Capitulo 41

2.4K 260 38
                                    

Maratón 2/7


Rocco asintió pero no se sentó para que hablemos. Se comenzó a mover frenéticamente por el lugar intentando cocinar una comida que sabíamos que no comeríamos. Sin embargo fui paciente, supuse que él estaba pensando que confirmaría mi relación con Tiziano, así que simplemente esperé por mucho rato.

–¿Te falta mucho más? –pregunté con amabilidad cuando me di cuenta que él ya no lo podía retrasar más. Asintió y arrastró sus pies hasta llegar a la silla frente a mí. Rocco sólo me observo unos cortos segundos y luego desvió su mirada al techo del lugar. No había nada que pudiera decirle, si él no quería mirarme no iba a obligarlo. –Tiziano me dijo que lo llamaste ¿Por qué no me llamaste a mí primero?

–Tú me dejaste en claro que querías un tiempo –se apresuró a decir apenas mirándome –que te dejará en paz, y aún así me preguntas porqué no te contacté... esto es gracioso

–No me parece meter a Tiziano en un problema que es nuestro Rocco. Él no tiene nada que ver con lo que pasó entre nosotros.

–¿Meter a Demian si te parece justo?

–Es distinto, Demian estaba entre nosotros hace mucho tiempo.

Rocco me miró fijamente sin previo aviso y mis nervios aumentaron. Él estaba realmente enfadado.

–¿Y Tiziano recién ahora? –bajé mi mirada porque en eso tenía razón aunque no lo admitiría. –No hace falta que digas nada más Tomás, puedo ser todo lo que tu digas, pero idiota no... además, no hay que ser muy inteligente para saber que esa marca en tu cuello es una advertencia de él para mi ¿No?

¿Marca? ¿En mi cuello? Miré a Rocco y él tenía sus ojos entrecerrados, a punto de desbordar en lágrimas, mirando fijamente el lugar mencionado. Llevé mi mano allí, sabía que Tiziano había besado esa parte pero nunca creí que hubiera dejado algún tipo de marca. Ese muchacho era un estúpido.

Rocco largó una risa rota antes de ponerse de pie para ir por un cigarrillo. Yo sabía que él estaba a punto de quebrarse, quiero decir, si yo viera algo así en su cuerpo estaría desecho. Pero él estaba malinterpretando las cosas, no todo era lo que parecía.

Quería explicarle. Quería decirle que en realidad eso no era producto de un rato de intensos besos con Tiziano, sino que él me había acorralado exigiéndome un beso y al no dejarlo insistió besando mi cuello por algún rato no consiguiendo ni una reacción de mi parte; porque en aquel momento habíamos terminado de hablar de la llamada de Rocco y era todo lo que ocupaba mi mente.

Pero no le expliqué. A pesar de todo, verlo afectado de esa manera me hacía creer que en realidad él aún me amaba. Me hacía creer que aún había posibilidad para nosotros. Su dolor y su enojo eran un as de esperanza para mí.

–Demian nunca estuvo entre nosotros –largó con voz rota y tragué saliva. Eso también era doloroso para mí. –No de la manera que tú crees. Estuve hablando con Nano y Nacho, supongo que ya lo sabes, y me di cuenta de muchas cosas... entre ellas que fui yo quién lo metí entre nosotros, pero fuiste tú quién malinterpretó las cosas.

–No creo haber malinterpretado nada Rocco –me atajé de inmediato. No permitiría que insinuara que nos encontrábamos en esa situación por mi culpa. –Que lo nombres mientras yo te hacía el amor no es algo que yo hice mal.

–¿Nombrarlo? Suena feo si lo dices así –dijo riendo pero aún si mirarme a la cara. –Suena como si yo hubiera estado pensando en que era él quién estaba conmigo en ese momento. Yo sólo quería experimentar cosas nuevas como él lo había dicho, quería hacer algo excitante porque te sentía tan distante que quería sorprenderte.

2. Si tú quieresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora