"Evening Crow"
25 de diciembre del 2016.Me desperté exaltada cuando Eve se sentó a mi lado en la cama. Me di la vuelta para ver el reloj de la mesa de noche de Boregard: 2:12 AM.
—No ha dejado de llamar —susurró Eve tan bajo que tardé unos minutos en entender lo que había dicho.
Me tallé los ojos y parpadeé un poco intentando aclarar mi visión pero el cuarto seguía completamente oscuro dificultando las cosas. Boregard aún dormía tranquilo a mi lado y no podía ver la cara de Eve con lucidez, no era más que una mera sombra a lado de mí.
—¿Quién? —pregunté con voz ronca y más alta de lo que hubiera pensado.
Eve me dio las pantunflas que antes eran blancas, me paré de la cama despacio mientras ella me jalaba del brazo para sacarme de la habitación.
—Eve ¿Qué pasa? ¿Estás bien?
Me di cuenta entonces que ella tenía mi celular y lo apretaba contra su estómago.
—Te juro que no era mi intención contestar, me equivoqué —me dijo aún con un hilo de voz cuando estuvimos fuera del cuarto.
Del teléfono un sonido atrofiado salió y Eve lo apretó con más fuerza contra su barriga.
—¿Eve, de qué hablas? ¿Hay alguien en la línea?
—Mira, llamó siete veces, no te estoy mintiendo, y entonces en todas dejé que sonara pero en la última ya me tenía harta porque tengo sueño y...
—Eve, ya dime qué quieres —susurré mirando a mi espalda—. Boregard se va a despertar y...
—Es Nick —flexionó sus piernas como si quisiera ir al baño—. Le iba a colgar pero contesté por error y entonces me dijo que...
—¡¿Qué?! —me contuve para no gritar—. ¿Cómo se te ocurre? Cuelga...
Le iba a quitar el teléfono pero se aferró a él y con la mano libre me apartó y siguió susurrando.
—Evening, cállate, déjame terminar —se pasó un cabello tras la oreja—. Nick me
dijo que si no te pasaba la llamada entonces iba a llamar aquí a la casa.Suspiré, me pasé los dedos por el cabello y acepte el teléfono.
—Gracias —susurré—. Ya corre a dormir y no estés espiando.
—Ni que tu vida fuera tan interesante para dedicarle horas de sueño —se dio la vuelta para entrar a mi cuarto—. Pero si vas a seguir susurrando pégate más a la puerta ¿sí?
La miré ferozmente para que se metiera a la habitación y lo hizo al instante, cuando cerró la puerta me llevé el celular a la oreja.
—No estoy de humor para hablar ahora, Nicolas —dije en voz baja.
—Evening —pronunció enfáticamente la E inicial—. Querida, qué bueno que atiendes el teléfono, espero no haberte despertado.
Ni siquiera tenía interés en ocultar su tono irónico y cínico. De fondo se escuchaba una canción navideña en un compás lento y tenebroso al mismo tiempo, pude imaginármelo en su gran casa de paso en Washington, con un martini seco en la mano, disfrutando del aire pesado del clima frío y con la camisa blanca desabotonada.
—¿Qué quieres Nick? Ya es tarde para estar hablando —me senté en la silla de escritorio frente a la mesita donde Boregard tenía su computadora.
—¿Estás en casa de Boregard, cierto?
—Eso a ti no te incube, mi vida.
Detrás de la línea oí a su hija entrar a la habitación para despedirse de su padre y a éste deseándole buenas noches a su retoño.
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Evenings
General FictionUna autora de suspenso y aventura se une con una editora de novelas de misterio para desafiarse a sí mismas y transportar a los lectores a una ajetreada Manhattan, el fascinante mundo del teatro, los excesos, los adinerados colegios y... las más tri...