Jackson
A pesar de todas las dificultades que había en mi vida en este momento, el simple hecho de que tenía de vuelta la compañía de Temperance me devolvía el buen humor.
Perdí la cantidad de veces en las cuales soñé, tanto dormido como despierto, que ella regresaba.
Tengo que admitir que no se ve como me la imaginaba, pero me gusta más como es ella, como la veo ahora.
Su piel de un tono moreno que asemeja a el dorado, su cabello, que ahora sé que siempre fue rizado aunque antes le gustara aparentar lo contrario... toda ella me seguía volviendo tan loco como lo hacía hace unos años aunque no pudiera verla entonces.
La volví a ver, y me di cuenta de que no podría separarme de ella nunca más.
* * *
Cuando volví de nuevo a la cuidad, llamé a Temperance para convencerla de que me dejara conocer a Juno. No era la primera vez que se lo pedía, pero siempre hallaba la manera de desviar el tema o de darme excusas para que la espera de conocer a mi hija se hiciera más larga.
Pero esta vez cedió sin necesidad de rogarle.
Cerré la puerta de mi auto para después dirijirme hacia la casa y tocar el timbre.
Temperance salió en cuestión de segundos, y me dedicó una media sonrisa que sentí reflejaba algo de tristeza.
Detrás de ella me encontré con una niña, que llevaba el cabello recogido en una coleta, y tenía unos ojos azules enormes.
Era ella.
- Mamá, ¿El es?...- preguntó Juno mirando a Temperance, a lo que ella respondió asintiendo.
Dios santo, era tan hermosa, era... ella era mi hija.
Mi hija.
Ese pequeño ser, que nació de el amor entre la mujer que más he amado en toda mi vida y yo, ese pequeño ser estaba ahí, frente a mi.
Una lágrima de felicidad se hizó presente rodando en mi mejilla.
- ¿Puedo abrazarte?- le pregunté a mi pequeña hija.
Dudó un segundo y miró a Temperance, como si estuviese pidiéndole permiso, para después ceder a mi petición.
La estreché entre mis brazos enseguida, jamás había extrañado tanto algo que nisiquiera había conocido.
- Papá- musitó la pequeña en mi oreja, devolviéndome el abrazo.
Era feliz, era más feliz que nunca en la vida.
Jalé a Temperance por el brazo obligándola a unirse al abrazo.
Y ahí estaba, reunido al fin con los dos seres que amo, y amaré por la eternidad.
-Jamás me volveré a separar de ustedes- dije para mis adentros.
Después hablar por horas y de ponerme al día con Temperance y mi hija, Juno acabó tan rendida que se quedó dormida mientras conversábamos.
Temperance me permitió cargarla y llevarla hasta su habitación.
Las había extrañado tanto cada día...
* * *
-Ahora que Juno está dormida podemos hablar bien- dijo Temperance.
- ¿Qué pasa? ¿Hay algún problema?- pregunté angustiado.
- La semana pasada me encontré con tu madre, y... no creo que vaya permitir que tú y yo estemos juntos de nuevo. Esta molesta conmigo, de dijo que no quería volver a verme en la oficina y si es así mucho menos creo que quiera que tú y yo...- dijo pero la interumpí tomando su rostro con ambas manos y besándola.
Me separé de ella y ella me abrazó mientras yo acariciaba su cabello con mi mano derecha.
- Tú tranquila, Temperance, que eso ya lo voy a arreglar yo. Jamás volveré a dejar que se forme una distancia entre tú y yo, suficientes fueron más de cinco años sin tenerte a mi lado como para volver a perderte- dije, sin dejar de acariciar su cabello.
- Pero no quiero que tengas problemas con tu familia por mi- respondió ella, mirándome, expresando preocupación.
Puse mi dedo índice sobre sus labios, callándola de nuevo.
-Te amo- dije, y en acto seguido besé su frente.
-Te amo igual- musitó.
* * *
- ¿Estás seguro de que esto es una buena idea?- preguntó Temperance por décima vez.
- Conozco a mi madre, y no tiene el corazón tan duro- respondí guiñándole un ojo.
- ¡¿A cuánta gente voy a tener que conocer en la semana?!- preguntó Juno mientras caminábamos hacia la sala de la casa de mis padres, donde aseguro que están.
-Mucha, bastante, hasta te sentirás como famosa en estos próximos meses, mi vida- le respondí a lo que ella enarcó una ceja.
Reí.
Llegamos a la sala y como había predecido mis padres estaban ahí.
Entrelacé mi mano izquierda con la de Temperance y la derecha con la de Juno, y aclaré mi garganta para que notaran nuestra presencia.
En cuanto voltearon a vernos dije:
-Quiero que conozcan a alguien-
Mi madre suspiró y se levantó de su asiento.
-Creí haber dejado en claro que no quería volver a verte- soltó dirigiéndose hacia Temperance.
Temperance bajó la mirada hacia el suelo.
-Mamá, papá... ellas son mi futura esposa, y mi hija- dije con firmeza.
Mi madre me miró confusa y luego miró a Juno.
- ¿Ella es?...- preguntó mi padre y yo asentí.
-¿Futura esposa? ¿Después de todo lo que te hizo pasar?- gritó mi madre.
- No es algo que vaya a poner en discusión, ni les estoy pidiendo permiso. Tengo muy en cuenta el dolor por el que Temperance me hizo pasar justificándose con sus inseguridades, pero el dolor lo pasé yo, y ya la he perdonado. Por que así como ella ha sido lo que más me ha hecho sufrir en mi vida, es ahora, junto con mi hija, lo que más felicidad me da- dije.
Mi madre estaba apunto de decir algo, pero mi padre interrumpió:
-Está bien-soltó.
-¿Qué dices?- le preguntó mi madre.
-Deja que esté con ella, mujer, si es lo que a nuestro hijo le hace feliz, déjalo, para que podamos ser parte de esa felicidad, ¿O quieres nos pase lo mismo que a los Muller con Lana?- respondió mi padre.
Sonreí.
Mi madre suspiró.
-Como quieran, pero tardaré en aceptarlo por completo- dijo.