Capítulo 40

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Dedicación a una de las personas que me animaron a escribir esta historia en Wattpad <3


Temperance 

-¿A dónde vamos exactamente?- pregunté y Jack dejó de mirar su revista para posar su mirada celeste en mi.

-Verás, Temperance, existe una posibilidad de un futuro socio en Madrid, así que tenemos que ir a discutir algunas cosas a una importante reunión y nada más, te pedí que me acompañaras por que Lana esta en Canadá ahora- respondió con amabilidad sin quitarme la mirada de encima.

Por alguna razón me sentí como una segunda opción. 

Asentí y miré hacia otro lado.

-Ah, y una cosa más...-musitó.

Dirigí mi mirada hacia él para poner atención a lo que diría.

-Necesito que finjas ser mi esposa-dijo rascándose la nuca.

Abrí los ojos como platos.

-¿Disculpe, Señor Stone, usted quiere que haga qué?-pregunté pensando que alucinaba lo que acababa de pedirme.

-Temperance, necesito solo ese favor, en esta reunión todos van a ir con acompañantes, y yo solo... no quería molestar a Lana, pero esta bien si te niegas...-

-Está bien- interrumpí.

Jack me dedicó una sonrisa de oreja a oreja.

-Sólo por esta vez, Señor Stone-dije nerviosa.

Perfecto, quiero olvidarme de Jackson y él me pide que finja ser su esposa... ¿Porqué carajo la vida siempre parece estar en mi contra?

*   *   *

Después de escoger un vestido apropiado y ducharme, había llegado la hora de arreglarme.

No estaba acostumbrada a cosas demasiado elegantes, la última vez que fui a una reunión de este tipo fue a una de mi padre, cuando tenia catorce años.

El vestido en el que acababa de enfundarme era color coral, largo hasta los tobillos, con pequeños detalles de pedrería en la zona del pecho.

Me mire al espejo que se encontraba frente a mi y suspire profundo... ¿Se creerán que soy la esposa de Jack?

Sacudí a cabeza regresando a la realidad y rápidamente aplique un poco de maquillaje, me arreglé un poco el cabello, que hoy en día era rizado, y me puse los tacones color dorado que Jack me había dejado junto con otros más.

Salí del baño y Jack estaba fuera, sentado al pie de una de las camas mirando su celular.

Aclaré la garganta, con nerviosismo.

Levantó la cabeza y me recorrió por completo con sus maravillosos ojos.

-Luces... perfecta, ¿Nos vamos?- dijo Jack extendiéndome su mano mientras sonreía.

Asentí, aun nerviosa.

*  *  *
Las reuniones eran justo como las recordaba, un montón de halagos y presentaciones al llegar, seguidas de muchos "Un gusto conocerla" y "Que bien que hayan podido acompañarnos esta noche", para después pasar a cenar algún platillo caro y pomposo, mientras los hombres platican de sus negocios o de cualquier otra cosa mientras sus esposas, o respectivas acompañantes, se sientan a sonreír como si les pagaran por ello a la par de que hablan maravillas de sus cónyuges o sus hijos caprichosos, o viceversa.

Pronto había descubierto que había bastante gente importante, y al decir bastante me refiero a demasiada...

Jackson tomó mi mano e hizo que me levantara, a lo cual yo obedecí y nos dirigimos hacia la pista de baile, donde la gente suele bailar lo que los músicos contratados toquen.

Jack me tomó por la cintura y me miró sonriendo, como lo hacía la mayoría del tiempo.

Comenzamos a bailar lentamente, así como la música lo ameritaba, y Jack se acercó a mi.

-Hay que llamar la atención- susurró en mi oído.

Obedecí e hice lo mejor que pude en cuanto a bailar, lo seguía y lo dejaba guiarme mientras ambos no nos quitábamos la mirada de encima. En un momento lo único que pude ver eran sus iris celeste acompañadas por la música que nos unía.

Jack me sonrió y le devolví la sonrisa.

-Baila muy bien, Señora Stone- me susurró riendo.

-Usted no se queda atrás, señor Stone-respondí riendo también.

Mi adolescencia junto a el paso por mi mente, por fin, volvía a estar con el, al menos por esta vez, al menos solo por esta noche...

Yo era su esposa.

Quizá solo por estas cuantas horas.

Pero lo era...

La música se detuvo y Jack juntó su frente con la mía, sin quitar sus manos de mi cintura, y yo deseé que la música no fuera lo único que se detuviera en ese momento.

-Señor Stone, es un placer conocerlo- dijo una voz grave a un lado nuestro.

Ambos volvimos a la realidad.

-Un gusto, Señor Grimes- respondió Jack.

-Y ella debe de ser la Señora Stone-dijo mirándome de pies a cabeza.

Estaba a punto de hablar cuando Jackson me interrumpió.

-Su nombre es Lana-soltó rápidamente.

-Me alegra conocerla, Lana- dijo el hombre con una sonrisa leve.

Y ahí fue cuando lo comprendí.

Yo no estaba ahí como Temperance.

No estaba ahí como yo misma.

Estaba ahí como Lana.

Lana, la mujer que Jackson ama...

-Un gusto igualmente, disculpe-dije saliendo de el lugar rápidamente.

Subí unas escaleras que me llevaron a la terraza del lugar, donde solté mi primera lagrima.

Este sentimiento era difícil de explicar, pero me dolía el hecho de no estar ahí como yo, el hecho de que todo aquello era actuación de Jack, pero real por mi parte...

Sorbí por la nariz y entonces alguien tiró de mi antebrazo y me dió media vuelta.

-¿Estás bien?-preguntó Jack, con ambas manos en mis mejillas.

Negué con la cabeza.

-No lo entendería, señor Stone- dije sonriendo y caminando de vuelta a las escaleras.

Miré de vuelta hacia Jack, quien se veía confundido, mientras el fuerte viento de la noche agitaba las ondas de su cabello.

-Haga lo que tenga que hacer, lo veré después, Señor Stone...-dije y seguí mi camino.







Oh My Blind.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora