Capítulo 52

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El momento se había vuelto tenso, todas las miradas estaban puestas en Mike. Su rostro estaba pálido, sus ojos se posaban en cada uno de los nuestros una y otra vez. Sin embargo, no estaba segura de distinguir remordimiento por lo que le había hecho a mi amiga, y eso generaba más ira en mí. Quería golpearlo y gritarle un millón de cosas a la vez.

Zac hizo dos simples pasos hacia delante, su mirada estaba perdida. Sus pupilas dilatadas estaban puestas en un punto fijo, en él, Mike retrocedió en cuanto vio al morocho írsele encima. A medida que mi amigo se acercaba, su objetivo se sobresaltaba y movía sus manos, nervioso.

La vista del ex de Catalina se dirigió con rapidez a Matt, miré al castaño esperando su reacción ante el llamado de auxilio, él negó con su cabeza y cerrando los ojos, la agachó.

–¿Dejarás que este traidor me golpeé?– Cuestionó sin apartar la vista.

–¿Disculpa?– Entre dientes Zac habló.

–¡Aquí el único traidor eres tú!– Soltó Cata en un grito casi desgarrador que provocó que Zac apretara sus puños con más fuerza, volviendo pálida la piel de sus nudillos.

La voz del morocho lo había obligado a mirarlo por una fracción de segundos, queriendo mantener su postura volvió a dirigirse a mi novio sin prestarle atención a la rubia –Perdóname, Matt, pero que yo recuerde hace unos años él te arrebató a la mujer que amabas– Un fuerte revoltijo se produjo en mi vientre y un fuerte choque eléctrico en mi espalda baja. Miré a Matt instintivamente, sus ojos ya estaban clavados en él y sus manos hechas puños, su cuerpo estaba trabado, y su mandíbula tensa.

–Cierra la boca, Mike– Susurró el mariscal, queriendo controlar la situación y a sí mismo.

–Este año intentó hacerte lo mismo con Natalia– Continuó evadiendo sus palabras –¿Y tiene la cara dures de enfrentarme, y encima acusarme?– Los ojos del defensor buscaban en su amigo, un aliado en la pelea que sabía, no ganaría –¿Lo defenderás a él? ¿Después de todo lo que te ha hecho?

–Sí– Contestó con firmeza –Porque él no haría semejante estupidez, como la que tú acabas de hacer– Con su dedo señaló las gradas.

–¡Rompió tu cabeza Matt, por Dios santo!– Exclamó alzando los brazos –¡Por su culpa te internaron de urgencia!

–¡Sino cierras la maldita boca, yo romperé la tuya!– Finalizó el mariscal acercándose a su amigo –¡Esto no es una competencia!, y si lo fuera, de igual forma tú perdiste– Acusándolo con el dedo seguía arrimándose a él –Puedes pelear conmigo las veces que quieras, puedes romperme la cabeza y amar a la misma mujer, y te perdonaría– Bajando el tono de su voz quedó frente a Mike –Porque podemos tener diferencias, porque no puedes elegir de quien enamorarte– Con una expresión de asco continuó –Pero lo que tu hiciste, eso sí no puedo perdonarlo. Esta mujer te quería– Confesó señalando a Cata –Y la traicionaste de la peor manera.

–Sabías como era cuando me la presentaste. ¿Qué esperabas Matt?, ¿Que juegue a la pareja perfecta como tú? ¿Qué me enamore?

Una sarcástica risa brotó de Zac, todos posamos nuestras miradas en él ante su repentino acto. En cuanto lo escuchó reír, Mike tensó su cuerpo y tragó con fuerza, sus ojos temblaban a la vez que lo observaban –Eres un maldito y para colmo, un cobarde– Elevando la vista mi mejor amigo lo miró –No eres mujeriego, eres idiota.

–¿Por qué mejor no te preocupas por tus chicas en vez de la mía?– Se burló retándolo –Ah no, cierto que una ama a tu hermano y la otra a tu mejor amigo– Con una sonrisa ladeada Mike sonrió, Zac asintió frotando su lengua contra las paredes internas de su boca –Discúlpame.

Siempre has sido túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora