Narra Temperace.
7 dias.
Quería volver, desesperadamente lo quería...
Pero no podia.
Ya había tomado una decisión, así que ya no hay vuelta atras.
Ante todo tuve suerte, me había frecuentado demasiado con la señora Marfallan, y en uno de nuestros encuentros le mencioné lo que planeaba hacer. Al principio no estuvo de acuerdo, claro, pero acabo ayudándome al ofrecerme trabajar para ella a cambio de asilo y comida, que es por lo único que debo preocuparme ahora.
Ser madre soltera iba a ser más difícil de lo que pensé, ¿De dónde sacaría dinero para Little bean? No podía vivir de la señora Marfallan, ella no tiene ninguna responsabilidad conmigo...
<<Infiernos, extraño tanto a Jack...>>
Ya pensaré en algo.
27 días.
Bien, al parecer frijolito se me había adelantado un poco...
No quise ir al hospital que frecuentaba, no iba a arriesgarme a encontrarme con Jack o cualquiera que pudiese decirle que estaba ahí, así que la señora Marfallan me llevó a un hospital a las afueras de la ciudad, cerca de donde vivía con ella.
Estar en labor de parto era una mierda, esas cursilerías de que parir era un milagro y etcétera eran totalmente sólo palabras, ¿Cómo es posible que mi cuerpo pueda soportar tanto dolor? O sea, sabía que dolería desde un principio, pero, ¡Demonios! No pensé que fuera tanto...
-¡¿En dónde carajo está el doctor?!- soltó la señora Marfallan como si hubiera leido mi mente.
Y como si de magia se tratase, una doctora entró por la puerta de la habitación.
227 días.
A pesar del tiempo, a estas alturas todavía temía cerrar los ojos, por que cada vez que lo hacía veía a Jack... y ver a Jack me dolía.
Frijolito resulto ser una niña.
A pesar de haber llegado un mes antes de lo esperado, nació sin complicaciones según lo que dijo la doctora.
Lloraba cada vez que la miraba fijamente por demasiado tiempo, Juno (Si, ese era su nombre) era lo único que me quedaba de Jack, la prueba de que alguna vez estuvimos juntos. Es totalmente increíble el hecho que esta pequeñita es una clase de fusión entre Jack y yo.
Había nacido con los ojos azules...
Tan azules y profundos como los de su padre.
Verla a los ojos me hacía acordarme de él...
<<¿Y qué no me hacía acordarme de él?>>
De él, y de todo aquello que alguna vez fue, y ya jamás será...
Por mucho que me duela.