En cuanto abandoné el instituto, comencé a buscar a Matt entre la multitud de alumnos. La imagen de la rubia pronto estuvo frente a mí, y como cada día, me despedí de ella con un abrazo. Cata es alguien bastante cariñosa.
—Después me cuentas todo, ¿Oíste?— Pidió en tono amenazante, pero con una sonrisa sobre sus labios —Y que no se le ocurran cosas raras porque me conocerá— Otra vez ese maldito dedo índice suyo entre mis ojos.
—Te oí— Contesté frunciendo el ceño mientras alejaba su dedo con mi mano.
—Así me gusta. Te quiero— Tirándome un beso cruzó el portón, incrustado en la muralla que separaba nuestra preparatoria con el mundo exterior.
Al pasar, se topó con Matt, a quien saludó con un movimiento de dedos. Según ella él era un buen partido, pero igualmente iba a mantenerlo a raya.
Reí a causa de aquel pensamiento mientras me acercaba al galán con quien ahora salía. Me paré a centímetros de él, sin saber exactamente qué hacer o decir, no estaba segura de cómo debía comportarme, aún no tenía la suficiente confianza. Por suerte y como siempre venía haciendo, fue él quien tomó la iniciativa, agarrándome por la cintura me pegó a su pecho y con suavidad chocó sus labios contra los míos.
No sólo era sexy, sino que dulce también, me había sacado la lotería con este hombre.
Descubrí que a Matt no le importaba el "qué dirán", que su postura social no iba a impedirle hacer lo que se le venga en gana, y eso me gustaba, decía mucho de su forma de ser. Dejaba muy en claro su carácter y admiraba eso.
A un costado nuestro, estaba el típico grupito de los "populares". La escasa agrupación no pasaba de cinco integrantes, los cuales eran supuestos amigos de Matt, pero nunca lo vi reír sinceramente con ellos. Los egocéntricos miraban atentamente las muestras de afecto de mi chico hacia mí y balbuceaban cosas, que obviamente no llegaba a escuchar.
—Tus amigos... Nos miran raro— Divulgué arqueando una ceja, sin sacarles los ojos de encima.
—No son amigos, pero sí, lo sé. Dicen que hago el ridículo estando contigo, que debería estar con una chica a "mi altura", traducido, con una de ellas— Explicó sin mosquearse.
De repente sentí una punzada en mi pecho ¿Por qué alguien haría el ridículo por estar con equis persona? Es un pensamiento totalmente estúpido, pero hiriente al fin y al cabo.
—Entonces, deberías terminar con esto— Con la angustia haciéndose una con mi voz, miré sus orbes.
No tenía miedo de que me dejara, no estuvimos ni una semana juntos. Sin embargo, me gustaba pasar el tiempo con él y no quería que todo acabara por algo tan tonto como un grupo de aficionados a los estereotipos.
—¿Estás loca?— Una sonrisa surgió sobre sus labios mientras que con sus manos tomaba mi rostro. Pronto sus pulgares comenzaron acariciarlo, calmando lo alterado de mi corazón —Esto recién comienza. Ellos pueden irse bien a la mierda, son insoportables y demasiados falsos. Te prefiero mil veces a ti.
Sonreí y mordí la esquina de mi labio inferior. Sabía que y cuando decir las cosas, era perfecto hasta para eso.
—Escúchame bien, Natalia— Volviéndose serio, fijó su mirada en la mía —Jamás ¿Me oyes? Jamás les hagas caso a nada de lo que te digan y tampoco les prestes atención. Son bastantes hirientes si se lo proponen. Puedes quedarte tranquila, que por más idioteces que digan, nunca voy a permitir que te aparten de mi lado.
Inmediatamente, sus brazos me arroparon e instantáneamente correspondí su abrazo con toda naturalidad. Poco a poco, comenzaba a perder esos nervios que sentía cada vez que me tocaba. Estar con él me hacía sentir plena, llenaba un como un hueco que ni siquiera sabía que existía.
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Siempre has sido tú
Teen FictionTres vidas se cruzan, dos de ellas arrastran un latente pasado en común, la tercera es la llave que las conecta. Un amor inquebrantable ante cualquier circunstancia. Un hombre que sabe amar, en todas sus formas. Un amigo, no tan nuevo, que vuelve...