Especial 3/4

1.9K 243 21
                                    

Especial Tiziano 

Esa tarde de río ellos fueron primeros y nosotros nos quedamos. No recuerdo bien esas noche ni las siguientes hasta que empezaron las clases... un día terminé en el hospital por una intoxicación, esa fue la última vez que consumí drogas, había tocado fondo y no quería seguir así. Ver a mis padres llorando en la sala del hospital porque casi no la cuento dos veces fue la imagen más devastadora que nunca había presenciado, eso fue basta para mí... claro que las fiestas y el alcohol no era algo que dejaría fácilmente y fue así como, poco a poco, me comencé a acercarme a Rocco. Él parecía un buen muchacho, comenzaba a entender porqué Tomás insistía con él, era misterioso y eso llamaba la atención, pero nada más, no había nada particularmente especial con él.

Había descubierto que cuando Rocco entraba en confianza hablaba mucho, y una noche de borrachera me contó que Tomás le había dicho que era "su cosa favorita"; me preguntó si eso era algo que estaba bien y yo sólo me reí diciéndole que no era para nada dulce o romántico, que no había que tratar a las personas así y él sólo dijo "nunca pensé de ese modo, sólo quería saber si está bien o no". Aparentemente no hablaba con Nano o Ignacio de estas cosas, él necesitaba un amigo y se estaba apegando a mí, pero yo ponía distancia, no quería ser su amigo, yo quería que él se separara de Tomás, costara lo que costara.

Es por eso que aproveché cada oportunidad para meter cizaña y crear malos entendidos entre ambos. 

Una vez encontré a Tomás en un bar y le dije que Rocco sólo estaba con él porque era demasiado bueno para rechazarlo, que en realidad no lo soportaba y que de hecho ni siquiera le caía bien... el dolor que vi en sus ojos fue algo que hasta me lastimó a mí ¿Podía quererlo tanto como para que unas burdas palabras dichas por una basura como yo le hcieran tanto mal? Esa noche él terminó pegándome pero mi cometido estaba cumplido: él y Rocco estuvieron distanciados por algunos días.

La cosa se puso peor cuando, al parecer, habían peleado y Rocco había salido conmigo todo ese fin de semana. No quiso hablar del tema pero era evidente que no quería pensar demasiado, se metió bastantes cosas en sus organismo, lo sabía porque yo era el encargado de vendérselas, de hecho le fié algunas que me pagó el primer día de clases de la semana siguiente. En ese momento le descubrí una marca de un beso en su cuello pero me negué vehementemente a que había sido hecha por Tomás; se rumoreaba que Rocco estaba de novio con una muchacha llamada Flo y la verdad es que me había convencido a que era así. Él no parecía estar interesado de ese modo en Tomás, Rocco no tenía pinta de ser gay pero vamos, no es que hubiera un maldito estereotipo ¿No? Tomás ni yo lo parecíamos tampoco y él amaba a Rocco mientras yo estaba absolutamente obsesionado con él.

Pasaron unas cuantas semanas en las que ellos dos ni siquiera se miraban, era estúpido pero me sentía mal por ambos. Por Rocco porque había perdido un amigo y por Tomás porque parecía tener el corazón roto... sea lo que fuera que había pasado era evidente que Tomás lo había abordado y Rocco le había dado el corte. Mi problema era tratar de entender porqué si Rocco lo había rechazado se veía tan mal también, porque salía todo el tiempo y porqué rechazaba a cada chica que se le declaraba. Yo sabía que algo no iba bien en todo eso.

En una de las tantas salidas Rocco había desaparecido en medio de ella y no aparecía por ningún lado, la cara de desesperación de Tomás me rompió el alma. Él estaba absolutamente enamorado de Rocco y me di cuenta que no había nada que yo pudiera hacer.

Decidí volver a lo de antes, observarlos desde lejos y ver cómo poco a poco Rocco caí en sus redes. Poco a poco Rocco comenzaba a verlo como yo lo había hecho: como si no existiera absolutamente nada más en todo el puto universo.

Me alejé de ambos y sólo mantuve relación con Ignacio y rara vez con Nano, pero nada que me involucrara demasiado con los otros dos, me hacía mal verlos y cada vez se complicaba aún más conseguir una chica que me hiciera olvidar mis sentimientos por Tomás. Pero claro que no todo sería fácil porque resultaba que el idiota de Rocco me había tomado cariño y quería que las cosas entre Tomás y yo se solucionen, que volvamos a ser amigos. Si él supiera el error que estaba cometiendo...

