Capítulo 54

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Mordí mi labio inferior a la vez que dejaba caer mis parpados —Esto terminará mal— Susurré entre suspiros mientras las manos de mi novio seguían acariciando mi piel, con deseo.

Dejando un rastro de besos sobre mi cuello, suspiró, dejándome deleitar el calor de su aliento contra mi piel —¿Hay algún problema con eso?— Posicionó su rostro frente al mío, una sonrisa sobre sus labios no tardó en aparecer, arrebatándole una a los míos.

—Sí— Musité arqueando una de mis cejas.

—¿Y, cuál es?— Con suavidad comenzó a rozar su boca contra la mía, dejando que nuestras respiraciones se mezclaran.

Después de recibir una mordida de sus dientes sobre mi labio inferior, suspiré intentando no caer en su juego —Que estamos en medio de una fiesta— Solté riendo.

Haciendo un gesto de aprobación, contestó —Eso puede arreglarse— Lentamente se acercó hasta entrelazar nuestras bocas, relamiendo mis labios saboreé el gusto de su sabor, en cuanto finalizó nuestro beso.

Tomando mi mano nos llevó a uno de los sillones de la sala, por suerte ese rincón de la casa estaba despejado de personas y la oscuridad reinaba en él. Matt se sentó primero aun sujetando mi mano, en un rápido movimiento me atrajo hacia su cuerpo y me acomodó sobre sus piernas para quedar de lado hacia su pecho.

Entre tanto nosotros nos perdíamos en nuestro propio mundo, o, mejor dicho, yo me perdía en sus caricias intercaladas de besos, un fuerte golpe en mí cabeza me regresó a la realidad, sacandome de la fantasía que tanto disfrutaba. Extrañada y sobresaltada a la vez, me separé de la boca del castaño con torpeza, sentí a Matt removerse debajo de mí. Volteé y divisé a mi mejor amiga cruzada de brazos a mis espaldas, con el ceño fruncido la miré en busca de una explicación, pero, un pequeño quejido de Matt me incitó a verlo, él relamía su labio inferior, a la vez que apoyaba dos de sus dedos sobre él para después observarlos.

—¿Estás bien?— Pregunté en cuanto vi un pequeño brillo sobre las yemas de sus falanges.

Sus ojos viajaron hasta dar con los míos, con una sonrisa ladeada respondió —Sí tranquila, no es nada— Me guiñó un ojo y volvió a pasar su lengua sobre el pequeño rasguño que mis dientes le habían causado.

Bajándome de su regazo y poniéndome de pie, roté sobre mí misma para mirar a la rubia a la cara —¿Pasó algo?

—Sí, el chico que me sacó a bailar está ocupado vomitando una linda planta, del piso de arriba— Comentó riendo, haciendo una mueca de asco reí con ella.

La mano de Matt acariciando mi cintura logró estremecerme, pasé un mechón de pelo tras mi oreja y relamí mis labios —Entonces, baila con nosotros— Propuso mi novio.

—Tienes suerte de ser tú la novia y no otra, si no, ya lo hubiese robado— Respondió señalándome con el dedo sin dejar de reír. Puse los ojos en blanco y comencé a empujarla para que caminara.

Con un vaso cada uno, volvimos a bailar, el alcohol había comenzado a hacernos un leve efecto, reíamos de cada palabra mal formada que salía de la boca de Cata. Matt no tardó en pegarse a mí y moverse a mí ritmo, dejándome disfrutar de él, más de la cuenta. Sonreí a la vez que sentía mis mejillas arder ante el contacto de mi cuerpo contra el suyo.

—¡Hey!— Se quejó la rubia apartando los brazos de mi novio de mi cintura —Eso no se vale, no pueden bailar juntos.

Una figura masculina la tomó por la cintura alejándola de nosotros —¿Y si tú bailas con conmigo?— Interrogó sobre el blanquecino cuello de la rubia.

Zac rodeó el flaco cuerpo de ella con uno de sus brazos, con movimientos lentos se unió al baile que Cata había comenzado.

Dejamos los minutos pasar, giré sobre mis talones quedando de frente al castaño, los besos entre nosotros no faltaron. Dándoles un respiro a nuestros cuerpos, elevados en temperatura, salimos para fumar un cigarrillo juntos. Afuera nos encontramos con mi hermano, estaba jugando al típico juego de quien embocaba la pelota en el vaso, su rival debía beber todo el contenido de dicho recipiente. Nos acercamos a él y jugamos una ronda cada uno en su lugar, habíamos conseguido hacerlo ganar. Riendo volvimos al interior de la casa con Nicky acompañándonos.

Siempre has sido túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora