Temperance.
Todo había salido como lo había planeado, buena entrevista, me llamaron, estoy contratada, puedo empezar el lunes. Pero hay un detalle...
¡JACKSON, EL CHICO AL QUE DEJÉ HACE OCHO MALDITOS AÑOS, AL QUE SIGO AMANDO CON TODO MI CORAZÓN ES MI JEFE!
Prácticamente lo veré diario... y no sé como voy a hacer para controlar mis impulsos y no lanzármele encima y decirle lo mucho que aún lo quiero.
<<Demonios, maldita suerte>>
Podría simplemente rechazar el trabajo y buscar otro pero... no puedo darme ese lujo.
Llevo demasiado tiempo buscando un trabajo, y si rechazo este, no se cuando podré encontrar otro donde tenga un buen sueldo.
Tener una hija es mucho mas difícil de lo que pensaba; entre comida, gastos extra, cosas para la escuela, colegiaturas, ropa... ¡Infiernos! Voy a volverme loca.
Aunque igual tuve mucha suerte, no se que haría si la señora Marfallan no me hubiera ayudado.
Pero no importaba si tenía que matarme trabajando, adoraba a mi hija más que a cualquier cosa en este mundo, igual o más de lo que amaba a Jackson, y haría lo que fuera por ella.
Pues...
No me queda de otra...
Aceptaré el trabajo.
* * *
Respiré hondo, varias... en verdad demasiadas veces.
<<Todo estará bien, contrólate y actúa normal y profesional; tienes veintiséis años... eres una mujer madura, tú puedes>>
-Buenos días- dije entrando a la oficina de Jack lo más silenciosamente que me fue posible entrar.
-Buenos días- respondió con amabilidad.
Me senté en mi escritorio asignado, que estaba a tan solo unos cuantos metros de el de Jack. Acomodé unos cuantos papeles y cosas, mientras Jack hacía quien sabe que.
Segundos después una mujer entró de manera escandalosa a la habitación.
-¡Jack, mi amor!- dijo la pelirroja lanzándose sobre Jack.
-Buenos días, linda- respondió él dedicándole una sonrisa.
<<¿Mi amor? ¿Linda? ¿Qué mierda? >>
Demonios, infiernos, y toda aquella palabra con la que se pueda maldecir...
Miré los papeles sobre mi escritorio intentando procesar lo que estaba sucediendo en la habitación.
<<Jack esta... ¿Con alguien?>>
Oh, Dios, pero ¡Claro que está con alguien! Han pasado ocho años desde la última vez que estuvimos juntos, ¿Cómo puedo ser tan egoísta al pensar que me esperaría tanto tiempo? Soy una total idiota.
-Creo que deberíamos salir hoy, y después... tú sabes que-dijo la pelirroja sentándose sobre las piernas de Jack, y poniéndole sus asquerosas pero suertudas manos encima.
-Quizá, si es que no tengo mucho trabajo-respondió Jack.
Miré hacia otra parte, de ninguna manera los miraría, no iba a poder controlar mis ganas de llorar, maldita sea, quiero salir de aquí.
Me levanté de mi asiento dirigiéndome a la puerta.
-Vuelvo enseguida, señor Stone, iré a entregar estos papeles-dije con unas cuantas cosas entre mis manos mientras sentía como la mujer de Jack me miraba de pies a cabeza.
Jack asintió y yo salí a continuación.
* * *
Me sentía tan miserable, ¿A qué punto he llegado?
Soy una mujer de veintiséis años llorando en el baño del edificio dónde trabajo por que mi novio de los dieciocho está con alguien que no soy yo.
¿Por qué no me conseguí a alguien más yo también? Oh por Dios, ¿De qué estoy hablando? Tengo que concentrarme en Juno, nada más.
Jack debe quedar en el pasado...
Salí de el baño y me miré al espejo.
<<Mierda>>
Intenté arreglar mi rostro lo más que pude después de llorar por unos diez minutos, y volví enseguida a mi lugar de trabajo.
Respiré hondo, y entré de nuevo a la habitación.
-Estoy de vuelta, señor Stone-dije.
-Oh, entonces ella es tu nueva secretaria-dijo la pelirroja que se encontraba sentada cómodamente en el regazo de Jack.
Jack asintió sonriendo.
-Disculpa, no me he presentado, mi nombre es Lana Stone, soy la esposa de Jackson, obviamente-dijo caminando hacia mi y extendiéndome su mano, sonriendo tanto que en algún punto podría llegar a pensar que su cara iba a caerse.
-Temperance Marfallán- respondí correspondiendo amablemente su saludo.
Si, lo sé, mi apellido solía ser White, pero lo cambié en el momento en que fui... metafóricamente adoptada por la señora Marfallán, para que fuera más difícil encontrarme.
-Bueno, yo me retiro- me soltó- Nos vemos Jack, te amo-dijo saliendo de la habitación.
-No más de lo que yo lo amo, querida- pensé.