Especial

2.7K 271 48
                                    

Especial Ignacio 1/2

No pude apartar mis ojos de Tiziano en aquel momento. El momento en que Tomás hablaba con Rocco y al parecer todo, poco a poco, parecía querer volver a la normalidad.

A pesar de haberlos visto con mis propios ojos no creí que fuera más que un juego. No pensé que a Tiziano le podía llegar a gustar de esa manera Tomás. Yo lo conocía, quizás más que cualquiera de nosotros, y nunca me había dado cuenta lo que él sentía por el otro chico hasta que vi cómo corrió sus ojos en el momento en que los dos amantes se despedían con un beso en los labios.

–Hey, vamos –dije tirando de su brazo para que nos movamos. ¿Qué sentido tenía que siguiera allí si era evidente que no la estaba pasando para nada bien? –No voy a decirte nada pero tú sabías dónde te estabas metiendo Tiziano.

–Cierra la boca –respondió de mala gana esquivando mi mirada y observando a Nano que esperaba unos pasos más adelante. –Tampoco es como si ese beso fuera a cambiar algo no.

Reí mentalmente. ¿Acaso sabía de lo que estaba hablando?

–Un beso puede cambiar todo.

–¿Oh? ¿Shakespeare está entre nosotros? –continuó con ironía pero no quise discutir con él. No le explicaría cómo habían ido las cosas entre Nano y yo luego de aquella vez que me besó. Claro que un beso podía cambiar algo, para bien o para mal, pero nada era lo mismo después de un gesto como ese. –¿Y tú que vas a hacer?

–¿Con qué?

–Ah... además de poeta ahora tienes amnesia... con Nano.

–Es algo que tengo que hablar con él –respondí de inmediato. Sinceramente aún no sabía qué iba a hacer, todavía quedaban muchas cosas que procesar. Esa noche no había sido la noche más fácil de los últimos tiempos. –No voy a permitir que te metas más.

–Discúlpame por preocuparme.

Lo miré de reojo pero no dije nada. Él no estaba de humor y yo tampoco, lo mejor sería que guardemos silencio y dejemos pasar aquel momento, ya tendríamos tiempo de hablar más calmados.

Dejamos de caminar y esperamos a Tomás que nos devolvió una mirada de incomodidad cuando frenó frente a nosotros.

–¿Vienes conmigo? –consultó Tiziano como quién no quiere la cosa. Pero mi otro amigo lo miró aún más incómodo.

–Estoy un poco cansado.

–Como sea –respondió el primero y se despidió cortantemente de nosotros.

Nano y yo también despedimos a Tomás y comenzamos nuestro regreso sumidos en un absoluto y molesto silencio. Él iba unos pasos delante de mí y yo no tenía ganas de alcanzarlo, no creía que ese fuera el momento indicado para hablar, no con él todavía un poco borracho y yo aún confundido.

Sin embargo en cuanto entramos al departamento y quise huír despavorido hacia mi habitación él cortó mi caminata con un fuerte portazo.

–Me voy en dos semanas.

Tragué saliva y lo miré sobre mi hombro negándome a girarme completamente.

–¿Irte? ¿Dónde?

–Regreso a casa.

–Esta es tú casa.

–Sabes a lo que me refiero –continuó apoyándose en la puerta y sosteniendo su cabeza con una mano.

Guardé silencio encargándome únicamente de mirarlo. Él estaba muy ebrio, tanto, que apoyado así como estaba seguía moviéndose en sus dos pies para mantener el equilibrio. Cuando se dio cuenta que ya no podía más con aquello, se deslizó y hasta quedar sentado en el suelo.

2. Si tú quieresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora