Capitulo 7

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Tiziano se fue antes de que despertara al día siguiente. Sabía que él estaría tan avergonzado que no me daría la cara por lo que me reí mucho rato mientras preparaba el almuerzo.

Ciertamente el beso que nos habíamos dado había sido distinto. Con Rocco siempre había sido ternura o necesidad, pero con Tiziano había sido una lucha de poder bastante divertida; me pregunto si sería algo así tener sexo casual con otro sujeto. Tal vez no era la mejor idea pero sería una forma fácil y rápida de dejar de pensar un poco en el hombre que había roto mi corazón.

Ese día almorcé rondando las cuatro de la tarde y me quedé mirando la televisión durante el resto del día. No había tenido noticia de los muchachos y, cuando me conecté en la computadora, tenía algunos mensajes de Nano pero nada importante: al día siguiente iría a estudiar conmigo.

Así lo hizo, el día siguiente y los restantes hasta el domingo que fue el día en que llegó Dana. Dante no había ido con ella e informó que Piera y Lucy tampoco habían venido pero que ella no les había dicho nada de la ruptura aunque suponía que tampoco estaban enteradas.

No sentamos a desayunar ya que había llegado temprano en la mañana y soporté su mirada durante varios minutos antes de que alguno dijera algo.

–Entonces dime...

–Nada. Terminamos. No tenías que venir hasta aquí para que te lo diga ¿Sabes?

–Terminaste con él. Explícame eso –dice tomando mi mano amablemente y dándole un pequeño apretón. –Tengo el tiempo que haga falta y soy todo oídos para tu triste historia de amor.

–No creo que sea de amor precisamente, no por lo menos de una de las partes.

–¿No lo amas?

–Más que a mi vida, pero lo que él siente por mi no es lo mismo –aseguro soltándome de ella para sujetar mi cabeza. –Ve por pañuelos porque vas a llorar, y probablemente yo también.


Cuando llegamos a vivir a la gran ciudad decidimos que no estábamos preparados para convivir aunque sabíamos que prácticamente pasaríamos la mayoría de los días juntos. Así fue, él y yo éramos inseparables pero de vez en cuando cada uno se quedaba en soledad para poder saber apreciar aún más los momentos en los que estábamos juntos. Nuestras casas quedaban relativamente cerca y nos turnábamos para compartir en cada una de ellas pero siempre preferíamos la mía porque estaba más cerca de la facultad.

Generalmente nos reuníamos con Ignacio y Tiziano para compartir algunas cervezas o simplemente salir a algún bar a pasar el rato. Ambos habían aceptado nuestra relación sin mayor problema aunque supongo que no fue una gran sorpresa cuando la dimos a conocer. De todas maneras no éramos ese tipo de pareja que se paseaba de la mano o se besaba en público, muchas veces me hubiera gustado poder hacerlo pero Rocco aún era muy reservado con aquello y a pesar de que dijo que en la universidad todo sería distinto parecía que con respecto a eso no habría un cambio.

Sin embargo nuestra relación iba cada vez mejor y cuando sentía que no podía amarlo más algo sucedía que me hacía reafirmar mis sentimientos por él y los suyos por mí. Ya casi no sentía celos porque mi confianza se había incrementado al darme cuenta que todo lo que a mí me pasaba también le pasaba a él y no fueron ellos los que comenzaron a molestar cuando apareció ese sujeto en su vida.

Durante el segundo semestre del año Rocco conoció a Demian, un compañero de la facultad con el que le había tocado hacer un proyecto en una de sus materias. Él llegó entusiasmado esa tarde y me comentó que el chico era genial, tenía excelentes notas, una visión bastante particular de la carrera y me dijo que le gustaba la forma en la que expresaba el porqué había elegido esa carrera.

Él habla como si realmente amara lo que está estudiando, le brillan los ojos y trasmite lo que dice –comentó fumando un cigarrillo en la ventana con la mirada perdida en la imagen de su compañero. –Me hace sentir más seguro de la elección que tomé.

Me alegra que sea así –aseguré con amabilidad acercándome a él para besar su cuello y continuar con la preparación de la cena. –Aunque claro que pensé que estabas bastante seguro.

Lo estaba, pero más que nada por no querer separarme de ti. Ahora es distinto, Demian me hizo dar cuenta que lo que elegí era lo que quería... algún día quiero saber tantas cosas como las que él sabe y poder hablar con la naturalidad que él lo hace.

Seguramente leyendo la cantidad que él lo debe hacer lo podrás lograr bebé.

Es diferente, lo suyo no es sólo estudio, lo suyo es pasión y me gusta eso.

Tragué saliva con incomodidad y sonreí porque no quería que los celos volvieran a mí, yo estaba seguro de lo que Rocco sentía por mí y no comenzaría a dudar de ellos por la aparición de un ídolo en la vida de mi novio.

Me parece que alguien tiene un nuevo modelo a seguir.

Puede que sea así –acepta guiñándome un ojo y acercándose para dejar un casto beso en mis labios. –Demian me habló de algunos de sus maestros de la secundaria, dijo que los admiraba mucho pero que se dio cuenta que la única forma de hacerles honor a los valores que ellos le había trasmitido era superarlos y superarse él mismo.

En ese caso tú deberías hacer lo mismo con él ¿No crees?

Claro, pero primero debo aprender de él... es por eso que le pedí al profesor que me pusiera en dupla con él –confiesa y siento una corriente fría recorrer mi espalda. Rocco había pedido que lo pusieran con él, mi novio ya conocía a ese muchacho de antes de ser presentados y había hecho lo imposible para estar más cerca suyo. Podría ser admiración, esperaba que lo fuera, pero aún así un peso se instaló en mi pecho en ese mismo momento.

2. Si tú quieresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora