Capitulo 25

2.3K 298 20
                                    


Ambos permanecieron en silencio durante muchos minutos cuando terminé de relatarle lo sucedido. No estaba seguro si era porque no sabían qué decir o simplemente no tenían nada que acotar.

Ignacio fue el primero en carraspear, pero Nano le ganó la palabra.

–Creo que estás pensando demasiado lo de Tiziano. Muchas veces hemos compartido la cama y no por eso "tenemos esas intenciones" ¿No?

–Ojala lo que dices sea así, pero estoy seguro que no... deberías haberlos visto Nano –digo tomando mi cabeza, había comenzado a doler de nuevo. –De todas maneras no creo que sea algo que pueda reclamarle... tengo bastante en claro que él y yo ya no somos nada.

–A pesar de eso, opino lo mismo que Nano –dice Ignacio estirándose sonoramente. –Deja de pensar en eso y tómate un tiempo, aclara tus sentimientos mientras Tomás se tranquiliza y cuando lo creas oportuno se reúnen a aclara todo.

–¿Cómo pretendes que pueda aclara algo con él si apenas me deja hablar? Y ni vamos a mencionar que no me escucha –rezongo de mala gana. –Todo lo que le digo me lo niega. Yo lo escuché y pedí disculpas, pero a él eso no parece serle suficiente. Yo creo que esto ya no tiene solución...

–No seas tan drástico Rocco –me regaña Ignacio. –Hazme caso, deja pasar un tiempo. Habla con Demian igual, no creo que quieras perder otro amigo por no hablar las cosas con claridad ¿No? Quizás tú no le correspondas, o quizás sí, pero deberías hablarlo.

–Sí...

–Dale espacio a Tomás. Él necesita dejar de verte un poco –eso no había sido una sugerencia, Nano me había dado una orden; pero sinceramente no tenía fuerzas para responderle así que me limité a asentir.

De todas maneras no era con Tomás con quien quería hablar en ese momento. Necesitaba ver a Tiziano. A pesar de lo que los muchachos me lo habían asegurado, yo sabía que él estaba con Tomás pero no para acompañarlo con su amistad, no, él estaba aprovechando lo vulnerable que se encontraba mi ex novio para hacerse un lugar en su corazón... y dada las circunstancias sería uno grande. Pero no podía decirle eso a los muchachos, no quería que me convencieran de que yo estaba equivocado, sabía lo que había visto y ese tipo de abrazo no se lo das a alguien que sólo ves como amigo.

Mi teléfono comenzó a sonar uno segundos después y quien llamaba resultaba ser bastante insistente. Yo sabía quién era, la única persona que podía llamarme en esa ocasión... en realidad, la única persona que llamaba, pero no quería contestarle.

–Atiende.

–No hace falta, llamaré después –digo amablemente buscando un vaso de agua mientras cortaban y volvían a llamar. Ambos me miraron y me animaron a hacerlo. Cuando tomé el aparato el nombre de Demian aparecía en la pantalla. Suspiré y atendí. –Hey... ¿Todo bien?

¿Rocco? –le di una afirmativa. –¿Hombre estás bien?

–Sí ¿Por qué lo preguntas?

Me acabo de encontrar con dos sujetos que me pidieron tu número de teléfono... dijeron que habías estado en su casa hace unos días y que realmente te veías mal. Que querían contactarte pero no sabían cómo hacerlo –larga con la respiración agitada, aparentemente estaba corriendo. –Estoy yendo a tu departamento ¿Está bien?

–Estoy un poco ocupado ahora Demian, quizás podrías pasar mañana –dije girándome a ver a los muchachos pero ambos estaban haciendo señas que no llegué a entender hasta que abandonaron el departamento con paso apresurado. –¿Sabes qué? Ven si quieres, necesitamos hablar.

No pasaron ni 15 minutos cuando él se hizo presente en el lugar. Tenía su cara sonrojada y la respiración agitada; lo invité a pasar y le serví un vaso de agua sentándome frente a él.

