mesa tras proferir un largo quejido—. No aún ¿entienden? Despertarse a las 8 es un privilegio que un estudiante valora demasiado.
—Oh, cariño, yo me levanto a las 8 incluso en días de trabajo —le dije pasándole la sal a Boregard que estaba a mi derecha, a la cabeza de la barra.
—Contigo confirmo cada día con más seguridad que se trata de un raro caso de desmayo cuando duermes ¿sabes, Evening? Es por eso que no dejo que pases las vacaciones con ella, Louis —contestó Boregard mirando a su hijo—. No te quiero convertido en un perezoso.
—Oh vamos, no seas mentiroso, soy capaz de levantarme a las cinco de la mañana si fuera necesario —sonreí.
—Ni con tus hijos te levantabas a esa hora. Es más, ni aunque estuvieran gritando eras capaz de abrir un solo ojo. Acéptalo —dijo Boregard antes de beber el vino tinto de su copa.
Rodé los ojos, no me atreví a negarlo porque tenía razón, pero decirlo en voz alta me lastimaría el orgullo. Elizabeth era mucho más tranquila y una vez que se quedaba dormida no despertaba hasta el otro día, con Jake tenía suerte si se callaba diez minutos seguidos, pero Boregard era el que me ayudaba todas las noches a mantenerlo tranquilo. En realidad, él lo mantenía tranquilo. Su sola presencia era como un cojín tibio para Jake.
Comíamos generalmente en casa de Boregard todos los fines de semana en días de escuela y con más frecuencia en vacaciones, pues era la que estaba siempre ordenada y limpia; pero esa tarde de verano nos habíamos reunido en mi hogar, por alguna razón que ya no recordaba, si es que podía recibir ese nombre. No era más que una casa de dos pisos con muebles casi nuevos por su poco uso. Se sentía vacía y pasar las tardes y noches ahí, en el mismo lugar en el que casi pierdo la vida, me orillaba al terror y a abrir una botella de tequila para calmarme y desviar la atención de mis uñas mordidas casi hasta las cutículas.
—En fin, ¿cuántos cursos tienes este año? —preguntó Boregard tomando vino tinto de la copa con licor hasta la mitad.
—Seis —me quejé—. Cinco en primaria y uno en secundaria. Me quitaron séptimo pero me dejaron a primer ingreso.
Louis suspiró.
—Aún no te libras de mí —sentencié señalándolo con el tenedor—. Aunque no te guste soy como tu madre, así que me soportarás todos los días del resto de tu joven vida hasta que te vayas a la universidad. ¿Y quién sabe? Podemos mandar nuestro currículum a donde sea que vayas. ¿No, Boregard?
—Ahora que lo mencionas es una estupenda idea.
Louis sonrió. Era un chico lindo, tanto como su padre.
—¿Cómo les ha ido a ustedes con las inscripciones? —pregunté siguiendo la conversación.
—Agh el colegio ha estado a reventar, deberías haberlo visto en las inscripciones de nuevo ingreso, Evening —ironizó Boregard con sus manos abiertas para simular un estallido—. Los cursos mayores están bien porque ya saben la rutina, pero los de jardín de niños... Si pasaba cinco minutos más escuchando: "Mami, cómprame esto", "Mami, mira", "Mami ¿me limpias la nariz?" Me iba a estallar el hígado.
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Evenings
General FictionUna autora de suspenso y aventura se une con una editora de novelas de misterio para desafiarse a sí mismas y transportar a los lectores a una ajetreada Manhattan, el fascinante mundo del teatro, los excesos, los adinerados colegios y... las más tri...