Capitulo 27

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Cuando volví a casa llamé a Demian y lo invité a cenar. Debía hablar claramente con él, debía decirle todo, contarle lo de Tomás y por sobre todo disculparme por lo que había pasado con él; había llegado a la conclusión de que si Demian habría sabido que yo estaba en pareja nunca hubiera hecho un movimiento para conquistarme.

Preparé lasaña, la comida favorita de Demian y esperé pacientemente fumando un cigarrillo y mirando una película de Harry Potter, en un canal en particular pasaban una maratón todos los años durante una semana, así que aparte de leer y estudiar ya tenía planes con mi televisión.

Demian llegó más temprano de lo que yo esperaba y lo invité a tomar unos mates mientras la cena terminaba por cocinarse. Como primera medida le pedí disculpas por no haberle dicho la verdad, por no confiar plenamente en él y por permitir que sucediera lo que había pasado en el parque el día que Tomás nos vio, aceptaba mi culpabilidad luego de reflexionar lo que Ignacio y Nano me habían dicho.

Como segundo paso le conté mi historia con Tomás. Le dije el nombre, lo nombré muchas veces, tantas que creo que Demian comenzaría a odiar ese nombre; él escuchó pacientemente, asintió y sonrió por cortesía pero no omitió ni una palabra. Le relaté los altibajos de nuestra relación, siempre debido a mis inseguridades, y cómo fue que terminamos viniendo a estudiar juntos. También le conté sobre los celos que Tomás sentía hacía él y Demina dijo: "Bueno, al parecer el chico es bastante inteligente", y luego preguntó si mi ex novio era el mismo que habíamos visto a principios del año pasado, cuando planeábamos nuestra agenda. Asentí con vergüenza.

Demian no preguntó si él era el mismo que sus amigos querían abordar aquella vez en el bar, supongo que había sido un hecho insignificante y ya lo había olvidado, no lo sé.

Luego me hizo algunas preguntas sin importancias, como por ejemplo, cuál era mi miedo de aceptar mi homosexualidad o por qué ni siquiera había mencionado a Tomás o a los otros. No fui claro en mi respuesta porque la verdad es que no lo sabía con exactitud... quiero decir, mi familia ya lo sabía y mis amigos (salvo él) también, pero era algo más allá de eso. Supongo que estuve mucho tiempo solo como para que me aparten por mi condición sexual.

Sobre la segunda pregunta no dije nada. No podía decirle que tenía miedo que Tomás lo encontrara más interesante que a mí... eso no lo admitiría nunca, así que me encogí de hombros y di por finalizado el tema.

Cuando sentí que ya no quedaba nada por explicar le encargué que vigile la lasaña y fui por un baño, no había tenido tiempo esa tarde ya que toda la cena era absolutamente casera y, dado que él había llegado temprano, no me había hecho el tiempo. Lo que nunca pensé es que podría recibir visitas a esa hora y mucho menos que esa visita sería Tomás.

Oí el timbre cuando estaba terminando de enjuagarme el shampoo. Pensé que podían ser los muchachos ya que habían ido a visitarme hacía unos días, pero cuando oí la voz de mi ex novio sentí que mis piernas flaqueaban porque Demian también estaba ahí y yo sabía perfectamente cuáles serían los pensamientos de Tomás.

Rocco se está bañando, pero pasa.

Gracias –dijo con voz ronca y apretada Tomás. Los oí moverse con tranquilidad por la sala hasta que se escuchó que ambos se sentaron; en ese momento reaccioné y comencé a moverme rápido, contra menos tiempo juntos, mejor. –Hay rico olor...

Lasaña.

Supongo que hecha por Rocco, él suele cocinar bastante bien.

Mejor de lo esperado –dijo Demian con incomodidad pero había una nota de risa en su voz. Quizás por nerviosismo o simplemente porque toda aquella situación era ridícula. –¿Tomás era tu nombre no?

2. Si tú quieresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora