Una Noche Juntas

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"Evening Rowell"
05 de Septiembre del 2016

El frío era intenso, se los juro, no había dicho palabra alguna pero casi podía apostar a que si hablaba, de mi boca saldría una delgada y famélica línea de vaho. Tener una cama junto a la ventana era una grandiosa idea para lo que serían las llegadas del calor irritante, pero en los días de frío... por suerte estaba deliciosa, suave y calientita. En mis párpados cerrados percibía una tonalidad casi blanca, así que suponía que debía estar amaneciendo. Pero, ¡qué delicioso era dormir! ¿Qué día era? ¿Viernes? Tal vez domingo o Lu... ¡QUÉ DEMONIOS, ERA LUNES! Salté de la cama tratando de ignorar el mareo instantáneo que me llenó la vista de miles de colores intermitentes y tomé mi teléfono que estaba sobre el blanco escritorio, apreté varios botones y toda la pantalla como si así encendiera más rápido. Cuando se dignó a prender fue para darme un infarto: 6:55 a.m.

—No puede ser —me dije a mí misma en susurros y salí corriendo hacia el cuarto de Evening.

Atravesé el pasillo en cuestión de segundos y abrí la puerta de su cuarto sin tiempo para modales.

—¡EVENING, RÁPIDO! —le grité mientras le pegaba con una almohada que estaba en el suelo.

Ella despertó asustada, tratando de cubrirse de los golpes. Dejé la almohada en el piso, me metí a su armario de madera que aún seguía organizado sujetándome de sus bordes y pisando maletas esparcidas por el suelo.

—¡¿Qué pasa?! —se sentó en la cama con la espalda encorvada.

Salí del closet con los zapatos del colegio en las manos y le grité con todas mis fuerzas.

—¡SON LAS 7, EVENING!

Abrió los ojos como platos y compartimos la misma desesperación llenando la casa de gritos.













"Evening Crow"

—No, no, no puede ser —me levanté de la cama.

Sentí un mareo instantáneo y mi visión se puso oscura pero demonios, la entrada del colegio era a las 7:30 y con el tráfico matutino de los trabajadores hacíamos casi media hora de camino a Stillwater.

Eve se metió al baño, buscaba algo, pero yo tampoco encontraba mi uniforme. Por Dios, de nuevo no.

—Evening, mi uniforme ¿dónde está? —me preguntó Eve.

Ay Dios el uniforme. ¿Lo había recogido de la tintorería? Sí, sí.

—En el auto —contesté indicándole con el dedo la ventana y ella abandonó la habitación corriendo.

Encontré mi saco y la falda en ganchos al fondo del ropero.

—¿Dónde están los zapatos? —mascullé intentando salir de armario sin enterrarme objetos caídos en mis pies descalzos.














"Evening Rowell"

Bajé corriendo al primer piso, fui a la cocina para buscar las llaves de la puerta, pero el porta-objetos estaba vacío, regresé a la escalera pero cuando hube puesto un pie en el escalón, recordé que probablemente estaba sin seguro. Me di la vuelta y pasé entre las dos grandes columnas de yeso blanco para ir a la puerta, giré el pomo y se abrió sin dificultad. Algún día entraría Ted Bundy a matarnos con toda confianza.

Fui en pijama y descalza por el pasto bien cortado y húmedo por la brisa matutina hasta el Jeep blanco semi nuevo e intenté abrirlo, pero la alarma sonó fuertemente apenas jalé la manija de la cajuela.

—¡EVENING, TU MALDITO AUTO! —grité con todo el vecindario a mis espaldas mirándome.

Ella abrió la ventana de su cuarto en el segundo piso de la gran casa de dos aguas, Evening estaba a medio vestir y apagó el estruendo con el mando a distancia. Abrí la cajuela y me di en la nariz con fuerza.

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