Mi Mejor Error #MME1

CAPÍTULO 27

Y ahora me encontraba tumbada en mi cama mirando al techo.

Mi madre me había quitado el móvil, las llaves, hizo que la tele no funcionara y me obligó a estudiar. Por parte me vino bien ya que tenía algún que otro examen próximo.

Del aburrimiento me leí el libro de historia y el de lengua enteros de los cuales no entendí nada.

Asco.

De pronto oí el ruido de una puerta cerrarse. Rápidamente salí de mi habitación y fui al salón. Oí las llaves girar en el cerrojo cerrando la puerta.

Me acerqué a esta y tiré del pomo.

–¡Eh! ¡No me puedes dejar aquí! ¡ÁBREME! ¡No seas idiota!– grité con todas mis fuerzas a la vez que golpeaba la puerta con ambas manos. Miré por la mirilla y vi a mi madre espaldas a mi esperando al ascensor. Cuando este llegó, se metió dentro y bajó en él– ¡¡Eehh!!– volví a gritar una vez más.

Apoyé mi espalda en la puerta y me deslicé por ella hasta sentarme en el suelo. Quité mi pelo el cual estaba por mi cara y solté un largo suspiro.

–Y ahora que hago– dije casi susurrando.

Como un rayo me levanté y corrí hasta la cristalera. Miré abajo y vi a quienes quería ver. Golpeé la cristalera haber si captaba su atención pero fue en vano.

Me eché hacia atrás y me puse a pensar. Volví a acercarme a la enorme ventana. Lo malo es que no tenía por donde abrirse.

Acaricié el cristal como si fuera oro mientras le miraba.

–Date la vuelta por favor...– dije apenas susurrando y como si me hubiera oído miró en mi dirección.

Abrí los ojos todo lo que pude y me puse a hacer señas intentando decir que estaba encerrada.

Dani picó con el dedo a Nick. Le dijo algo y miró para arriba.

Volví a hacer los mismos gestos. Por la cara que puso deduje que este tampoco lo entendió.

Vaya par...

Hice el gesto de que vinieran y este si lo entendieron. Me acerqué a la puerta y hasta que no los oí no presté atención.

–¡Sacarme de aquí!– grité.

–¿Pero por qué no abres la puerta?– preguntó quien creo que fue Nick.

–¿Si pudiera crees que os habría mandado subir?– pregunté irónicamente– Mi madre me ha encerrado.

–¿Qué has hecho?– preguntó Dani.

–¡Nada!–grité ya molesta...