Conduje lo mas rápido que pude al hospital, no me importó donde quedara estacionado mi auto.
Corrí dentro del hospital y escuché un grito detrás mío.
-¡Temperance! Tranquilízate- dijo Jack detrás mío, con el bastón que utilizaba para caminar en su mano derecha.
Rayos, por un momento olvidé que llevaba a mi novio ciego conmigo.
Caminé a pasos largos hacia una enfermera y pregunté:
- ¿En que habitación se encuentra la señora Teresa Barona?-
-Permítame un segundo- dijo revisando su carpeta.
-¿Estás loca? Casi me pierdo por tu culpa, ten en cuenta que tu novio es ciego- dijo Jack.
Lo miré y sonreí.
-Lo siento- dije besando su mejilla.
-Habitación...- dijo la enfermera mirando a Jack casi y desvistiéndolo con los ojos.
Hay mujeres que no pierden ninguna oportunidad...
- Tengo prisa- dije cruzándome de brazos.
-Ah... sí, habitación 369, piso... piso cuatro- respondió la enfermera aún mirando a Jack.
-Gracias, vamos, mi amor- dijo Jack tomando mi mano.
La enfermera me miró con cierto desprecio y yo le sonreí con cinismo.
Subimos al ascensor y presione el botón con un cuatro en el.
* * *
- ¿Estás bien, nana?- le pregunté a Teresa.
- ¡Mi niña!- dijo y sus ojos se llenaron de brillo.
Sonreí de oreja a oreja.
-¿Estás bien?- pregunté de nuevo.
Ella asintió.
-Me alegro, ¿Qué fue lo que paso?- pregunté.
- Solo me desmaye... tú sabes que esta anemia no me deja vivir en paz- bromeó.
- Cuídate, nana, no se que haría sin ti- dije.
Ella sonrió ampliamente.
-¿Quién es este chico tan apuesto?- preguntó mirando a Jack.
- Mi nombre es Jack- dijo nervioso.
- Él es mi...- dije tartamudeando.
-Novio- completó Jack.
Lo miré y sonreí.
Mi nana extendió la mano para saludarlo.
-¿No me vas a saludar?- preguntó riendo.
La miré incomoda.
- Oh, lo siento, no vi...- dijo Jack con la cabeza baja.
- Nana, el es ciego- aclaré con incomodidad.
-Vaya- dijo apenas.
- ¿Tiene algo de malo?- pregunté.
- Para nada, nena, es más, que suerte tienes... si el es tu novio, debe estar enamorado de lo que eres y no de como te ves, como todos tus "novios"-hizo comillas con los dedos- Con los que has estado, ¿Me equivoco, Jack?- dijo mi nana.
- Exactamente, no necesito verla para quererla como la quiero- respondió Jack.
Mi nana y yo sonreímos.
El celular de Jack comenzó a sonar.
- Perdón, voy a contestar- dijo caminando hacia la puerta.
Teresa lo siguió con la mirada, y cuando salió completamente de la habitación, dijo:
-Él es el amor de tu vida-
-¿Qué?- pregunté.
- Dije que es el amor de tu vida, niña-repitió mi nana.
Teresa era de esa clase de señoras que según ellas presienten cosas.
"Experiencia" suele llamarle ella a eso.
- ¿En verdad lo crees?- pregunté de nuevo.
- Puedo sentirlo- dijo.
Sonreí.