Tomás me escribió una tarde y me sorprendió bastante, él nunca me había escrito antes y pensé que algo malo había pasado, pero no, él sólo quería juntarse a charlar conmigo. Supongo que tantas tardes de estudio con Rocco y algunas salidas lo habían convencido para que volvamos a ser amigos. Ahora ya no sabía si eso era o no tan buena idea.

–Hey –saludó dándome un sobresalto, realmente estaba muy nervioso. Lo disimulé con mi famosa sonrisa socarrona.

–Amigo ¿A qué se debe el placer de tu compañía? –consulté dándole un apretón de manos. Él no respondió por lo que decidí buscar una mesa en el lugar donde nos habíamos citado. Tomamos asiento y suspiró largando la razón por la que estaba allí.

–Rocco me pidió que hablara contigo –dijo dejando la cuestión en el aire. Sonreí.

–Una mala decisión sin duda, él no sabe lo que está pidiéndote.

–Dice que te nota realmente arrepentido –continuó sin prestarme mucha atención pero luego me miró fijamente a los ojos – y que por mi actitud aún me importas un poco

–¿Lo hago? –consulté con verdadera curiosidad pero sin darme cuenta. Sentí el calor extenderse por mis mejillas y tragué saliva desviando mis ojos de su rostro porque podría llorar como un niño en cualquier momento.

–No lo sé –suspiró estirándose un poco. – Sigues siendo un idiota y no creo que esa concepción que tengo de ti cambie algún día, lo que hiciste no te lo voy a perdonar nunca.

–Lo lamento –dije apenas en un susurro. Me costaba mucho disculparme, él debería darme un premio por aquello, de hecho no debería haberlo dicho de nuevo. Hacía tres años ya lo había dicho pero seguramente él no lo recordaba. –No quería ser un idiota y realmente me puse mal cuando Dana me dijo que había perdido el niño... no podría haberme hecho cargo porque apenas tenía 16 años y ni siquiera la amaba pero estaba seguro que tu familia se ocuparía bien de ello.

Dije todo de una vez. Sí era cierto que cuando una de sus amigas me había dicho que perdió el niño me había dolido, no porque fuera mio, de todas maneras nunca me iba a hacer cargo, pero sí porque había oído que Dana y su familia se había encariñado con el crío.

Tomás suspiró con molestia.

–Aunque no nos correspondía –dijo.

–Aunque no lo hiciera, pero lo hubieran hecho porque ustedes son así. Los conozco demasiado para saber que no la hubieran dejado sola. No creo que haya cambiado mucho a pesar de que te lo dije algún tiempo atrás. Sigo siendo el mismo de hace dos años atrás Tomás, no sé si el pedido que te hizo Rocco es el mejor que pudo haberte hecho –advertí con vergüenza y dolor.

–¿No quieres que solucionemos las cosas? –él parecía algo confundido y era evidente que yo no estaba siendo muy claro.

–Claro que quiero, pero no quiero volver a fallarte –confesé en un susurro. Él tardó unos segundos en responder, unos eternos segundos.

–Mientras no te metas una vez más con Dana y la embaraces no pasará a mayores . No será fácil que vuelva a confiar en ti pero haré el intento...

–De acuerdo –dije sonriendo porque mi preciada segunda oportunidad estaba frente a mis narices.

–Y no te metas con Rocco –continuó obligándome a bajar la mirada ¿Por qué tenía que nombrarlo ahora mismo? –Puedes ser su amigo, de hecho, ya lo son, pero nada más que eso.

–Rocco no me gusta de esa manera.

–Mejor.

–Pero –comiencé mirándolo intensamente porque no podía callarlo más, no ahora que sabía que siendo hombre podía tener algún tipo de oportunidad con él. Abrí la boca y lo escupí, pero el grito de Ignacio opaco mis palabras. 

Me gustas tú. 

Eso había dicho. Lo había dicho en voz alta y me había dolido la garganta pero era la primera vez que lo había reconocido, inclusive hasta ese momento ni siquiera lo había admitido en mi cabeza y mi oportunidad había sido arruinada por mi amigo.

Tomás insistió en preguntarme qué iba a decirle una vez que nos hubiéramos quedado solos, pero le inventé una excusa y cerré mi boca, porque yo creía en todo eso de los momentos y si había sido interrumpido entonces debía esperar un poco más.

Un tiempo después Rocco y Tomás formalizaron su relación aunque ya todos lo supiéramos. Traté de mostrarme sorprendido pero sé que no funcionó, que ellos lo haya dicho en voz alta había sido lo mismo que había pasado conmigo, se había hecho realidad y no había vuelta atrás.

2. Si tú quieresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora