Especial Nano. Noche 9

1.8K 222 12
                                    


Pensé que embriagarme una vez más durante la anteúltima sería una buena idea, pero supongo que Ignacio sospechaba que lo tomaría como opción así que para cuando llegué él estaba esperándome impaciente en la entrada del bar. Me indicó con una mala mirada que lo siguiera y sin chistar lo hice.

Cuando ingresamos en la habitación pasé a sentarme directamente en la cama. Extrañaría esa habitación después de todo, habían sido meses y meses de visitarla diariamente, no por lo que hacía allí dentro, sino por la costumbre que ello implicaba.

—Temía que tú fueras a beber a otro lugar antes de llegar aquí.

—Ahora que lo mencionas no fue algo que pasó por mi mente pero lo voy a tener en cuenta ­—aseguré pensativo. Eso realmente no se me había ocurrido.

—Nano, yo no sé porque Sonia dijo aquello pero no pedí por Jean, ni siquiera averigüé por él.

—No es algo que tengas que explicarme Ignacio, en serio.

—¿No debo explicarme? Discúlpame pero tu repentino comportamiento del día de ayer me hizo pensar que sí debía.

—Ayer estaba borracho.

—Exacto —dijo de mala gana sentándose a mi lado. —Esa vez, cuando vine antes para hablar con Jean fue exclusivamente para saber de ti. Te dije todo lo demás para molestarte y supongo que Jean hizo lo mismo... pero yo no hablé con Sonia sobre seguir contratando servicios porque como tú sabes yo tenía curiosidad y contigo me bastó. No quiero acostarme con algún otro hombre otra vez.

—¿Conmigo si? —quise saber dándole un golpe con mi codo para distender el ambiente, realmente se sentía muy pesado.

Ignacio largó una relajada carcajada y se dejó caer en la cama.

—Quién sabe.

—¿Qué hablaron con Jean aquella vez?

—Yo sólo le dije que tenía miedo que tú fueras algún tipo de psicópata y él me contó casi todo sobre ti —dijo relajadamente. —Me aseguró que no eras peligroso pero sí un poco idiota y después se ofreció a acostarse conmigo. Pero le dije que no.

—¿Por qué no? Él parecía bastante dispuesto.

—Claro que lo estaba, me dijo que no todos los días se ven hombres como yo en este tipo de trabajo, que estaba muy celoso de ti —dijo poniéndose de costado cuando yo me acosté a su lado. —Pero tú sabes, yo no soy gay.

—Claro que no lo éres —reí. —El día que tengas una pareja hombre dirás "yo no soy gay, mi novio lo es" ¿No?

—Yo no creo que tenga alguna pareja algún día, menos hombre Nano, tú lo sabes —aseguró encontrando mi mirada. —Es por eso que nunca te pedí que te fueras de mi casa, es por eso que intenté mantenerte lo más que pude a mi lado. No me gusta vivir solo pero no podría hacerlo con alguien más salvo si eres tú.

—Ignacio, que asco, eso sonó a confesión.

—Lo sé, pero eres mi mejor amigo Nano, creo que está bien sentirme así por ti ¿No?

—No, no ahora que tuvimos sexo porque entonces

—Se supone que lo del sexo nunca pasó Nano, no fuera de estas cuatro paredes —dijo acercándose a mi rostro. —Lo que me recuerda que esta es nuestra última noche.

—¿Última? —quise saber alejándome un poco de él. Eso de que se pusiera meloso y romántico me asustaba demasiado.

—Hoy me llamó Tomás para invitarnos a comer algo mañana por la noche así que suspendí con Sonia —informó con tranquilidad. —No te preocupes, le pedí permiso a ella para llevarte a cenar a otro lado y no tuvo problemas. Dijo que siempre y tú quisieras y no creo que pongas resistencias ¿O sí?

—Claro que no, quiero ver a los muchachos también. Digo, ahora que "se arreglaron".

—Ojalá que les dure, eso de sus dramas amorosos realmente es un poco molesto, sobre todo cuando me veo involucrado sin que me llamen —suspiró volviendo a acercarse a mí. —Pero antes Nano ¿Qué decías ayer que tenías ganas de hacer? —lo miré en forma de advertencia y lo empujé cuando su sonrisa sugerente comenzó a molestarme. —¿Sexo oral?

—Hoy no me apetece. Tú te lo perdiste por ser un idiota moralista que no se acuesta con personas ebrias.

—No me acuesto contigo estando ebrio, algo me dice que podrías demandarme al día siguiente, intentarías quitarme todo mi dinero.

—Sabes que no haría algo así —dije de inmediato reincorporándome para quedar a su altura.

—No lo sé, para tener sexo conmigo me cobraste una suma de dinero bastante importante cuando muchos lo hubiera hecho gratis. No sé qué harías si me aprovechara de ti.

—Sabes que aquí dentro no sería "aprovecharte".

—Quizás lo intente fuera entonces —dijo tomándome por el cuello para unir sus labios con los míos en un brusco y corto beso. —Quizás me sorprenda tu respuesta.

—Claro galán, esto termina aquí y termina hoy, tú lo sabes.

—Claro que lo sé.

Aquella noche no le hice sexo oral pero sí volvimos a tener relaciones. Otra vez me encontré pensando en lo extraño de la situación. Nunca, en toda mi vida, hubiera pensando que las circunstancias me hubieran llevado a acostarme con hombres, menos con mi mejor amigo. Sin embargo lo disfruté sabiendo que aquella sería la última vez porque a mí me gustaban las mujeres, no los hombres, no Ignacio.

Me enfoqué en el momento que estaba viviendo, hice lo que siempre hacía para complacer a mi compañero pero esta vez no fingí placer porque era justamente lo que estaba sintiendo. A diferencia de los demás, Ignacio si se preocupaba por satisfacerme a mi también y creo que eso hizo que aquella fuera una buena despedida.

Luego nos duchamos hablando de idioteces, salimos al pasillo y en el bar nos despedimos con un cordial y amistoso apretón de manos. Susurró un "Te espero en casa, ojalá esta noche vayas" y luego se marchó.

Sonia vino a confirmar que hubiera accedido voluntariamente a la salida propuesta por mi cliente y luego me pidió que me acercara el día sábado para cobrar mi última paga. Asentí una vez y salí del lugar, pero no en dirección a casa de mi amigo, esa noche iría a casa de Tiziano porque debía preparar mis pertenencias.

El sábado, luego de reunirme con Sonia, retornaría a casa de mis padres.

2. Si tú quieresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora