2. Si tú quieres

Especial 4/4

Especial Tiziano

Cuando nos mudamos a la gran cuidad para comenzar nuestros estudios universitarios ellos parecían estar mejor que nunca y yo había comenzado a convencerme que nunca tendría mi oportunidad. Ellos se veían como esas parejas que durarían para toda la vida. Pero entonces las cosas comenzaron a ir mal, no sólo porque Rocco seguía siendo el mismo Rocco de hacía unos años atrás cuando no quería que nadie se enterara de su homosexualidad, sino también porque éste había conseguido un amigo con el que se encontraba fascinado y a Tomás parecía molestarle a sobremanera.

Tomás nunca lo mencionó pero era charla común entre nosotros el tema de ellos dos porque Rocco se estaba comportando como un idiota y Tomás estaba dejando de lado sus estudios por pasar algunos momentos con su novio. No nos queríamos meter, sinceramente era algo que esperábamos que solucionaran ellos, pero las cosas comenzaron a salirse de control y decidimos hablar sutilmente con Tomás; a Nano le fue mal e Ignacio no tuvo el valor de hacerlo, a mí en cambio me sirvió más cerrar la boca y sólo ser una compañía para él.

Pero no hicimos más que eso hasta que naturalmente ellos terminaron rompiendo. En ese momento me lamenté porque yo estaba bastante fascinado con una muchacha, de verdad a esta la quería y creía que ella podía terminar con mi amor hacia mi amigo pero ella terminó engañándome y la descubrí el día de mi cumpleaños. Tomás estuvo para mi ese día, a mi lado, y la sacó de mi vista... pero al sacarla volvió a ponerse allí y eso era peligroso, mucho más en el estado en el que yo me encontraba: completamente borracho.

Al parecer Tomás no tenía ganas de intentar nada con nadie en ese entonces porque dejó plantada a la chica que le habíamos presentado y ésta, enojada, se llevó a la que estaba conmigo para lamentarse por su mala suerte con Tomás. Fue por eso que seguí a mi amigo al exterior del local donde lo encontré observando parejas besándose apasionadamente o simplemente charlando, su cara era la misma que tenía cuando le dije que había dejado embarazada a su hermana, estaba absolutamente perdido y no me gustaba verlo así. Así que decidí arriesgarme, tendría dos beneficios, me sacaría un peso de encima y lo sacaría del pozo en el que estaba cayendo aunque sea dándole algo en que pensar, por más que él lo viera como una locura.

–Dicen que somos los crueles –dije arrastrando las palabras, hasta ese momento no me había dado cuenta lo mucho que había bebido. –Pero las mujeres son bastante malas también... quizás me enamore de un hombre la próxima vez –continué mirando su semblante pintarse de una triste sonrisa.

–A mi no me fue mejor con esa elección.

-Quizás me enamore de ti entonces –arriesgué quitándole su bebida y dándole un trago a pesar de que ya no podía tomar un trago más. Él me miró sorprendido alzando las cejas, esos días mis indirectas, a pesar de estar de novio, eran bastante seguidas.

–¿No estarás hablando en serio no? Porque sabes lo que dicen de los chistes.

–Ya se lo dije a Rocco. No estoy bromeando.

–No haríamos linda pareja –aseguró y yo me reí, si él supiera cómo yo nos imaginaba sabría que haríamos una excelente pareja.

–No lo sé, podríamos probar –insistí distraídamente. Casi estaba rogando, quizás él estaba tan lastimado y yo tan desesperado que terminaría aceptando.

–No te gustaría.

–¿Cómo lo sabes? –consulte con enojo. Él no sabía ni siquiera qué era lo que yo sentía. Respiré profundamente y continué. –¿Se siente mejor que con una mujer?

–Tiziano no tendremos esa charla y menos en el estado que te encuentras –respondió bruscamente pero pude ver un leve rubor en sus mejillas. Yo quería una respuesta, siempre me había preguntado si realmente podría estar con él, si el amor que sentía hacia Tomás no se derrumbaría en el momento en que intentara acostarme con él. Me aterraba la idea de que no me gustara besarlo, tocarlo, hacerlo mío... aunque claro que en ese momento su olor me estaba enloqueciendo.