–¿Frutas? –consultó mirando la bolsa sobre la mesa.

–La trajeron unos amigos que vinieron a verme ¿Cómo estás?

–¿Amigos? –asentí. Él suspiró. Sabía que no tendría más respuesta que aquella. –Bien, sé que pediste que no nos viéramos por un tiempo pero realmente me asusté cuando estos sujetos me dijeron que te vieron bastante mal...

–Sí... ahora estoy mejor, estuve un poco engripado también, pero estoy tomando medicación así que no tarde en recuperarme.

–¿Quiénes eran esos sujetos de todas maneras? –quiso sabe poniéndose de pie para acercarse a mí y examinar mi cara acercándose más de lo cómodamente permitido. –¿Estuviste llorando?

–Sólo... –me solté con brusquedad y fui a la ventana por un cigarrillo –sólo una pelea con los muchachos. Nada más –suspiré. –Esos chicos que preguntaron por mí son compañeros nuestros, tampoco los conocía pero ellos me ayudaron y parecen buenas personas.

–La chica está demente, de verdad –aseguró sentándose en la mesada junto a mí que me corrí con disimulo para no estar pegado a él. Ahora era más consciente de su presencia, no podía recordar si siempre había sido así, pero desde que él había dicho que yo le gustaba trataba de poner una distancia entre nosotros. –No voy a tirarme sobre ti Rocco, no tienes que tenerme miedo.

–No te tengo miedo, sólo no quiero lastimarte. Nosotros somos amigos.

–Sí, como sea –rió subiendo sus piernas y abrazándolas. –¿Te arreglaste con tu novio? –negué con incomodidad, hablar de Tomás con él era extraño. –¿Es por eso que estás así?

–¿Así?

–Hecho un verdadero desastre...

–Gracias, eres tan amable.

–Estoy siendo serio.

–Estoy bien, es sólo que el resfrío me tiene un poco maltratado –digo restándole importancia. Si conocía a Demian como lo hacía él insistiría en quedarse conmigo hasta que me sintiera mejor y eso no era lo que necesitaba en ese momento.

–Sí tú lo dices... –me miró y una sonrisa triste se posó en su rostro. –¿Pensaste lo que dije?

–Demian.

–Es importante que me des una respuesta.

–Te la di –le recordé mirando sus ojos claros. –Nada va a cambiar.

–Por ahora.

–Estoy enamorado de él, y lo lamento, pero nada va a cambiar eso, incluso si él me deja de amar yo no voy a dejarlo –bajó su vista dolido y me sentí mal y quise abrazarlo, pero eso implicaría que él confunda las cosas y no era momento para eso. –Lo lamento... esto, esto que siento por él no es de hace unos meses Demian, lo amo incluso antes que comencemos nuestra relación. Él seguramente se cansó de mi o está confundido o simplemente dejó de amarme pero...

–¿Cuál es su nombre? –me interrumpió y corrí mi mirada. –Nunca dijiste su nombre. ¿Cómo puedes decir que amas a alguien si ni siquiera lo nombras? ¿Cómo puedes decir que no dejarás de amarlo si no estás dispuesto a reconocer el amor que sientes ni siquiera en frente de tu mejor amigo? Porque eso soy para ti ¿No? ¿Tu mejor amigo?

–Eso no tiene nada que ver.

–Todo tiene que ver con todo. Yo no lo conozco pero si estuviera en su lugar te habría dejado hace tiempo –dice con sinceridad bajándose de la mesada y tomando su campera. –No sé que piensas Rocco, pero a veces me da la impresión que crees que el único con sentimientos en todo el mundo eres tú. Cuida tus palabras y aún más tu acciones porque sino terminarás solo ¿Sabes?

–Demian...

–Ojalá te recuperes pronto Rocco, puedes llamar si quieres –avisó arrastrando sus pies hacia la salida. Suspiró. –Y Rocco... no dijiste su nombre, quizás estaría bien que comiences por eso –informa antes de abandonar complemente el departamento. 

2. Si tú quieresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora