La larga fila de la farmacia me brindo tranquilidad por primera vez en la semana. Después de hacer declaraciones a la policía por ser víctima en un caso de intento de homicidio, y pasar a juicio, Ivan terminó tras los barrotes de una cárcel y el nombre de Rachel fue grabado en una lápida.
<<Pero ninguna de esas cosas se comparaban con lo que me tenía tan alterada ahora>>
-Siguiente- escuché decir a la trabajadora de la farmacia, indicándome que era mi turno.
-Dos pruebas de embarazo, no importa la marca- dije nerviosa con un bajo tono de voz.
La mujer me recorrió con la mirada de pies a cabeza con una expresión facial amarga para después tomar dos cajas de una pequeña vitrina que estaba detrás de ella.
-Son cuatro dólares- cobró.
Saque cuatro dólares de mi cartera y los entregué con rapidez para que no notara la abundante temblorina de mis manos.
* * *
-¿¡Ya?!- gritó Roxanne detrás de la puerta tocándola escandalosamente.
<<Que solo salga una maldita línea, que solo salga una maldita línea>>
El resultado de la segunda prueba de embarazo se reveló, salí del baño sin quitarle la mirada de encima.
Roxanne me la arrebato en cuanto salí y se quedo mirando el resultado por varios segundos.
Me miró con una sonrisa ladeada y me abrazó fuertemente.
Unas cuantas lágrimas rodaron por mis mejillas mientras correspondía el abrazo de Roxanne.
-¿Qué se supone que voy a hacer, Roxy?-dije llorando.
-Tienes que decírselo a Jack- susurró en mi oído.
Asentí con los ojos cerrados.
-Pero... ¿Cómo? ¿Y si me deja sola?- pregunté alterada y sin separarme de ella.
-Lo conoces bien Temperance... y sabes que no te dejará sola- respondió Roxanne dando unas cuantas palmadas de consolación en mi espalda.
Asentí de nuevo limpiando las lagrimas de mis mejillas.
* * *
-Seré breve con ustedes, se que son personas muy ocupadas- dije entrelazando mis manos y poniéndolas sobre la mesa.
Mis padres asintieron a la par, poniéndome la mayor atención posible. Saque las pruebas de embarazo y las puse sobre la mesa.
Iban a asesinarme.
-Estoy embarazada-dije firmemente pero aun así con algo de miedo, lo único que esperaba de mis padres a pesar de el grande error que había cometido, era que no me rechazaran.
Mi madre se levanto de la silla en la que se encontraba sentada y se puso de pie frente a mi, a mi lado izquierdo; me miro por un momento y me abofeteó como jamás lo había hecho.
Mi vista se nubló debido a las lágrimas y mis mejillas hirvieron en ese instante. La miré dolida y triste, esperando que algo en su "instinto de madre" la hiciera compadecerse tan siquiera un poco de mi.
-Te me vas de esta casa, ahora mismo- dijo con los puños cerrados y los nudillos blancos, sin mirarme.
Mis ojos estaban a dos milímetros de salir de sus cuencas.
-¿Papá?- tartamudeé dirigiendo la mirada hacia el esperando algo de apoyo de su parte.
-Lo único y ultimo que puedo hacer por ti es pagar este semestre del colegio para que por lo menos termines la preparatoria- respondió sin apartar la mirada de la prueba de embarazo.
Sonreí abiertamente.
-Pero concuerdo con tu madre en que te vayas...-completó.
Mi sonrisa se deshizo y los miré a ambos esperando que cambiaran de opinión acerca de su decisión, pero mirarlos tantos segundos, fue en vano...
Me levanté de mi asiento y subí las escaleras de mi habitación casi volando.
Busqué la valija mas grande y comencé a meter lo mas importante mientras lloraba con descontrol y un nudo enorme en el pecho que casi no me dejaba respirar.
No era justo, nada de esto, ellos nunca se preocuparon por mi, nunca están en casa, siempre les he valido una reverenda mierda... ¿Cómo es que ahora pueden molestarse? No parecía importarles tanto cuando casi me asesina una maldita psicópata.
Alguien me abrazo por detrás y me detuve, sin dejar de llorar.
-Te quiero, y siempre lo haré- dijo Roxanne con aires de tristeza.
Quise responder pero la pesadez de mi pecho no me dejo.