Mi Mejor Error #MME1

CAPÍTULO 8

La novia de Nick estaba subida a él dándole besos por toda la cara.

–Te he echado mucho de menos, osito– dijo para después poner los pies en el suelo y abrazarle.

–Nos vimos hace una hora, mi amor– contestó el "osito" de la rubia.

Parecía una barbie... Rubia, tonta y toda operada.

–Lo see– alargó– ¿Y tu quién eres?– se dirigió a mi cruzándose de brazos.

–¿Yo? nadie, nadie– dije intentando ir hacia mi clase pero ella me lo impidió poniéndose delante– Ey, ¿me dejas pasar?– pregunté lo más educada que podía ser.

–¿Qué estabas intentando hacer con MI novio?– preguntó recalcando la palabra "mi"

–Alba... Solo es una amiga– intervino Nick.

–¿Si? Pues a tu amiga le voy a arrancar los pelos– dijo con intención de agarrarme pero Nick si lo impidió.

–Por favor, Alba. Guarda tus celos– pidió su novio.

–Intenta tocarme un pelo y te enteras– amenacé para después pasar por su lado victoriosamente.

Oí que gritó un par de cosas más pero no le hice ni caso y seguí mi camino.

Ya ha tocado el timbre de final de clases. No ha sido tan horrible como pensaba. Aparte de las miradas de odio del grupo de las amigas de Alba por todo lo demás bien.

Encontré a Emma con un grupo de chicas.

–Ay Lena, perdóname pero tengo que ir a hacer un trabajo con ellas. Mira, ella es Sonia– dijo señalando a una chica pelirroja– y esta es Mirian– dijo señalando a otra chica rubia como Emma y con gafas– Chicas, esta es Lena.

–Encantada– dije sonriendo.

–Igual– contestaron ambas a la vez a lo que rieron.

–Lo siento por no poder ir contigo hoy a casa– dijo triste.

–No te preocupes. Ya me se el camino– dije para después despedirme de ellas y emprender mi camino de vuelta a casa.

Cuando iba casi por la mitad alguien gritó mi nombre. Me giré y vi a Nick corriendo hacia a mi.

–Oye Lena, disculpa a Alba. Es muy celosa, no quería decirte eso...– se disculpó.

–No, si no me importa– dije riendo– Aunque no le vendrían unas clases de control– dije más para mi que para él.

–¿Qué?– preguntó confundido.

–Nada, nada– solté una pequeña carcajada.

–Está bien...– empezamos a caminar– Va, cuéntame algo de ti– me dijo.