Capitulo 28

2.2K 312 50
                                    


 Me moví lentamente en mi cocina mientras preparaba la salsa para los fideos que pensaba cocinar. No había apuro en sentarme frente a Tomás y oír cualquier las cosas que tuvieran que ver con él y Tiziano, así que me tomé mi tiempo cortando la cebolla lo más pequeña que podía, agregándole condimentos que ni siquiera sabía que tenía en casa, rayando zanahoria a pesar de que no era realmente de mi agrado...

–¿Te falta mucho más? –consultó simulando paciencia. Suspiré dejando la salsa tranquila para poner el agua de los fideos. Arrastré mis pies y me senté frente a él que sostenía el mate entre sus manos, no porque lo estuviera tomando, ese mate estaba ciertamente horrible, sino porque seguramente sus manos estaban temblando, él estaba incluso más nervioso que yo.

En cuanto apoyé mi trasero en la silla noté una pequeña marca en su cuello. A decir verdad no era tan pequeña, me sorprendía que Tomás no lo hubiera tapado de haberlo notado... claro que él no era de tapar esas cosas, ese era yo, el que se avergonzaba de amar y ser amado como se suponía que lo hacíamos con el hombre que tenía frente a mí. Tragué saliva y corrí mis ojos de la marca concentrándome en la horrible mancha de humedad en mi cocina, sino hacía eso terminaría llorando incluso antes de oír lo que él había ido a decir.

–Tiziano me dijo que lo llamaste –largó, asentí sin mirarlo. No podía mirarlo en ese momento, había una presión que crecía lenta pero dolorosamente en mi pecho. –¿Por qué no me llamaste a mí primero?

–Tú me dejaste en claro que querías un tiempo, que te dejará en paz, y aún así me preguntas porqué no te contacté... esto es gracioso –digo apenas pasando mis ojos por su persona porque aquella marca parecía tener luces a su alrededor.

–No me parece meter a Tiziano en un problema que es nuestro Rocco. Él no tiene nada que ver con lo que pasó entre nosotros.

–¿Meter a Demian si te parece justo?

–Es distinto, Demian estaba entre nosotros hace mucho tiempo.

–¿Y Tiziano recién ahora? –quise saber enfocando mi mirada en la de él porque quería una respuesta sincera. Tomás bajó sus ojos. –No hace falta que digas nada más Tomás, puedo ser todo lo que tu digas, pero idiota no... además, no hay que ser muy inteligente para saber que esa marca en tu cuello es una advertencia de él para mi ¿No?

La velocidad con que Tomás levantó sus ojos a los míos fue impresionante. Incluso no creo que lo haya hecho con conciencia, al igual que llevar su mano al lugar exacto, él no lo hizo a sabiendas de lo que hacía.

No pude hacer más que reírme y ponerme de pie para buscar un cigarrillo. Necesitaba distraerme porque mis ojos estaban ardiendo con fuerza y me negaba a llorar frente a él.

–Demian nunca estuvo entre nosotros –digo mirando por la ventana. No podía ver su rostro sonrojado y saber que el causante de aquello era otro hombre. –No de la manera que tú crees –suspiré dejando salir el humo con fuerza y volví a inspirar. –Estuve hablando con Nano y Nacho, supongo que ya lo sabes, y me di cuenta de muchas cosas... entre ellas, que fui yo quién lo metió entre nosotros, pero fuiste tú quién malinterpretó las cosas.

–No creo haber malinterpretado nada Rocco –negó con su voz aún temblorosa –que lo nombres mientras yo te hacía el amor no es algo que yo hice mal.

–¿Nombrarlo? –reí –suena feo si lo dices así. Suena como si yo hubiera estado pensando en que era él quién estaba conmigo en ese momento –lo oí moverse pero otra vez no lo miré. –Yo sólo quería experimentar cosas nuevas como él lo había dicho, quería hacer algo excitante porque te sentía tan distante que quería sorprendente.

2. Si tú quieresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora