"Evening Rowell"
01 de octubre del 2016Evening tenía una forma bastante peculiar de comenzar los días. A veces despertaba de buen humor, otras... digamos que simplemente deseaba dormir más tiempo.
Bien sabía yo que aunque ambas intentábamos llevar una vida de lo más común, aunque eso no era posible dadas las circunstancias, con Evening había sorpresas todos los días, no era precisamente molesto pues cada noche antes de dormir no tenía que pararme a medio acto de meterme a la cama para pensar qué decía la rutina del día siguiente. Con Evening estaba aprendiendo que las cosas más graciosas ocurren siempre improvisando.
De Evening comprendí muchas cosas y acostumbrarme a media docena más de manera inconsciente se volvió una necesidad, aunque tarde o temprano tenía que pasar, ya saben, comenzar a actuar como ella, por ejemplo, a mitad de las clases me daba un hambre voraz aunque hubieran pasado sólo dos horas después del almuerzo así que llevaba en mi mochila un paquete de galletas de chocolate, cosa que mamá jamás hubiera permitido. Crow no sólo tenía un talento nato para preparar bebidas deliciosas y cierta habilidad para perder la paciencia sino que poseía un extenso repertorio bien ensayado sobre cómo comenzar cada día, habíamos pasado por cosquillas, carcajadas, persianas abiertas y la típica de dormir más de lo permitido para después despertarnos apuradas porque llegábamos diez mimutos tardes a alguna parte, sea cual sea porque en realidad no importa. Sin embargo, esa mañana me enfrenté a una forma nueva, ella estaba discutiendo con alguien en la sala.
—Estás loco si crees que voy a hacer algo así, George —se defendíó ella, casi podía verla caminar de un lado a otro de la estacia con los brazos cruzados frente a su pecho.
La voz inconfundible de Evening estaba irritada. Agotada. Furiosa. Había una segunda persona a la cual, por mucho que me esforzara, no lograba reconocer. Las agitadas voces provenían del primer piso. No era una gran discusión, se mantenían en la línea de voz alta pero sin ofensas graves que me aceleraran el pulso por la preocupación.
Si algo pude notar es que el hombre al que pertenecía la segunda voz que era delgada, no gruesa como me lo habría esperado, estaba molesto y quería que Evening lo notara sin importar nada.
—No tienes opción y no pienso dejar un minuto más esto fuera de lugar, Evening —arremetió la voz masculina, pude imaginarme un dedo grueso y calludo apuntando amenzante al pecho de Evening como un revolver cargado—. Ya he soportado bastante. 20 años tratando de ignorar tu falta de interés.
No me asustaba en lo más mínimo ni me sorprendía oír a Evening discutir, pues era parte de su naturaleza como para un león lo es cazar o para cualquier ser vivo respirar, pero lo que me mantenía inquieta era que al hombre no lo conocía por más que intentaba pasar su voz por un scaner mental de recuerdos. El abogado, Boregard, Louis, todos estaban descartados y, en lo que las ofensas seguían, me levanté de la cama despacio para no hacer ruido que les avisara que estaba en camino, aunque dudo mucho que lo hubieran notado, mientras un frío inusual en aquella mañana soleada me obligó a abrazarme a mí misma para intentar mantener mi calor corporal estable.
Miré por la gran ventana del cuarto de Evening antes de abandonar la habitación, tras la cortina blanca una luz que lastimaba las adormiladas retinas luchaba por entrar y hacer saber que el sol estaba saliendo con fuerza por el horizonte de la agetreada y caótica Manhattan.
—Eres una irresponsable, Evening.
Comencé a bajar descalza por la fría escalera sin ápice de ruido, tensé mis piernas como si así pudiera amortiguar el sonido de mi pie chocando contra el frío suelo que después de un tiempo comenzó a acalmbrarme los dedos con finos arañazos punzantes.
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Evenings
Fiction généraleUna autora de suspenso y aventura se une con una editora de novelas de misterio para desafiarse a sí mismas y transportar a los lectores a una ajetreada Manhattan, el fascinante mundo del teatro, los excesos, los adinerados colegios y... las más tri...